En febrero, un día cualquiera. Me encuentro sin querer en un tumulto porque van a vender harina, azúcar, atún y artículos de higiene personal. A medida que pasan los minutos, mi incomodidad crece. Empleados de una alcaldía cercana al local comercial comienzan con su discurso en contra del gobierno nacional. Los ánimos se van caldeando, llega la policía municipal, luego una mujer de la policía del estado y pasados unos minutos, dos policías nacionales en sus motos. El desorden va en aumento y los gritos contra el desabastecimiento, el agua y las colas también suben de temperatura. Parece que no van a vender porque no hay seguridad. Suena el teléfono, es el camarada Febres Rodríguez, quien me invita a compartir un rato y tomarnos un café. No lo pienso dos veces y salgo de ese caos provocado por agitadores políticos adversos al gobierno revolucionario. Voy molesto. He observado con dolor, como manipulan a nuestro pueblo y me pregunto: ¿Dónde están nuestros líderes? ¿Por qué no están acompañando y orientando a nuestros compatriotas? En eso llega el gallito Febres y nos vamos por el café. Una buena y sabia decisión. El camarada me habla sobre las acciones de la derecha en diferentes sectores de nuestra sociedad. Pero cuando me comenta y escribe en un papel sobre las semejanzas de Cristo y Marx en lo social, mi atención subió al 120%. Lo escucho atento. Sigue el gallito con su conversa sobre los valores cristianos y marxistas de justicia, complementariedad, ayuda mutua, solidaridad… Le interrumpo para comentar que algo hay que hacer para crear conciencia revolucionaria. Debemos acompañar al pueblo en sus luchas. Ya decía Marx que la naturaleza del capitalismo se hace visible en una crisis ya que esta permite ver cosas que permanecían ocultas. Queda claro que en el sistema todo gira en torno a las ganancias y no a las necesidades humanas. Su objetivo es acumular capital. De lo anterior se desprende algo básico: hay que estudiar al enemigo. Su lenguaje, sus ideas, lo que hace y dice y sobretodo, lo que no dice. Hay que aprender a ver todo en su complejidad pero desde nuestra propia perspectiva. Que buena reflexión la del camarada.
Al superar el ayer se abre el camino para el mañana. Hoy se construyen las bases de un mundo mejor. Un mundo cristiano, revolucionario, bolivariano, socialista y chavista. Eso me hace recordar a la gente en la cola y bajo el sol. Recuerdo que los deseos son ilimitados y las necesidades limitadas. Recuerdo que debemos comprender la dimensión discursiva – simbólica de la comunicación en el mensaje capitalista. Recuerdo que el mercado se confronta con los deseos y no con las necesidades. Recuerdo que la información que nos llega del norte imperialista está contaminada con los valores capitalistas.
Recuerdo que somos libres si rompemos con la rutina de reaccionar. Actuar por "instinto". Eso lo hacen los animales domesticados, disciplinados, dirigidos y nosotros, se supone, no somos nada de eso. Nosotros somos seres pensantes, por ello somos el hombre nuevo que construye la esperanza. Recuerdo que Febres Rodríguez es cristiano en lo social sin contradicción alguna con su condición de ateo y comunista. Recuerdo que el modelo socialista para América Latina y el Caribe debe ser "creación heroica". Lo dijo Mariátegui "No será calco ni copia…". Cada país nuestro avanza en su proceso de liberación colocando en el centro al ser humano. Recuerdo que debemos orientar al pueblo. Guiarlo. Recuerdo que el socialismo del SXXI es humanista, progresista, liberador, nacionalista e integrador. Es Patria Grande. Es la revolución del hombre. Es amor al planeta y a la humanidad. Es un hombre nuevo que triunfa sobre los valores capitalistas.
Gracias Gallito por el café. Estos son los detalles que hacen la diferencia. Sigamos juntos construyendo la Patria Socialista.
@jj_aguiar