Estos últimos seis días nos dispusimos con gran esfuerzo, pues hace ya mucho rato que entramos a la fila de la tercera edad y, por supuesto, nos cuesta demasiado estar parados en una cola por largas horas o estar del timbo al tambo buscando productos para la dieta diaria, como la harina arepera, el café, el azúcar, el jabón de tocador, el arroz, el papel de baño y nada que logramos hallarlos, ni siquiera en los días que por nuestro número de cédula nos corresponde acceder a los bienes regulados.
Otros alimentos esenciales para la dieta, como: pollo, carne, pescado, quesos de todo tipo, leche, productos del agro, como la cebolla, el tomate, la papa, ni qué hablar, se logran verlos en abundancia en los supermercados privados, pero sus precios de venta al público se hacen inaccesibles para quienes recibimos sólo una jubilación muy baja y la pensión de vejez.
Hablamos durante este recorrido con mucha gente de la tercera edad y otras de menores edades y, sin excepción, llegamos a la conclusión de que, en su gran mayoría, no cree que esta situación de escasez de bienes y sus altísimos precios, sean producto de una guerra económica, más allá de que algunos muy pocos, no descartan que la gente de la oposición tenga mucho que ver con ello, sino más bien alegan, en tono -inclusive- bastante airado, que no entienden cómo el gobierno no termina de coger el toro por los cachos y de inmediato adopte urgentes planes que hagan posible que la gente de todos los estratos, en particular la de los sectores más humildes y de las llamadas clases medias y medias-bajas o medias-medias (?), se les permita a través de mercados abiertos y de los cientos de mercales, pedevales y bicentenarios que tiene a su cargo el Estado, acceder a esos bienes fundamentales. Un anciana que vive en la Cota 905 nos dijo que el único Mercal que allí había lo cerraron y personalmente comprobamos que el Bicentenario del CCCT tiene en remodelación más de año y medio y nada que lo abren e igualmente damos fe que el de Macaracuy ya tiene más de un mes vacío casi todo el tiempo y esa gran falla, replicaba un señor mayor que nosotros, pero que anda con muletas por daños severos en un pié, "estoy seguro, que nuestro presidente obrero, Nicolás, no está enterado de esto, porque se lo ocultan…"
De manera que ante este terrible cuadro de penurias que aqueja al pueblo, el gobierno debe, en lo inmediato, sin dilaciones de ninguna índole, conformar equipos de apoyo técnico, que incluyan expertos confiables y con probada experiencia en tareas de fiscalización y control, para que se ofrezcan a través de una drástica intervención de las cadenas privadas de distribución, en mercados abiertos en todos los sectores de las ciudades, sin distingos de ninguna naturaleza, así como en los cientos de locales de las redes del Estado, todos esos productos que la gente necesita para poder vivir y así acabar con el martirio de las colas.
Esa es la emergencia mayor que tiene el país y que debe ser atendida de inmediato. No creemos que sea necesario para adelantar un plan audaz de esa naturaleza, el apoyo de la derecha fascista que hoy controla la AN….