Si se quiere acabar con las colas, ciérrense los pedevales, mercales y bicentenarios. A los comerciantes al detalleo, exíjaseles ampliación de sus plantas físicas.
Los supermercados estatales (mercales, bicentenarios, pedvales y afines) ya perdieron vigencia, les han servido más a los bachaqueros, a los traficantes de extracción y a los corruptos encargados de su administración, y los consumidores han quedado en las criminales manos de esos traficantes ilegales. Esto no lo decimos nosotros, lo informa el pueblo y el gobierno lo ha verificado y ratificado con los casos de algunos de ellos que confrontan juicios en calidad de reos.
En lugar de esos grandes centros de abastecimiento, muy buenos para que sus administradores hagan cuantas trampas se les acurra, con inventarios disponibles para destinarlos a su antojo al mejor postor, el Estado debe armar centros para el abastecimiento al mayoreo de combos familiares que serían adquiridos por algunos intermediarios parroquiales quienes a su vez les revenderían a distribuidores domiliciliarios en cada barrio de las parroquias. Se trata de ventas a domicilio de bolsas de mercancías propias de la cesta básica.
Esos combos bien podrían ser pequeños y medianos para satisfacer diferentes consumidores, habida cuenta de que unas familias son más numerosas que otras.
Los consumidores serían registrados con captahuellas y estas ventas pudieran ser semanales o quincenales. Los domicilios abastecidos también quedarían registrados. Son pequeños pero eficaces controles que irían evitando la infiltración de bachaqueros como buenos mutantes que son al igual que cualquier comerciante.
Las sanciones a los nuevos corruptos, con inclusión de falsas familias que pudieran aparecer, deben ser fuertes e inmediatas sin mayores protocolos fiscales. Ya es vox pópuli que nuestra Fiscalía ha sido muy tolerante con estos delitos. Ha actuado estrictamente apegada a Derecho y sin embargo es tildada de irrespetuosa de los DD HH-de los delincuentes.
