No puse el título impulsado solamente por lo que dijo Juan Barreto en el programa de Vladimir Villegas, como tampoco por el artículo de Néstor Francia titulado "Los chavismos de Juan Barreto". Menos por éste último cuando, desde hace más de un año, dos personajes muy sensitivos y persuadidos que aquí el proceso revolucionario y socialista marcha bien, como sobre ruedas, suelen ponérmelo de ejemplo de cómo abordar el asunto venezolano y sobre todo el proceder del gobierno. "Mírese en Francia", ha solido decirme, "quien bien sabe interpretar lo que aquí sucede". Lo puse por la alegría y el aliento que me produce que mucha gente de repente se haya dado cuenta, si no persuadido, que veníamos, venímos y andamos mal. Que aquellos ruidos provenientes de allá arriba, desde donde se desparrama el agua, están diciéndonos que el chorrerón venía, o mejor, venían los problemas que ahora confrontamos. Que no eran vainas de los criticones por joder, envidia, falta de fe, convicción revolucionaria y patriotismo, sino que como no había razones para no escuchar, nada ni nadie les tapaba los oídos, ni que o quien les embarbascara, oyeron los ruidos y estaban, como siguen estándolo, obligados a advertir. Porque hacer lo contrario, callar por no incomodar, es algo así como desleal. ¿Cómo conciliarse con quienes hicieron lo que hicieron durante años y ahora "descubren", navegando en las tablas que dispersó el naufragio, que había que romper con el rentismo petrolero?
En efecto, mucha gente se ha dado cuenta que no basta con percibir con claridad, les sobra el talento, tampoco decirlo en voz baja, entre telones o a jefes que no quieren escuchar, o creen que todo marcha viento en popa o les interesa que sigamos como venimos. Llegados a esta encrucijada, se han visto obligados a decir lo que antes no decían, quizás para salvar la responsabilidad que eso implica. Parece como muy malo, debe hasta producir pesadillas, ver al amigo hacer las cosas mal y no advertirle, callarse o hasta alentarle: "¿Siga, va bien".
Es maravilloso que un hombre de tanta audiencia como Eleazar Díaz Rangel, haya retomado su vieja actitud crítica y valientemente haya planteado el asunto relativo a Agro-Isleña o Agro Patria. Sobre todo denunciado como en esta última, la que administra o gerencia el gobierno, se hace toda clase de negocios sucios que en definitiva afectan la producción y consumidores. Es excelente que José Vicente Rangel, un hombre de tanta credibilidad y audiencia, haya abandonado aquel tímido estilo de los últimos años de denunciar únicamente pequeñas anomalías en alguna parte de la administración pública que generalmente aluden a funcionarios de bajo nivel y opte ahora por asumir posición crítica ante problemas puntuales o acciones y omisiones del alto gobierno. Conducta aquella ajena al viejo estilo del José Vicente de la IV República que lo enfrentaba a las cúpulas represivas gobernantes de entonces.
No es poco significativo y valioso que Pérez Pirela, con todo el talento que pareciera tener, haya dejado en parte esa actitud de publicista político y empiece, aunque todavía tímido, a ver detrás del lado oscuro de la luna. Es reconfortante verle y oírle poner los recientes trabajos críticos frente al gobierno de Eleazar Díaz Rangel, José Vicente, de Clodovaldo Hernández y más cuando agrega sus propias opiniones en el mismo sentido.
Me ha agradado, como en dos artículos seguidos, Néstor Francia, abandona su anterior estado idílico y ahora reconoce como inadecuado que hubiésemos venido diciendo que esta es una sociedad socialista y plantea el asunto en lo que llamaría sus justos términos. En artículo anterior, habló del sectarismo oficialista, de quienes diseñan la política gubernamental que habla y actúa de manera que "Para muchas personas del pueblo que han simpatizado con el presidente Chávez, el chavismo les parece un cuerpo extraño, algo que está fuera de ellas, como sí se trata de eso, de una secta que anda por su lado, haciendo sus reuniones, vociferando sus consignas, repitiendo sin cesar sus frases hechas, vegetando en sus propias y excluyentes leyendas urbanas".
Claro, fue como muy abstracto, más allá de lo terrenal, cuidadoso de pisar terreno minado, pero algo malo observa y lo denuncia en ese discreto y hasta extraño estilo; que no es el mismo en cualquier circunstancia.
Juan Barreto, quizás ya cansado que al Polo Patriótico sólo le utilicen como santo en comparsa, salió a dejar constancia de sus insatisfacciones, aunque sólo se haya limitado a sugerir que a él y su REDES, no les consultan ni le paran para nada. Hablando desde la perspectiva de "su chavismo", del cual hizo referencia Néstor Francia, no hace críticas de fondo sino que deben consultarle y en el tema de la gasolina, sólo estaría dispuesto apoyar si le escuchan y paran en algunas medidas suplementarias. Pero por lo menos hizo saber sus insatisfacciones y de los otros integrantes del GPP.
Hasta el ex ministro Rodríguez Torres, sale de su mutismo y defiende el derecho de la gente a la crítica, aludiendo sin duda la hipersensibilidad de la alta dirección del chavismo a la misma. Y para no quedarse corto reclama medidas para resolver la crisis; agrega que para eso se requiere "el concurso de todos". Es más, Andrés de Chene, en artículo publicado hoy jueves 11 de febrero en Aporrea, refiriéndose al recién nombrado ministro Juan Bautista Arias, "para rescatar empresas ocupadas, recuperadas, nacionalizadas y creadas", asegura que el nuevo funcionario cambió de parecer al solo nombrarlo para el cargo; pues según de Chene, antes dijo que "el Estado no debe seguir financiando empresas que no producen". Ahora, estrenado en el cargo, ha dicho lo contrario, sentenció de Chene.
Ya no es sólo Giordani, la gente de Marea Socialista, los críticos de siempre como Vladimir Acosta, Víctor Alvarez y los cuidadosos de no causar males mayores como Luis Brito García, tomando en cuenta el peso de su opinión, tampoco la ribazón habitual de Aporrea; ya no es un simple y débil eco, un ruido de allá arriba, de las cabeceras, sino un vozarrón enorme que llama a hacer lo que se debe por las banderas de la justicia, el bienestar de todos los venezolanos; a actuar para salir de este dramático estado de cosas generado por la avaricia de las clases dominantes, intereses del gran capital internacional, corrupción difundida por todo el cuerpo social y la ineficiencia y parálisis del aparato del Estado. En fin de cuentas, por la tozudez de quienes tienen el poder de decidir y acordarse.
De los pocos ensimismados que quedan en el campo de la izquierda, ¡vainas de intelectuales distraídos!, son "Los Robertos". Pero dejémosles que sigan viviendo en su mundo virtual, a muchos "poetas" eso les agrada. Para eso, además, en algunos casos, está la poesía; me construyo mi propio mundo, no importa lo que allá fuera acontezca. La tierra puede detenerse o apresurar sus movimientos; eso no perturbará al poeta. Las cosas seguirán siendo tal como él las ha construido y ordenado.
Este nuevo estado de cosas, distinta actitud, como rebelión o mejor multiplicación de los críticos, revela que el presidente no está sólo, por aquello que es mejor estarlo que mal acompañado, sino que lejos de él, hay una multitud dispuesta a acompañarle siempre que quiera, deje se le acerque, o él haga y se disponga lo pertinente para salir de este atolladero.