Los ajustes salariales hoy son más urgentes que nunca ya que si P crece, M
debe hacerlo.
En esa fórmula del título, Q = Volumen de la oferta; P = precios; M = masa
de circulante, y V = hábitos de consumo o velocidad de circulación del
dinero empleado (M). Es la fórmula de cambio usada en Economía sobre la base
de la influencia particular de cualesquiera de esas 4 variables en las
restantes.
Esa ecuación casi siempre se usa para explicar los procesos inflacionarios,
por ejemplo, de ella se infiere que si M sube, para V y Q constantes, P debe
subir, y a ese efecto se le llama inflación. Para que no suban los precios,
Q debería subir proporcionalmente. Es la explicación que usa el comerciante,
el burgués y el capitalista para justificar todo tipo de inflación:
achacarle al gobierno emisión de dinero inorgánico como causante de la
inflación que es inducida y provocada por aquellos. Ellos no incrementan la
oferta, sino todo lo contrario.
De perogrullo y matemáticamente, si V sube por cambios en los hábitos de
consumo con dietas mejoradas en la cesta básica, bajan las compras y el
circulante dinerario o M podría bajar o se incrementa el ahorro.
Nos proponemos hacer lo que no es habitual: subir M como respuesta a las
subas indebidas de precios. La devaluación del dinero no debe afectar sólo a
los consumidores o trabajadores. Por grandes que sean las ganancias mal
habidas que hoy obtiene el comerciante, sus ingresos en moneda nacional
también deben ser devaluados.
Resulta que, sobre esa misma base formularia, si son los precios (P) los que
se disparan actualmente sin causas estructurales relacionadas con ninguna de
las demás variables, es decir, V, Q y M, la salida más expedita es
incrementar M a discreción y hacerlo casi de inmediato.
Este comerciante especulador no puede seguir llenándose y al mismo tiempo
buscar tumbar esta revolución. El Estado debe y puede devaluar toda esa masa
de dinero especulativo. Que lo usen, si lo desean, en dólares bien caros e
inflados por ellos y los suyos.
Efectivamente, para cubrir precios en alzas sin justificación económica
alguna el Estado debe lanzar más dinero al torrente circulatorio ya que de
lo contrario la oferta Q, por pequeña que resulte, terminará en los
inventarios invendibles, y eso sería peor para todos.
Unos precios en constantes alzas estaría revelando que el dinero se halla
diariamente en un proceso sostenido e inducido de devaluación, y el
comerciante pide más y más, razón por la cual el Estado podría complacerlo y
lanzar más y más dinero a la circulación de manera que si las intenciones
del comercio son causar molestia y pobreza en el consumidor con fines
políticos, recibirían dinero tan devaluado como el que ese comerciante está
induciendo. Los ajustes salariales tienen hoy tanta justificación como
nunca antes la tuvieron.
05/03/2016 10:27:15 a.m.