Chávez

Cada uno de nosotros lo recuerda de modo particular. Tantas como infinitas son las maneras, los sentimientos y las expresiones que, aunque parezca insólito, gravitan y convergen sobre la dimensión de esta sola y mortal persona. Algunas, incluso, ciertamente de manera bastante contradictoria y absurda, hacen de este personaje un referente obligado para estructurar toda la ira de su pensar. Otros, por el contrario, ven en él alguien que les dio, incluso, mucho más de lo que su propio existir podía ofrecer.

Antes que se hiciera eterno, Chávez ya era imprescindible. Tan cotidiano como honesto resultaba alguien que muchos hubiéramos querido conocer, aunque ya fuera nuestro inseparable amigo. Era como la propia y sencilla necesidad que cada uno tiene del cafecito por la mañana. Sin proponérselo rescató todo lo más simple que como esencia nos ventila a todos por igual. Resultó tan impredecible que en cualquier momento, rompiendo con todos los protocolos, que lo pudiesen enajenar de su compromiso de continuar siendo un simple Veguero para su pueblo, podía aparecer con la sonrisa generosa de espontaneidad, y su "¡epa compai...¡", logrando y ofrendando quizás hasta la propia oportunidad para que alguien, de los tantos que fueron contratados, le halla hecho la peor jugada a una Humanidad que ya se estaba acostumbrando a estar siempre en merecida Victoria.

No cabe duda que su pueblo lo supo entender. Era una química mucho más compleja que el mismo Amor que requiere de la atención y la aventura diaria del contacto. Lo que mediaba y corría entre ambos era tan simple como indescriptible. Por mucho que se tratara de comprender era tan imposible como pretender imitarlo. En cambio sus ojos evidenciaban que él, misteriosamente, todo lo podía comprender, menos la falta de amor por la Patria. Sabía todo lo que se debe comprender para conocer lo que realmente significa: Necesidad y Pobreza, y el peso que acarrean, de manera silenciosa, Los Miserables de la Tierra a través de la Historia. Con ellos, cual Jean Valjean, echó su suerte, de revolucionario y socialista, al camino más grandioso y peligroso que les toca transitar a los Hombres y las Mujeres de nuestro Pueblo, al camino por la Verdad.

Chávez, aún hoy, es y debe seguir siendo confrontación necesaria para no aceptar nada sin no antes estudiarlo. Chávez continúa estando intacto en las manos, en la mente y en el corazón de quienes, hoy siendo tomados en cuenta, nos acostumbramos a no continuar siendo rebaño. Chávez, sobretodo, ahora es millones que, a favor o en contra, definen su existencia y comportamiento a razón de su imagen y esperanza.

Quién no rió cuando aquella pobre bicicleta no pudo con su grandeza y sin previo aviso decidió quebrarse. Chávez llegó a ser lo bueno y lo malo de todo lo que acontecía en el día a día de todos los venezolanos, "Chávez fue el que después de vieja me enseñó a leer y escribir", "por Chávez no recogen la basura". Chávez más que venir a llenar un vacío en la política venezolana, lo hizo a partir de llenar el vacío existencial y en el propósito de todos aquellos que antes creían que su existencia devenía sin otro particular que "arreglárselas como fuera, con tal de poder sobrevivir", Chávez fue lo que nunca los manuales del "buen político latinoamericano" se atrevieron aconsejar. Chávez madrugó a una clase política y a un clero momificado que bajo las promesas de ultra tumba, y las etílicas burbujas de los juegos del envite y el azar, hacían que todos siguieran su destino político desde las novelas más osadas de la época. Chávez, con su Aló Presidente, se atrevió y logró arrancar de los domingos el vicio del Kino y la Rinconada. Chávez era algo, que a favor o en contra, mantenía en vilo y en devota expectativa a medio mundo.

Chávez se hizo semántica de un mundo lleno de lecturas y de proposiciones que encierran tanto el camino como el barranco. Haciéndose Chavista o haciéndose "escuálidos" los venezolanos encontraron la manera más sencilla para ser importantes, la manera de ser tomados en cuenta. Debatir sobre política se les tornaría tan cotidiano como encontrar en cada propuesta u ocurrencia de Chávez material obligado para hacerlo. Todos lo que nunca existieron ahora, con Chávez, lo hacían. Hermanarse con los demás, hacerlos causa de su misma causa, propósitos de su mismo propósito, resultó la manera como se fue estructurando lo más cristiano de todos los movimientos políticos. Millones dejando sus problemas salieron, al llamado de Chávez, a buscar solucionar para la viejita de la esquina la pensión, la silla de ruedas para Manuel, las "mejoras" para la comunidad. Ejércitos y ejércitos de venezolanos preocupados por otros venezolanos, descubriendo lo poderosos que se convertían al obrar como Chávez. En ellos palpitaba el Nazareno de la entrega, el Nazareno del sacrificio, el "diezmo" no era lo que les impulsaba, ni el que tener que besarle el oro a ninguna rechoncha vaca sagrada por más episcopal que fuera. De esta manera se comenzaba a entender y profesar la política de Chávez. De esta manera también se comenzaba a estructurar la reacción a todo lo que acontecía con Chávez, también se movilizaban los sentimientos, del otro lado también operaba el mismo fenómeno. Movilizaciones para sacarlo, convencer y reclutar al vecino que trabajaba en PDVSA, al del abasto de la esquina, al del carrito de la Limpia, para que se sumaran al Paro. "Teníamos que sacrificarnos, pasar hambre, hacer pasar hambre, los militares ya van a dar el Golpe, ya están en Altamira, ya no hay gasolina, hay que sabotear las Plantas Eléctricas, el Paro es un Éxito, Viva la Gente del Petróleo, Viva el Episcopado, Viva Fedecamaras, Chávez vete yaaa!!!..."

Chávez se convirtió en el cálculo y la estrategia en que muchos, al verse por todas partes, comenzaron a tomar muy en serio su fortaleza. Los que al contarse descubrieron lo que valían y de lo que estaban hechos, lo que significaban y lo que les aguardaba. Chávez le demostró a los ricos y poderosos del mundo que no no estaban equivocados al temerle a los pueblos, quienes en definitiva son precisamente quienes hacen y deciden la Historia. Chávez fue nuestro coloquial modo de hablar que entendió todo el mundo. Chávez, con la valentía de pocos, denunció en el propio pandemonio el hedor a azufre que aún reposaba sobre ese ambiente donde, por pagar las cuentas, la Fiera y sus cachorros legalizaban el salvajismo de sus masacres. Y que si bien el Cielo se encontraba en la Tierra, el infierno se hallaba en el accionar político de un Modelo Económico perverso y Criminal. Y que no era el Hombre quien hoy en día es quien está acabando con la vida del planeta, sino un Imperio cuya maquinaria, para apoderarse de las riquezas del mundo, se lubrica con la sangre de los que la habitan.

Chávez es aun hoy el "pan nuestro de cada día", el posillo de café después de salir casa, es el "Dios te bendiga" de un desconocido, el camino andado y el por andar. Chávez sigue siendo Chávez, y nosotros continuamos siendo lo que somos, herederos de una raza indómita, arrecha y Bolivariana. Que por más que pretendan habernos vencido, sabemos ponernos de pie. Con Chávez, con nuestro Pueblo y con Maduro, SIEMPRE!!!!



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Waldo Munizaga


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