Precio de mercado, costos de producción y precios especulativos

¿Por qué tenemos que respetar y guiarnos por los precios de mercado?

Porque, salvedad hecha de los actuales precios especulativos basados en un marcador de precios ajeno a los intereses nacionales e ilegales para la Contabilidad de Costes en nuestro país[1], ninguna mercancía adquiere valor propio; si lo hiciera entonces cualquier mano de obra de baja productividad pudiera pretender inútilmente vender a mayor valor porque mayor sería el tiempo que le lleve procesar tal o cual bien bajos sus personalísimas facultades.

En el caso de trabajadores manguareadores o flojos, estos invertirían mucho tiempo improductivo que pretenderían cargárselo al costo y sobre esa base sus precios desbordarían los posibles precios de otras empresas que operen con mayor productividad en la elaboración del mismo producto. Por eso es que cada empresa tiene necesaria e inevitablemente acogerse al precio de mercado.

En aquellas empresas cuyos costes de producción sean inferiores al precio de mercado, entonces podría entrar a competir con su propio y bajo precio, o aprovechar el precio de mercado para obtener pingües ganancias.

Esta competencia le está vedada al Estado cuando este subsidia bienes de la cesta básica que a él le salen más baratos, aunque debería hacerlo-vender al precio de mercado-y obtener así una ganancia que podría luego redistribuirla entre su clientela que suele ser la población de menores recursos Esta redistribución podría ser abonada en sus tarjetas personales de la pensión o de su banco. El bachaquero sería más fácil de controlar porque cada cliente será debidamente estudiado cuando se le descubra la procedencia de los fondos de su tarjeta de débito, por ejemplo.

Y hay más: si el Estado pone en circulación mercancías a precios inferiores a los de los costes de producción no subsidiados, entonces sencillamente surgirán necesariamente muchos compradores para revender al precios de sus costes cuando estos sean superiores, y mejor aún, o al precio de mercado cuando este resulte superior. Esta opción es el que actualmente explota el bachaquero cuando tiene acceso a los bajos precios de la cesta subsidiada y revende a precios superiores, particularmente si usa como marcador de precios los de un mercado virtual e ilegal como el identificado como "dólartoday".

El Estado está cometiendo un grave cuando sigue permitiendo el ejercicio comercial de cuanto bachaquero surja y llene las colas de los abastos estatales.

Nos queda por resolver por qué está operando el bachaquero. Porque la empresa privada, si importa, acapara; porque sigue en pie el contrabando de extracción sin estar produciendo suficiente para dos mercados[2]; porque los abastos diseñados por el Estado, como los bicentenarios, pdevales y mercales se convirtieron en focos de corrupción estimulada por la falta de una mano más enérgica que le ponga freno a la corrupción heredado de la IV República y que se halla hasta en los tuétanos del equipo burocrático nacional.

Estas personas, en primer lugar deben se despedidas, deben se etiquetadas como personas no gratas a la sociedad ni a derechos de potenciales jubilaciones, funciones públicas, pensiones y reivindicaciones afines. Si han recibido viviendas de la Misión, deben ser entregadas a otro tipo de familia. Todas estas medidas podrían ser tomadas de oficio sin pasar por ningún debido proceso. El pueblo se halla cansado de esa lenidad manifiesta en una Fiscalía que no sabe operar sino con guantes de seda para quienes están virtualmente asesinando a este proceso.

De resultas, el bachaquero tiene su origen en unos precios de la cesta básica que no responden al precio de mercado, con lo cual cualquiera los adquiere para su reventa, máxime con una clientela forzada por las colas formadas por ellos mismos, el contrabando de extracción incontrolado eficazmente hasta ahora, y la ralentización y el acaparamiento de empresarios especuladores,

18/03/2016


[1] El país espera acciones más expeditas para frenar este flagelo que amenaza con caotizar a toda la economía nacional. Se espera frenos contundentes, inmediatos y sin la blandenguería que caracteriza a los "debidos procesos". De poco serviría un reforzamiento de la producción si su intermediación quedara penetrada por estos ilegales.

 

[2] No nos extrañaría que la sobreproducción que podría haber con el nuevo impulso a la producción agrícola urbana caiga en manos de bachaqueros.



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Manuel C. Martínez


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