Debe llamarnos la atención los desplantes y las descaradas actuaciones de los legisladores actuales tanto la del presidente de la AL como la de sus bancada en general.
Anteproyectos de leyes que a ojos vistas, hasta para la gente de a pie y con formación regular intuye y capta que, son inaprobables no sólo por el Poder Ejecutivo, facultado constitucionalmente para ello, sino por el pueblo mismo.
Los desplantes de su primera aparición, el despotricamiento de connotadas figuras e instituciones patrias, sus ofensas a los respetables funcionarios del Poder Judicial, etc., nos hacen pensar que detrás de semejantes desaguisados, bodrios y afines debe estarse escondiendo algo contra este proceso en su interminable afán por acabar con la patria, con este gobierno, con el Presidente Maduro y en fin, para volver a Miraflores que fue durante centurias un coto privado de las clases dominantes desde los tiempos mismos de la Colonia.
Ante la desatada crisis económica con su sostenida escalada arbitraria de alzas de precios; ante la proliferación acelerada de revendedores irregulares, de acaparamientos, de contrabando de extracción que-reconozcámoslo-no ha podido frenarse por falta de medidas eficaces-una muralla, por ejemplo, a lo largo de toda la frontera occidental comprometida con el vecino país.
Ante esas deficiencias, sumadas a medidas económicas que le "piden peras al olmo", como esa de forzar una tasa media de ganancia limitada, la fijación de precios calculados en base a la estructura de costo[1], nos hallamos con una población desesperada que ya no puede seguir sosteniendo el precio de la cesta básica.
Una economía que esté sufriendo semejante inestabilidad de precios no la aguanta, no puede hacerlo ningún patriota, ninguna familia, sencillamente porque sus ingresos son limitados.
Es un hecho que el pueblo, hasta ayer con ingresos de clase media y empoderada desde que el Presidente Chávez empezó a redistribuir el Presupuesto Nacional, hoy se halla comprando a precios de bachaquero, a dedicar buena parte de sus horas de trabajo a hacer colas y más colas para de todas maneras poder comprar hoy un poquito de café, digamos, y mañana, azúcar.
Tenemos, pues, todo un cuadro de racionamiento en condiciones aparentemente libres para comprar y vender cuánto nos lo permita nuestro presupuesto familiar. Con una Economía con racionamiento de la comida y otros bienes de consumo cotidiano y familiar sólo pintamos una situación de guerra, pero con la particularidad de que sería el propio gobierno quien desafortunadamente la estimula cuando toma medidas contraproducentes. Su gabinete económico no lo ha ayudado mucho, hay que reconocerlo.
En consecuencia, debe cesar la limitación de la tasa de ganancia, debe cesar la anticientífica medida de fijarse precios justos en cada empresa privada basados en sus particulares estructuras de costo.
Por el contrario, debe respetarse la libre formación de precios marcados por los precios de mercado, única manera de que los precios de venta al consumidor se ajusten a los costes de producción medios empleados por todos los productores de una misma mercancía. Este método es el verdadero ajuste de precios a la estructura de costos, pero de ninguna manera ninguna empresa puede vender o pretender vender según sus costes particulares porque ese precio, así marcado, podría ser superior al precio medio ofrecido en el mercado, podría ser inferior y le convendía vender más caro de lo que le cueste, o también vender al precio de mercado justamente cuando sus costes de producción coincidan con el precio de mercado.
Hacemos un alarmante llamado al gobierno nacional, a su honorable Gabinete para que tome en consideración que lo que está en juego es la estabilidad nacional, sin guarimbas, sin insultos entre legisladores, sin bombas, sin marchas, sin mediática alguna. La estabilidad económica en cuanto al presupuesto de gastos familiares es determinante para que haya paz, más allá del llamado a no caer en provocaciones.
Ellos lo saben, los legisladores de la MUD saben muy bien que esta guerra la protagoniza el propio gobierno contra de sí mismo. Palabras duras, pero verdaderas. Rectificar es de sabios, dicen por allí.
[1] La estructura de costo no interviene en primera instancia en la formación de los precios de ninguna mercancía en ningún sistema capitalista ni en la paz ni en la guerra.