Cosas no Contadas

El timador frustrado

Al fin Henrito Argucia se había graduado. Oficialmente obtuvo su doctorado en estratagema, subterfugio, ardid, artimaña, trampa, treta, fullería, prestidigitación, magia, ilusionismo, manipulación y desde ahora su título antecedería a su nombre y sería conocido como el Dr. Henrito Timador.

Pero Henrito, tenía un secreto y ese era que se había doctorado para obtener los conocimientos necesarios para convertirse en un Coprolálico en potencia además de ser un camelo de oficio.

Si, así es. Henrito quería conquistar al país con sus discursos truculentos. Para serles sinceros, todos en la clase de Henrito tenían el mismo objetivo y es por eso que entre los 20 futuros timadores con "doctorado" llegaron a un pacto. Cada uno iría a un estado distinto, donde no existiesen otros engañabobos y recién podrían conquistarse mutuamente cuando ya hayan hecho trampa para conquistar incautos.

Todos aceptaron y en la graduación, recordaron el pacto antes de partir. Henrito fue a un estado tranquilo, donde sabía que no existía otro tramposos mejores que él y allí se estableció.

Comenzó desde cero, trabajando como asistente y cargador de maletines de muchos mandatarios ramplones y rentando un pequeño departamento pegado a un hemiciclo donde se podría reunir con personas que le enseñarían el mundo de las triquiñuelas.

Vivía como podía, ahorrando cada locha, los cuales procedían del mundo del enredo y de la farsa, es decir de contribuciones de sus futuros hermanos políticos de la misma tolda delictual.

Obtuvo, además de su trabajo como asistente, un puesto de secretario, en un partido político, el cual le auguraría buenos dividendos en sus chanchullos.

Gracias a estos nuevos ingresos, pudo mudarse a un departamento mas tranquilo donde por fin pudo dedicarse a planear su futura conquista y codearse con una camada de pillastres que eran mas vivos que él. Sin embargo, a pesar de su noviciado supo superar con creces los escollos que le tendió ese bajo mundo.

Su tranquilidad duró poco ya que apenas un par de meses después fue descubierto robándose los discurso de sus maestros, con quien compartía sus "brillantes" ideas, por lo que le motivo dejar su puesto como asistente.

Henrito lo había hecho desde que comenzó con ese trabajo, siempre cauteloso, aunque ahora (y para su desgracia) lo atraparon.

Sin su principal trabajo pero con algunos ahorros, Henrito ahora poseía mucho tiempo libre, el cual dedicó a construir su primera invención y mediante un proceso de truculencias idear una serie zancadillas a sus secuaces para lograr sus objetivos en el mundo en la cual podía hacer su vida a su gusto. Este nueva variedad de arterias fijo en su mente su futuro.

El proceso consistía en un proceso de jugarretas que él hacia sin que los demás se dieran cuenta de como los utilizaba...ninguno notó que en aquella inocente cara de pájaro loco podría hacerles mal.

Una vez producida la trácala, se separaba raudamente sin que los demás se dieran cuenta del defalco que en los había metido como en un saco de gatos. Se reducía drásticamente, aunque no lo suficiente como para cambiar de su apariencia de persona noble.. Es en ese instante cuando entra en escena otra jauría de niños sifrinos con chupetas y chupón incorporado made in usa, los cuales arropa con su cebo de pesca. Su descubrimiento lo llevó automáticamente a la fama y fue nombrado presidente de ese contubernio local.

El billete comenzó a llegar de a montones y su casa ahora era lo suficientemente grande como para albergar un laboratorio de mentiras y secretos sin que nadie se diera cuenta.

Además se posesionó como profesor en la universidad de la vida, donde percibió una gran suma de billete de todos los colores.

De tanto tiempo de espera, Henrito podía dedicarse a conquistar al país y desde ese momento nació el "Dr. Argucia".

Bajo su nuevo alias, Henrito comenzó su plan de conquista. Sus invenciones eran maravillas del engaño que jamás ninguna persona se comparaba con su agudeza de este tahúr.

Viendo que ya estaba acercando su ocaso, tuvo que dedicarse a crear sus robots los cuales estaban armados con discursos lechuguinos, un arma que le dio ventaja aún frente a los poderosos dentro de ese charco pestilente donde nadaba como pez.

Poco a poco, sus maquinarias fueron carcomidas por el oxido del olvido y ya el Dr. Argucia estaba próximo a su estado senil, aunque no contó con un pequeño detalle. Tal como él, existían otros hipertracaleros, pero como siempre hay un equilibrio, fueron apareciendo unos individuos timadores de escasa edad, con oscuros pasados pero con una meta en común: el engaño. Sin embargo, fueron elegidos como las panaceas pitiyanquis, quienes gracias a sus habilidades obtenidas (no logradas), podían acabar con los ideales de un gentío que los miraba a estos indolentes con asombro.

Bastó unos cuantos meses para derrumbar todo lo que el Dr. Argucia había logrado en años de estudios, sacrificios, pruebas y errores farsimiles. Tanto esfuerzo y tanto sacrificio para nada.

Acabar es mas fácil que crear y es por esto que esta siendo vencido constantemente. No solo eso lo tiene mal, sino que esta siendo vencido por unos "petimetres" unas personas muy menores a él en edad, con apenas un poco de sentido de la justicia.

Lastima ajena del pobre Henrito. Al final hubiese sido más fácil conquistar una conserjería de un edificio del cual hubiese sido dueño o inquilino y no haber estudiado tanto y dominar a todos de la forma mas rápida en lo que quiso él ser ...político.

 



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Marco Pedraza


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