I
Otro ministerio. Otro ministro. Otra esperanza para los trabadores de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), y los trabajadores de las empresas que ya dejaron de ser básicas. Para eso hemos quedado los trabajadores activos, jubilados y pensionados de la otrora Corporación de desarrollo de la Región Guayana. Para vivir de esperanza en esperanza. De promesas en promesas. De sueños en sueños. En efecto, hace pocos días el presidente Nicolás Maduro, bajo el asesoramiento de alguna lumbrera del gabinete, anunció la creación del ministerio de Industrias Básicas y Estratégicas Socialistas del país. Tremendo nombre. Se la pasan en eso en cambiar ministros y cambiar nombres a los organismos. ¿Para qué? Para nada. La vaina no mejora. Todo lo contrario. ¿Qué hacer, entonces? Sólo nos queda mantener en pie la esperanza. Puede ser que algún día las cosas cambien para bien de los trabajadores de Guayana. Por lo momentos tenemos un nuevo ministro para que se encargue de enderezar este entuerto. ¿Podrá? Apostamos a que lo logre, pero tengo mis dudas. En todo caso los trabajadores de la CVG, en especial, lo esperamos esta misma semana, ya que la dirigencia sindical aspira a reunirse con usted. Ellos tienen mucho que hablar con el nuevo ministro. No los decepciones, por favor.
II
Ministro Juan Arias: le adelanto algo de lo que aspiran la dirigencia sindical y los trabajadores: un aumento de sueldo y salarios acorde con la alta inflación que nos roba impunemente de nuestros propios bolsillos. Estamos hablando de un aumento del 100 por ciento. Un aumento digno. No una migaja. Por otro lado, esperamos un aumento de la cesta ticket por un monto superior a los 25 mil bolívares. Igualmente, se requiere la atención de los jubilados y pensionados, en el sentido de que se instrumente un nuevo mecanismo de cálculos de la homologación, de tal manera que se ajuste a la realidad. Así mismo, que se aumente las pólizas de HCM por encima de los 700 mil bolívares, y los asegurados pudieran asumir parte de los costos, de manera opcional.
Ministro: no somos unos vagos, como sí lo son algunos funcionarios foráneos que vienen para altos cargos, se llenan los bolsillos y se van como si nada. Esa gente no quiere a esta tierra, y menos a la CVG. Por lo tanto, exigimos que acomoden, de una vez por todas, este caos en que se ha convertido la CVG, así como la mayoría de las empresas llamadas básicas. Los trabajadores han sido patria o muerte con esta institución, desde su creación, por lo que estamos dispuestos a aportar nuestro granito de arena, producto de unas mesas de trabajo bien coordinadas y donde reinen las ganas verdaderas de querer sacar a estas empresas del hoyo en que se encuentran. Esperamos, además, que usted entre con el pie derecho al edificio sede de la CVG, de maneras que conjuntamente con los trabajadores se estudien todas las propuestas, y las ideas que emanen de los encuentros con usted. Esperamos que no sea un fantasma, que apare cuando hay borrasca, y desaparece cuando llega la calma.
III
Señor ministro: usted es economista. Bien estudiado tanto dentro como fuera del país. Así que por falta de preparación no va a fracasar, por lo menos es eso lo que muestra su hoja profesional. Ojalá, no vega usted a experimentar con "nuevas" cosas que en vez de arreglar esta vaina, las empeoren. Ya basa de improvisaciones y de experimentos. Hacen unos 25 años la CVG era un ejemplo de trabajo, de creación y de incentivo para el desarrollo y el crecimiento de la región. La muestra está deteriorada, pero queda algo: los cascarones de la otrora empresas, que permitían a los nuevos burócratas decir, con la bocota abierta, que Guayana era la alternativa no petrolera. ¿Qué queda de eso? Nada. Solo las autopistas, y las avenidas, por haber sido bien construidos. Y el activo más importante, su personal, está desmotivado, cobrando sin trabajar, esperando que venga el mesías que arregle esta viejo cascaron. Estos trabajadores claman por que se utilicen bien los recursos que aporta el Estado, sin que vayan a parar a las cuentas de los aprovechadores de oficio.
IV
El presidente Nicolás Maduro designó a Juan Arias para que se encargue del motor número 15. Eso me parece muy bueno. De lo que desconfío es de la acción. En otras oportunidades, tanto en el gobierno de Hugo Chávez, como en el de Nicolás Maduro, se han dispuesto gruesas sumas de dinero dizque para recuperar las empresas de Guayana. Esos dineros se han despilfarrado. Han ido a parar, en su mayoría, a la insaciable corrupción que flagela al país. Vean como está Sidor. Esta empresa emblemática de los guayaneses está en el suelo. Está paralizada. No produce. Sus trabajadores viven en un sempiterno conflicto, producto de los desacertados presidentes que le ha tocado a la empresa en los últimos años. La gallinita de los huevos de oro se jodió por culpa de quienes saben que no saben un carajo de procesar hierro, pero saben de robar sin rubor alguno. ¡Bienvenido ministro! Usted tiene el testigo en sus manos. Los trabajadores están dispuestos para el diálogo, pero no están dispuestos a soportar más engaños… ¡Se cansa uno! ¡Volveré!
Puerto Ordaz, 14 de abril de 2016.