Es impresionante ver como un diamante bruto, un tallador lo transforma en una esplendorosa joya, ansiada y deseada por muchos «considerando que es uno los materiales más duro del mundo» Y donde el valor del consumidor, depende en gran parte del preciso trabajo del tallador y de las habilidades negociadoras del vendedor. Mientras que el valor del consumidor del tallador, depende de las necesidades que pueda satisfacer, con lo que recibe del trabajo y el grado de satisfacción que le queda. Donde ambos quedan en deuda con el medio ambiente. Por lo tanto, existen valores del consumidor cuantitativo y cualitativo. Donde el cuantitativo está regido por la mano invisible del mercado y la cualitativa, aunque tiene relación con las necesidades, ansiedades, el poder y el deseo; difícil de estimarlas y fácil de estimularlas.
El valor del consumidor, es uno de los valores de los seres humanos, con características dual. Unas veces hacia el camino de la verdad y otras veces alejados. Es decir, que la mayoría de las veces, está signado por la falta de humanidad. Donde el trabajo duro, extrae el valor del consumidor extremo, pero con consecuencias imprevisibles: falta de salud, satisfacciones y decepciones, con la finalidad de obtener beneficios agregados. Mientras que el trabajo consciente, está ligado a las posibilidades mediana muestral de un colectivo; donde los resultados son de satisfacciones en todos los sentidos y generan felicidades. Por lo tanto, las crisis económicas se originan, por valores virtuales del consumidor y por aprovechamiento exacerbado de la parte cualitativa del trabajo, y las manipulaciones.
Los consumidores en sentido particular, son fácil presas de las estrategias de comercializaciones. Y en sentido general, son críticos, porque deciden lo que van a comprar y usar, en productos, procesos y servicios. Aunque, con el trabajo, se está creando o no creando valores. Un sector de la población, desprecian lo que el consumidor quiere, nunca preguntan por sus necesidades y si son satisfechas. Por lo tanto, tampoco se puede adivinar lo que el consumidor quiere y lo que puede usar y ni usar, usando preferencias como guia. Sin embargo, pueden investigar y encontrar, lo más importante beneficios, que les puede redistribuir grandes ganancias. No obstante, con una conversación amena, puedes determinar mediante la praxis, productos, procesos y servicios, que se pueda transformar en un gran valor del consumidor.
Son muchas las personas, que lo intentan, pero no puede decir quienes son sus consumidores. Por ejemplo, muchos políticos con las ofertas de objetos conceptuales, tratan de identificar sus consumidores, pero la mayoría fracasan. La estrategias, para identificarlos es usar factores, como los indicados por el Libertador Simón Bolívar: Paciencia, constancia y trabajo; recordando e identificando los objetos conceptuales, para optimizar los valores de los consumidores. Nadie en una organización, tienen consumidores y con grandes dificultades para identificar los otros valores y tampoco, dimensionar los esfuerzos para lograr la generación de hechos. Sin embargo, con falsos objetos conceptuales ideales, manipulan la psiquis y la mayoría de las veces logran los objetivos, con inconsistencia con la ley de contrario.
Trabajadores de las empresas socialistas, tienen que tener contacto con los consumidores, para identificar la esencias del valor del consumidor en lo que está haciendo. Crear productos, procesos y servicios, sin conocer los valores de los consumidores. Hace que surja la siguiente pregunta: ¿Cómo se puede liderar un colectivo y tomar decisiones, sin recordar el valor del consumidor ? Al considerar como objetivo de todo socialista, es crear grandes valores de consumidores, en los político, económico y social. Por lo tanto, la respuesta es: recordar los valores de los consumidores incluyendo las necesidades más importante, para redireccionar en tiempo real, con beneficios a bajo costo; como su trabajo más significante. Siendo el valor del consumidor, el centro de todos los valores.