¿Habrá que buscar a monseñor Porras para que nos aplique los santos oleos?

Ante la grave crisis que actualmente estamos viviendo, me imagino a algunos Chavistas pensando como Chávez, cuando estuvo a punto de morir en la Orchila y pidió que le trajeran al cura capellán del ejército para confesarse. Sus verdugos le enviaron al cardenal Velazco, para aconsejarle que firmara la renuncia y así poder llegar al cielo después de recibir los Santos Oleos. Eso lo digo por lo que siento, cuando algunos jóvenes cercanos a nuestra vida nos expresan sus amarguras y nos increpan:

"Ustedes acabaron con el país, lo dejaron arruinado. Nos mataron la esperanza a los jóvenes de tener una casa o comprar un carro. Nos dejaron grandes colas para comprar un rollo de papel toalet o un jabón para bañarse. Ustedes son lo peor que le ha pasado al país en los últimos 200 años". Sin exageración expreso la síntesis de lo que he oído y la sensación de que todos mis esfuerzos fueron en vano me envuelven el espíritu y me acongoja.

Más aún, recibí un mensaje en mi correo de un joven de apellido Hernández, molesto por el contenido de mi último artículo publicado en Aporrea, que textualmente dice lo siguiente:

"me alegro de que tu hija te odie, maldito!!! Ojala que tu tumba quede olvidada para siempre y nadie te lleve flores al panteón, gente como tú nos arruino la vida a nosotros los jóvenes, dime en que cementerio te van a enterrar para ir a escupirte!! eso al menos me hará feliz!!!" (Por él me entero que una hija me odia)

El sólo hecho de pensar que a mi tumba podrían llegar turbas fascistas Neo nazis, llenas de odio a orinarla y hacer sus necesidades sobre ella y maldecir mi nombre por haber sido Chavista, me hacen tomar una decisión, la cual hasta ahora me había negado: Quiero ser cremado. Que mis restos sean incinerados y de lo que de él quede, sirva para abonar a una mata de Cacao en Barlovento, lugar de donde son mis ancestros. Sirva este artículo como documento válido para que se ejecute mi voluntad.

Confieso que me alarmé. Yo soñaba que después de muerto alguien se recordaría de mi con afecto y que toda mi vida de luchador social seria recompensada dándole mi nombre a una esquina, o que alguien escribiera una canción para perpetuar mi nombre como lo han hecho con Amador aquí en la ciudad de Mérida, donde ya tengo 31 años viviendo. O que si me sembraran en el cementerio del Espejo, tener al menos el 10% de las visitas, que cada día reciben las tumbas de Jacinto Plaza y Machera en ese lugar.

No haber acumulado bienes y llegar a los 75 años de edad, parece ser un pecado imperdonable, en una sociedad dedicada al consumismo y donde el "Tener" es más importante que el "Ser", si a eso se le agrega el hecho de ser Negro, viviendo en una ciudad racista, eso me hace sentir que no vale la pena el desear quedar en el recuerdo de nadie. Si un padre, deja una fortuna a sus hijo y éstos descubren que esos bienes son producto del latrocinio, la lógica moral es que esos hijo, que se suponen más puros y noble que su padre, se dedicarían a destruir todo lo que tiene que ver con esa herencia paterna: Inicialmente hasta tratando de modificar el ADN, regalando la fortuna heredada y borrando todos los recuerdos que de él tengan.. ¿Conocemos de algún caso?. Lo que comúnmente sucede es lo contrario. Los hijos redescubren a su padre y le reconocen cualidades inexistentes en proporción a la fortuna heredada: ¡Tan bueno que era el viejo!..

Para mi paz interior pienso que mi vida no ha sido en vano y que en mis más de 50 años dedicado a la cuestión social, luchando por el bienestar de mi gente en situación de pobreza material y espiritual, no fue tiempo perdido. Siento que las metas de mi vida han sido logradas. Nuestro país ahora es mucho mejor que el que heredé de mis padres: Nuestro enemigo histórico que nos menospreciaba, ahora nos considera un "peligro inusual a su seguridad", todo el continente está presto a defendernos si somos atacados. Ahora tenemos un destino como pueblo, gracias a nuestro Comandante Eterno, que nos inspiró para lo grande. Hoy en la segunda centuria del siglo XXI y después de haber vivido en dos milenios y en tres siglos pienso que el sólo hecho de haber sobrevivido y actuado en los acontecimientos históricos que me tocaron, es más que suficiente.

Así, señores amargados, como los denomina Diosdado, no van a tener el privilegio de mearse sobre mi tumba y tampoco jamás volverán a tener el poder politico del país, pues son unos escuálidos, como los bautizó nuestro amado Chávez.

 



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Juan Veroes


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