El Libertador Simón Bolívar. Siempre el gigante Bolívar (3/6)

Bolívar a veces mandaba destruir correspondencias cuando comunicaba proyectos confidenciales o temía la divulgación de sus planes capaz de alertar al enemigo, y es así como nadie puede saber cuándo concibió la idea de atravesar los Andes por el páramo de Pisba, al marchar desde Arauca, Venezuela,  hasta Casanare, Colombia, entre el 22 de junio al 5 de julio de 1819, con la mayoría de soldados caminando y que en los últimos días atravesaron durante 5 días y 4 noches las heladas montañas  del páramo de Pisba ubicado en territorio colombiano. El mismo ejército y oficiales allegados a Bolívar no conocían sus designios, sólo algunos oficiales iban sabiendo en el transcurso de la marcha, cuáles serían la siguiente  etapa del viaje, pues a nadie se las confió sino a última hora; Bolívar si comunicó, sucintamente, sus proyectos al vicepresidente Zea. A Bolívar también hay que analizarlo dentro de toda la tempestad que representó la independencia, por lo cual resulta indispensable seguirlo por los campos de batallas, en las travesías que hacía por valles y montañas, seguirlo por ciudades, estudiar sus decisiones de los asuntos políticos, etc.,  en fin, hay que estudiarlo muy profunda y detalladamente en todo aquello que significara algún éxito o fracaso, tomando muy en cuenta las confrontaciones de clases dentro de las cuales se encontró en muchas oportunidad y sus contradicciones  con los criollos de Venezuela, Nueva Granada, Ecuador, Perú y Bolivia.     

Toda la correspondencia de Bolívar fue de índole política, es decir, pública, por supuesto, exceptuando sus mensajes amorosos, aunque de su conocimiento es muy útil para juzgar ciertos rasgos de su personalidad, pero no ligados a toda la obra que realizó con fundamento de sus batallas políticas y militares. Bolívar siempre estuvo atento de la economía del país por lo que se puede decir que la independencia fue un proceso para lograr la libertad económica de los criollos, quienes ya para 1749 protestaron contra el monopolio de la Compañía Guipuzcoana. Los mantuanos a mitad del siglo XVIII aspiraban a la libertad de comercio, ellos  sostenían que su producción era suficientemente grande  como  para emprender mayores exportaciones que las permitidas por los reglamentos de la compañía monopólica; y  aspiraban  producir más si podían conseguir libertad de movimiento, de expansión y de intercambio. Tal conciencia nacionalista, incipiente de los productores criollos, se inició públicamente con aquel movimiento llamado de Gual y España en 1797. Esbocemos la historia de Bolívar principalmente desde la Campaña Admirable en 1813 hasta el final de su vida, 1830 años en los cuales Bolívar fue guerrero, constructor de ejércitos, legislador, diplomático, convocador de constituyentes y congresos, viajero, economista, impulsor de la educación; además de estar atento a otras muchas cosas como la familiar y de sus afectos en general. Bolívar era un líder que infundía respeto y su decisión era obedecida al pie de la letra, por eso Sucre aceptó la enorme responsabilidad de comandar los ejércitos patriotas en la Batalla de Ayacucho. Cuando Sucre recibe el comando de los ejércitos, inmediatamente se dirige a las tropas y les notifica  lo acontecido a Bolívar, arengándolos vehemente para que no decayera el ánimo y pidiéndole al final se dedique la próxima victoria al Libertador, como justo desagravio y son aquellos soldados patriotas, 5300,  los que al día siguiente combaten con tal  ímpetu contra 7000 durante unas 4 horas de enfrentamiento; que obtienen un arrollador triunfo y la decisiva victoria en pro de la gesta independentista de la América del Sur.

Sin embargo, fíjese el lector como existen escritores, muy emperifollados  ellos, que siempre se han dado a la tarea de alterar datos históricos, tratando de imponer en la conciencia colectiva sus inventos de hechos y consecuencias, pero menos mal que esporádicamente ha salido por allí uno que otro escritor disidente que comienza a contar la verdadera historia. Seguramente usted se habrá dado cuenta como hoy en día, 2016, escritores sobre Bolívar han cambiado su léxico, y si antes consideraron  a Bolívar un semidiós ahora son los peores detractores de la conducta de su vida, pensamiento y obra; y también de todo aquello que huela a Bolívar. Porque resulta que desde hace algunos años no están de acuerdo con el tiempo revolucionario que se vive en Venezuela; y principalmente porque en realidad han pertenecido a los llamados grandes cacaos que solo, iban, al panteón nacional en determinadas fechas solo  para cerciorarse de que en verdad Bolívar permanecía bien muerto



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José M. Ameliach N.


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