El Libertador Simón Bolívar. Siempre el gigante Bolívar (6/6)

En el transcurso de la vida de un ser humano, ésta va atravesando etapas y habría que considerar que cada etapa va dejando sus rasgos positivos y/o negativos, es muy probable que todas las decisiones y acciones no sean buenas y plausibles, o malas y aborrecibles, irremediablemente esas consideraciones dependerán en mucho de la posición en la que uno esté ubicado, es decir, se percibirá según el cristal con que se mire, dependiendo tal posición de las circunstancias en que toque vivir. Aquellas circunstancias, casi siempre, son las que influyan en la vida del ser humano. Veamos lo del general José Antonio Páez. Cuando Páez comenzó a guerrear, él para la época era analfabeto, y durante toda la guerra de independencia fue un patriota de verdad verdad, hizo cosas casi que imposibles de imaginar. Me atrevo a asegurar que la mitad de la independencia de Venezuela se le debe a él y sus aguerridos llaneros. Bueno, esa fue una etapa de su vida muy sacrificada y de gran satisfacción; pero lamentablemente después viene una etapa oscura y de infeliz recordación para el proyecto bolivariano. Páez en postrimería de su vida se arrepiente de lo hecho contra la revolución bolivariana; y lo deja asentado en su autobiografía. Sin embargo no es posible se quiera borrar de la historia aquella etapa de su vida de analfabeta, guerrero, de la primera lanza del mundo con un ingenio de súper dotado, no, no, es de justicia rescatar la memoria de Páez y otorgarle su sitial preponderante en la historia independentista de la patria. Si, tomemos solo en cuenta las circunstancia, lugar y momento de esa etapa de su vida. Con Páez debemos evitar tomar solo en cuenta sus errores y sus equivocaciones políticas, más bien consideremos que por haber sido un hombre salido del pueblo y ser pueblo, los escritores mezquinos lo han querido hacer ver como un monstruo; traidor durante toda su vida.

Uno de los preceptos fecundos para los actuales y futuros historiadores será el de estudiar lo acontecido y no imaginar que pudo haber sucedido, que si esto o lo otro. Existen graves dificultades para juzgar los posibles errores de los grandes conductores del pasado y eso basta para censurarles su accionar, sin querer con esto decir que se debe enmendar la plana a quienes hayan sido inconsecuentes. El historiador, o quien pretenda inmiscuirse en la historia, debe de analizar los factores que en el momento citado pudo influir sobre el colectivo y sólo así podrá formarse un juicio no sobre lo que hubiera podido o debido pasar, sino sobre la irreversible realidad que existió. Muchos escritores tratan de novelar los hechos históricos, muchos inventan actos y situaciones que no fueron para nada reales, por ejemplo, hay quienes pretenden que Bolívar consideró a la América como un todo, cuando es arto conocido que cuando Bolívar usó la palabra "América" solo lo hizo en el sentido de que ella estaba solo ubicada al Sur del Río Bravo.

Afirmar que Bolívar pensó en el destino de América como si fuera todo el territorio que hoy se conoce, es solo pretender insultar la memoria del Libertador, tal atrevimiento solo puede hacerse tratando de manipular la verdad histórica. Aquí, en este escrito, se ha evitado refutar con nombres y apellidos a historiadores y políticos que constantemente distorsionan la verdad sobre la vida, pensamiento y obra de Bolívar, y procurado no realizar refutaciones, de todos modos están implícitos en el contenido de estos 6 escritos que ha publicado Aporrea.org. De cualquier manera estamos presto para responder en los temas aquí abordados en defensa de la interpretación diáfana del proceso de la independencia de nuestros pueblos sur americanos, de la gente que dio su vida y de quienes aportaron su granito de arena en la hermosa, grandiosa y original gesta libertadora sur americana; sobre todo a cerca de la personalidad de nuestro Libertador, Simón Bolívar, tal como fue, y dar a conocer su genio, sacrificio, valor y único ser reconocido como el más extraordinario que haya vivido en el siglo XIX. No debemos finalizar, sin advertir a nuestros pueblos que lo que Bolívar soñó, alguna vez tendrá que ser realidad. La patria grande, la Gran Colombia, una patria magnánima y prospera.



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José M. Ameliach N.


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