"Buena mano, de rocín hace caballo; y la ruin, de caballo hace rocín"
(Anónimo).
El domingo muy temprano como el fuego que apagó con su vida, corrió la noticia del señor que sobrevivió en Mesa de Adrián – Bailadores tratando de salvar unos caballos, ahora lamentablemente podemos decir que murió de pie cumpliendo con su deber como tanto héroe anónimo. Que hermoso recuerdo queda para sus nietos cuando pregunten: ¿Cómo murió el abuelo? y cualquiera les responda: tratando de salvar unos caballos que no eran de su propiedad, pero si parte de su vida. José Parra fue un hombre excepcional y su muerte constituye un digno ejemplo, fue tanta su pasión por los potros que ofrendo su vida por uno de ellos, cómo todo un Señor de los Caballos.
Desde muy niño lo conocí y lo admiré por su destreza para domar caballos, recuerdo que subía todas las tardes a casa de Don Efraín Pavón y Doña Merced Méndez, a comprar el queso y los huevos del desayuno y la curiosidad hacía que de subida o de bajada, al pasar por su casa tratara de ver como José Parra amansaba los caballos, que al llegar eran indomables e intocables, hasta que con su paciencia y su arduo trabajo diario lograba montarlos en pelo y después ensillarlos.
De día lo veía en sus labores como bedel en la escuela José Gregorio Ramírez, apenas tenía una oportunidad y corría a su casa a darles una vuelta a los caballos, a ver que les hacía falta. Siempre circunspecto, de su rostro no se escapaba la más mínima sonrisa, a veces oía las hazañas con sus caballos que le contaba a mi mamá que trabajaba en la cocina del comedor de la misma escuela.
Mariñero raigal en su hablar, expresión y comportamiento, aprendió en la universidad de la vida el difícil oficio de domesticar caballos, con su ingenio y creatividad creo sus propios aperos para enfrentarse al indócil caballo y convertirlo en un gran ejemplar para las pistas, de su buena mano para amansar salieron algunos caballos y yeguas que luego se fueron famosos, la gente aún recuerda al Tenampa, paso fino de Carlos Molina; Diputado, trochador de Roger Barón. Además, según nos recuerda Armando Alarcón: "Azarú, alazano careto de trote y galope; El Vencedor, caballo moro paso fino; El Fosforito, caballo moro tan fino y de tanto nervio que se asustaba con sus propios pedos; El Catire y El Lucero; Pan Quemao de don Carlos Montoya", entre otros. Sólo tuvo dos caballos de su propiedad, que los usaba como madrinas en sus faenas de doma o arriendo de potros, y también para cargar pasto o malojo para alimentar las bestias. El más viejo se llamaba Marcelino, era negro y lo acompañó durante mucho tiempo y posteriormente al Cerezo, caballo color ocre que fue su compañero hasta hace poco.
Los domingos solía pasear orgulloso al lomo de tan extraordinarios ejemplares, iba hasta Mariño a que lo vieran sus coterráneos vestido de chalán, con puñaleta y 38 en el cinto, en algunas oportunidades a Tovar y Bailadores, pero la mayoría de las veces era el día de sancocho donde la familia Ramos en Guarapao o en la Capellanía en casa de José María Gutiérrez. En las casetas de las ferias gustaba de sobresalir y en varias ocasiones hizo bailar al compás de la música a sus caballos. Me imagino ahora sus cuitas con Pulguita, recordando tales hazañas.
Entre los compañeros de cabalgata podemos mencionar a Ramón Eladio Zambrano, Freddy Méndez, Alipio Burguera, Armando Alarcón, Alfonso Ramírez, Gregorio "Pulguita", Emerio Ardila, El loco Atilio, Enrique Boqueto, Luis Lobo, Alberto Zambrano, Eulides Carrero, Ramón Rosales, Gonzalo Ramírez "Barba Roja" el encasquillador de Zea, Pompilio Vivas, Carlos Molina, Julio Humberto Carrero Morales y otros más que se escapan por el momento. Ya mucho antes había compartido largas jornadas con don Hilarío Zambrano y sus hijos Alberto y Cheo, la Nena Mauriello, en sus frecuentes paseos a Cucuchica, San Pedro, el páramo de Mariño Tovar y la Cascada en Bailadores.
En septiembre del año pasado lo visite en varias ocasiones con Armando Alarcón y nos brindó un delicioso michito de su cacho y copa preferida, fieles compañeros de sus andanzas, quedamos a la espera que nos avisara cuando podíamos grabar un programa sobre el arte de la doma; quería que me hablará de las etapas, de los cuidados del animal y de manera especial de su afición por este arte e ingenio en cada instrumento de trabajo que creo, recuerdo que le dijo a Armando: "Esta pesa la hice y los caballos nunca botaban la cola". Su espera no era otra que salir de las quimioterapias, el cáncer lo mantenía muy triste y agotado, le alegraban la vida el trabajo y sus caballos y por ellos murió al tratar de salvarlos, cuando vio su caballeriza en llamas, prefirió recibir múltiples quemaduras que ver morir los caballos que tanto amó y le brindaron tantas alegrías, así son los grandes hombres, que hacen de su vida un apostolado y ese fue Don José Parra, el domador de Mesa de Adrián - Bailadores, que Dios lo tenga en su santa Gloria. Paz a su alma, descanso eterno y reivindiquemos su memoria. A su familia y amigos mi más sentida palabra de condolencia.
Después de mucho buscar, creo haber encontrado la frase exacta en la voz de Atahualpa Yupanqui para cerrar este tributo de amistad y gratitud a Don José Parra: "Siempre he pensado que nada es mejor que viajar a caballo, pues el camino se compone de infinitas llegadas. Se llega a un cruce, a una flor, a un árbol, a la sombra de la nube sobre la arena del camino; se llega al arroyo, al tope de la sierra, a la piedra extraña. Pareciera que el camino va inventando sorpresas para goce del alma del viajero".
Hoy cuando Don José emprende tu viaje a la eternidad por salvar un caballo, podemos decir que la muerte no es el fin, es un camino que se ensancha y los que mueren por la vida tendrán nueva vida. ¡Que viva Don José Parra!
Néstor Abad Sánchez
DIRECTOR DEL IMUCU
El caballo es el animal que, por su inteligencia, se acerca más al hombre.
Hayat-el-hoyouan.
Dicen que el perro es el animal más fiel…no lo niego pero del caballo alguien se acuerda.
General san Martín.
Sin un caballo, un perro y un amigo el hombre moriría.
Rudyard Kipling (1865-1936) Escritor inglés.
Cuando el señor hubo creado el caballo, dijo a esta magnífica criatura: te he creado diferente de todos, todos los tesoros del mundo reposan entre tus ojos. (Anónimo).
El jinete hace al caballo como el marido a la mujer, como el alfarero la jarra, como el escultor a la estatua, como el poeta a la poesía como el pintor una obra. (Anónimo).