El mito del mercado petrolero
Los consumidores de petróleo jamás han pagado su valor de costo. Es hora de sincerar su verdadero valor de cambio y ser reclasificado como capital variable y no constante, según la concepción marxista de la teoría del valor trabajo.
En concreto y cortas palabras: El panadero, pongamos por caso, prepara la masa de trigo pulverizado o harinoso y añade la porción de levadura convencional; además, moldea el tamaño y forma del pan que se propone fabricar. Luego lo lleva al horno de tierra o moderno donde el pan crudo recibirá la cocción correspondiente y cuya duración controlará el panadero del caso a fin de convertirlo en un bien comestible.
Hasta allí llega el aporte creativo de valor del panadero. Y ocurre que aquel pan crudo pasa a ser la materia prima de lo que será el pan cocido que sólo se creará por el calor suministrado por el fuego vegetal o leñoso, de carbón o, en nuestro caso, por el combustible petrolero que alimente la fogata del horno correspondiente.
Así las cosas, perfectamente podemos considerar a los energéticos como capital variable o generador de plusvalía al lado de la que obviamente crea el asalariado.
Pongamos otro ejemplo: una gandola o transporte cualquiera que lleva la harina de un lugar a otro puede hacerlo con un transporte automotor alimentado por gasolina, y esta, además de reponer en algunos kilómetros de recorrido su valor de costo, seguirá creando valor por y durante el kilometraje restante. A este excedente de valor podemos perfectamente considerarlo una plusvalía absorbida por el transportista o por la empresa involucrada, si fuera el caso.
Ahora bien, el precio o valor de cambio efectivo reconocido hasta ahora por cada barril de petróleo es uno, sea cual sea y que haya estado fijando el mercado, pero, lo real es que ese barril de petróleo creará más valor que dicho precio cuando el horno entregue pan cocido listo para la alimentación, y más allá del simple sobreprecio que por concepto de ganancia comercial o de reventa le proporciona al intermediario, sea este transportista o corredor bursátil.
La diferencia básica del energético con las herramientas y máquinas en general empleadas como instrumentos de trabajo es que todos estos instrumentos representan extensiones o repotenciadores de las facultades naturales del trabajador. Así, una lupa le mejora su visibilidad, y una palanca artificial, su potencia muscular. El energético no puede asimilarse a ninguna extensión de esas facultades naturales. Cuando los fisiócratas, valga la acotación, le atribuyeron a la agricultura el poder creativo al lado del trabajador campesino, precisamente estuvieron reconociendo el poder creativo de valor subsumido en una semilla, por ejemplo, energetizada por el sol.
27/04/2016 07:58:04 p.m.
[1] Según la clasificación marxiana, el capital constante, con la aplicación útil de su valor de uso, se limita a entregar tanto valor (de cambio o valor trabajo) como el suyo propio, sin agregar un ápice de valor nuevo a la mercancía en cuyo proceso de trabajo y producción intervenga.