¡Alerta!, ¿Diálogo entre clases antagónicas?

De entrada, el manejo de conatos dialogales entre burgueses y proletarios, cuando los primeros fungen de capitalistas, y los segundos, de asalariados, es muy poco menos que una contradicción absurda, habida cuenta de que lo que se da en esa dicotomía clasista es una lucha que desde hace siglos es antagónica, y se sigue manteniendo diálogos "amistosos" sólo para el cálculo salarial, las mejoras industriales en lo técnico y en cuanto a la protección del ambiente que alberga a ambas clases necesariamente.

De suyo, todo diálogo es posible sólo entre los integrantes de cada clase, de cada bando, como son los diálogos entre jugadores de un mismo equipo.

Por el contrario, de perogrullo toda lucha es entre contrarios y cualesquiera diálogos que llegue a darse entre algunos luchadores pecarían de d. sospechosos, de deshonestidad o de una posible traición en proceso ejercida por tales dialoguistas. En Venezuela, damos en llamar saltalanqueristas a semejantes traidores.

Así, según la versión dialecticomaterialista, pilar filosófico de toda teoría socialista, las clases sociales sólo se acomodan la una con la otra cuando la clase dominante tiene el sartén por el mango, tiene todos los controles, el económico-en lo material-y el político y el religioso o idealista.

La clase oprimida se limita a callar, so pena de que sus protestas de cambio sean penadas hasta con la muerte, la desaparición del mapa demográfico, las torturas y afines. De este aserto tuvimos numerosos casos con la conducta de la derecha de la 4ta. Rrepública frente a los disidentes de izquierda, comunistas o/y en sus variopintas versiones.

Cuando se da ese tipo de coexistencia pacífica entrambas clases, hablamos de la paz burguesa. Así fue durante toda la mal llamada vida democrática regida por la Constitución de 1961. Hasta que llegó el Comandante y ya sabemos qué ha pasado, y sigue pasando.

Quienes suelen arrogarse un pensamiento revolucionario y abogan por reconciliaciones ignoran exprofeso esa versión dialéctica, y de esta manera serían víctimas y victimarios ideológicos. Quienes aboguen por el diálogo interclasista y sean conocedores de la Dialéctica marxista o materialista, cargan un gato enmochila’o, por mucho que se cuadren abiertamente con la izquierdam con semejantes apologistas de la reconciliación hay que tener más cuidado.

No obstante, todo eso lo sabe y aplica muy bien el imperio y la derecha aristocrática nacional a la cual sirven ciegamente los llamados proletarios escuálidos, armados con su mediática internacional ejercida por empresas comerciales de comunicación en sus variopintas presentaciones.

Desde hace más de un siglo, el capitalista llegó a su fase imperialista-versión leniniana-desde el momento mismo en que buena parte de los asalariados fueron contradictoria, pero ciertamente conversos defensores de este sistema, y hasta hoy siguen considerando al patrono capitalista como su protector y al burgués como paradigma para el bienestar y progreso de sí mismo, en una suerte histórica del más feroz conservadurismo como la de emulación del pacto que mantuvieron durante casi 2.000 años los paraesclavizados siervos medioevales con sus "señores" y señoras feudales.

Ellos saben que semejante diálogo[1] jamás dará frutos en favor del proletario y juegan al cansancio popular hasta lograr su objetivo de fondo que por ahora no es otro que un segundo estallido popular como el ocurrido el 27 de febrero, esta vez asumido por el proletariado traidor [2] que precisamente no participó en esa rebelión contra el hambre generada por el neoliberalismo carlosadresista que tanto auparon los gobernantes del Puntofijismo apoyados desgraciadamente esa vez por la aristocracia proletaria hoy conocida como escuálidos.

Corolario. Ni la reconciliación ni el diálogo son confiables cuando las clases, como ahora, entran en su fase de antagonismo abierto. La paz burguesa se le acaba a la clase exdominante y eso no lo podrían tolerar en paz; eso es de perogrullo.

Creemos que el Estado con el gobierno de turno podría manejar esta diplomática estrategia de paz también en búsqueda una mayor capacidad de maniobra porque piense que durante los conatos y tentativas de diálogos la derecha pueda bajarle 2 a sus desafueros anticonstitucionales, pero, se trata de una estrategia harto peligrosa, porque donde haya traidores y tartufos bien ubicados y con capacidad teatral de excelente calidad, la derecha siempre llevará una ventaja leonina.

Porque quienes sean magníficos usuarios de los medios y defiendan esa estrategia terca y majaderamente representan una campaña dialoguista que en sí misma representa a la derecha burguesa.

¡Cuidado!, dándole el beneficio de la duda, ellos como agentes de la izquierda, ellos mismos, podrían no haber sopesado bien el alcance perverso de un diálogo huero entre representantes irreconciliables per se, y menos cuando el gobierno se declare abiertamente socialista. A buenos entendedores, poco bla, bla, blaes.

23/04/2014 07:56 a.m.


[1] Aquí, el imperio y sus apologistas pareciera que tienen más claro el concepto de lucha de clases que muchísimos izquierdistas o ¡antiderechistas!"

 

[2] La mal llamada clase media vino a marchar y hacer protestas en esas "sucias calles" desasistidas precisamente por sus Concejos Municipales, hoy Alcaldías., por primera vez en su centenaria vida, sólo cuando el Presidente Chávez les abrió los ojos y destapó los oídos, enseñó a leer, comenzó a empoderarlos y llenó de sueños y esperanzas a la parte humilde del proletariado, entonces invisibilizada, y a quienes hoy "milagrosamente" representan la defensa del país(incluyente de los enceguecidos escuálidos) y de sus invalorables y apetecidas riquezas hasta ayer usurpadas por ese imperio y por los vende patria como siempre fueron los gobernantes que precedieron al Presidente Chávez desde J. A. Páez y antes del 24/6/1821. Así, pues, los verdaderos defensores del país, decimos, del país hasta ayer en manos del aquel imperio y de la burguesía parasitaria nacional y de esa masa de proletarios sifrinos que, siendo hasta bien pobres, siguen enceguecidos, sordos y obtusos e incapaces de ver quiénes son sus verdaderos opresores, los verdaderos defensores, decimos, concluimos diciendo que el llamado progreso y prosperidad que ha brindado la burguesía a los proletarios serviles ha sido al precio de mantenerlos en la más absoluta ignorancia política.



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Manuel C. Martínez


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