Creí olvidado el asunto. Parecía eso que el gran Héctor Lavoe llamó "Un periódico de ayer".
Aquel embajador panameño, "de cuyo nombre no logro acordarme", sólo sé que Roy Chaderton le llamó patán, se atrevió en la OEA, asunto que ni a él ni a la organización pavosa le incumbían ni incumbe, dijo en plena asamblea que tenía en sus manos la partida de nacimiento de Nicolás Maduro Moros, según la cual había nacido en territorio colombiano. El "patán", de cuyas acepciones la que más le cuadra es la de "zafio y tosco", además de pésimo pintor, como también le calificó el entonces embajador venezolano, tuvo la osadía, propia de los delincuentes, de hacer mención del libro y respectivo folio, donde presuntamente estaba asentada la partida en registro del vecino país y hasta el números de la misma.
Si el "patán" no lo fuese, hubiese sentido pena que la propia registraduría colombiana lo desmintiese. Pero el tipo no se amilanó pero tampoco dijo nada. No obstante, poco tiempo después, Walter Márquez, quien sin merecerlo, sino como resultado de aquella inmoral cosa que se llamó o llama la "cuota política, gozó de los beneficios de Chávez distrayéndose o disfrutando en el servicio exterior, repitió exactamente la misma cosa que antes dijo el "patán".
Pero Márquez fue más atrevido. Pareciera que engañó, valiéndose de viejas glorias, a muchos a quienes aseguró que él, no el panameño, si tenía la partida en sus manos y en breve la mostraría. Eso ya tiene dos años. Y la prueba de Márquez ha corrido la misma suerte que las de Ramos Allup con respecto a cuando Chávez ganó el revocatorio. Es más, alguna gente opositora deseosa de creer o querer la engañen, repitió en la calle aquella historia, que por un extraño fenómeno se convirtió como algo personal; cada una de las personas que de eso hablaban, se referían como que tenían las pruebas o la partida en la mano.
-"Tenemos la partida en la mano, de un momento a otro la mostraremos y llevaremos al CNE".
Así habló una jovencita, en tono desmesuradamente agresivo a un periodista, como si ella tuviese "los pelos en la mano". Cierto, hablaba y gesticulaba como si fuese Walter Márquez, el coinventor de aquella patraña; quien tuviese el documento en las manos o la cartera.
Por supuesto, eso convino en creer buena parte del mundo opositor. Hasta mucha gente llena de buena fe y por demás generosa. Eso les daba una razón para sus luchas que, en veces, no parecen encontrar. Se hallan ansiosas pero con sin banderas, ideas y programas. "La patria", parecen decirse, ha caído en manos del enemigo o los extraños. El odio aumenta y los propiciadores del mezquino sentimiento encuentran una forma o motivo para insuflarlo como quien llena un tanque de gasolina. Venezuela está en manos de un colombiano, se dicen así mismo. La patria está perdida. Una afrenta, un ultraje más, dicen ahora. Pareciéramos volver a los tiempos de la "Cosiata", al siglo XIX.
La anterior frase, la de la "patria perdida", afirmación, que es como una queja, está impresa en lo que parece un afiche que acaba de llegar a mi correo procedente de Miami.
Entonces, ya no es "un periódico de ayer", sino una campaña que retorna del pasado, relacionada con el asunto del revocatorio. Lo que nos hace creer que en la oposición hay una dirigencia torpe, patana o piensa que los suyos lo son. Pues si Maduro es colombiano no es nada escabroso establecer esa relación; es más fácil, menos costoso y aburrido que cumplir todos los trámites para actibar el proceso revocatorio y al final ganarlo, acudir al CNE, partida en mano, expedida por la Procuraduría colombiana, firmada y sellada, para que ese organismo desproclame a quien ejerce la presidencia ilegalmente.
Si eso no hacen sus dirigentes, que debieron hacerlo desde tiempo atrás, serían ellos como Roy Chaderton calificase al ex embajador panameño. ¿O es que en verdad, aunque no quieran reconocerlo, como el panameño, también Walter Márquez mintió, sólo por ponerse en primer plano y salir de la fosa?
A partir de allí, algún sector opositor, ha repetido la misma historia, sin espíritu crítico, solamente arrastrado por el odio, que de paso en muchos casos no tiene justificación, sino en la alienación de la cual son objeto quienes aquél integran, por la propaganda de los grandes medios.
Pero en esto hay otro ingrediente extraño. Sectores de oposición, entre quienes se empeñan en destacar muchos quienes se han ido por motivos que nada tienen que ver con la política, suelen desdeñar eso de patria. Pero no se quedan allá con ese sentimiento, sino que lo difunden hacia acá y hasta eco hallan.
-"¿Para qué quiero patria si no hay comida?". Esto dicen precisamente quienes viven fuera y viviendo aquí más comida tienen. Tengo una fotografía de una camioneta Hummer que cuesta, como decimos en lenguaje coloquial, "más que un ojo de la cara", con una pinta en el parabrisas trasero, donde hay una queja: "Estamos pasando hambre".
-"¿Qué hago con patria si no hay…..?" esto y aquello.
-"¡No importa haya harina porque tenemos patria!" Así suelen decir en tono irónico para mofarse del mensaje de Chávez de "ahora tenemos patria". Sin percatarse que esa actitud obedece a la estrategia imperial de descalificar el sentimiento patriótico; sentimiento este que precisamente crece ahora, como nunca antes, en Puerto Rico. Sentimiento que los mismos estadounidense exaltan y ponen por delante para todo, hasta para cometer injusticias. La expresión del ex presidente James Monroe de "América para los americanos", tenía ese sentido. EEUU era una patria con el derecho de apropiarse de lo nuestro porque en fin destinados estábamos a ser colonizados. Es una patraña vieja que ahora se reedita.
Precisamente, quienes no les importa la patria; les da igual si la tienen o no; se preparan y preparan los modos para ser de hecho colonizados, porque ya lo están, se sienten ofendidos porque Nicolás Maduro, el presidente es colombiano. ¿Si así fuese, por qué se incomodan por algo que no les importa?
Cada vez me escandaliza más como la oposición es tan contradictoria y juzga mal el nivel intelectual de su gente.
Nuestro asunto no es la nacionalidad de Maduro. Ya la demostró al inscribirse en el CNE. La oposición tiene allí un representante que puede, sin mucho esfuerzo, dilucidar lo que para muchos de ellos parece una incógnita. La partida de nacimiento es un documento público al cual quien quiera puede acceder. Lo importante es que Maduro, cante menos las glorias de la patria y resuelva los problemas que nos agobian, que poco dañan a la clase dominante en el sector opositor y a quienes decidieron abandonar la "patria".
Mucha gente, hizo oposición en este país, hasta bajo férreas dictaduras y sólo salían del país si les expulsaban y hasta volvían clandestinamente a seguir la lucha. Eso es querer la patria. Está bien que quien quiera ponga por delante su bienestar personal, familiar, hasta "éxito" y salga a buscarlos fuera, eso está en la naturaleza humana, el deseo de sentirse seguro y hallar espacios, pero dejemos de culpar a la patria y menos denigremos de ella.