Venezuela en la actualidad, vive una crisis económica, que se manifiesta principalmente por la escasez de alimentos, puesto que el nacimiento del rentismo petrolero causo un gran descuido durante décadas del sector agrícola nacional. Durante los últimos años Venezuela vivió un gran periodo de bonanza petrolera, ya que su demanda internacional estaba en su mayor apogeo; Con la caída del barril de petróleo, y una política de subsidios exacerbada, que genera la falta de divisas para la importación de productos, especialmente de la cesta básica, hacen necesaria una reforma económica que constituya una verdadera solución a los problemas que día a día tienden a sufrir los venezolanos para el acceso a sus bienes más fundamentales, entre estos, los alimentos y productos de aseo personal.
Algunos dirigentes políticos y economistas plantean la tesis de implementación de medidas macroeconómicas, olvidando un punto tan vulnerable y que no puede prescindir de la economía, como lo es el elemento social, entendiendo este elemento, como el impacto que puedan tener estas medidas, en las finanzas de cada hogar venezolano. Entre estas medidas económicas se postula la unificación cambiaria, con la eliminación de la tasa de cambio preferencial, la liberación de los precios de productos de la cesta básica, aumento de la gasolina, entre otras. Cabe preguntarnos ¿Los venezolanos estarían preparados para asumir tal reto? Estas medidas que generarían un alto costo de la vida, aunado con el descontento social que se manifiesta diariamente en las colas, a causa de las escasez, puede generar nuevamente en Venezuela un estallido social, como el ocurrido el 27 de febrero de 1989, conocido popularmente como “El Caracazo”.
Para la época, los gobiernos de Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi, implementaron políticas para contrarrestar la inflación, tales como los controles de cambio, y los controles de precios, medidas que generaron corrupción administrativa y mercados negros de divisas y bienes, circunstancias parecidas a las actuales, donde el gobierno nacional tiene una gama de precios por dólar, incluyendo el preferencial, y paralelamente a este, subsiste el mercado negro de divisas con un precio muy diferencial al mismo; Encontramos también, un mercado de bienes de la canasta básica a un precio muy bajo, por el control de precios, pero que se comercializa a un alto costo en las calles, mediante comerciantes informales, llamados coloquialmente como “bachaqueros”
Una vez que Carlos Andrés Pérez asume el poder, haciéndose valer de un discurso populista, que apelaba a la justicia social, traiciona la confianza de los venezolanos, puesto que implementa medidas macroeconómicas conocidas como el famoso “paquete económico” para la liberación de la economía. Estas medidas, que se asimilan mucho a las que proponen algunos actores de la vida nacional, las cuales solo quedan en palabras, puesto que el precedente del caracazo les genera temor, y no solo a lo que representa un estallido social, sino el costo político negativo que les cobrarían unas elecciones en Venezuela, con un sistema democrático, donde el populismo, es un arma muy utilizada en la actualidad por los partidos políticos.
La falta de planificación de políticas económicas, la falta de soberanía económica y alimentaria, por el abandono del sector productivo nacional, y la progresiva caída del petróleo, mantiene a Venezuela atrapada en un callejón sin salida. El tomar estas medidas o el seguir soportando la escasez, podría representar el tirar del gatillo nuevamente a una rebelión popular, dado que los dos supuestos tienen un impacto negativo en la realidad social del venezolano. Además de esto Venezuela no está preparada para la contención de un nuevo caracazo, ya que si se aplica la fuerza desmedida del aparato coactivo del Estado, otra vez nuestra historia tendrá una mancha de sangre que conmemorar, y nuevas víctimas que lamentar.
En mi muy humilde opinión, el gobierno nacional debe centrar sus fuerzas en las áreas en que se tiene una verdadera ventaja, es el caso de la minería, turismo, explotación agrícola y pesquera, entre otras; Y además luchar, de manera efectiva, contra los que se dedican a la explotación ilícita de dichos recursos. Tomar eficientemente dichas áreas, a mi modo de ver, es un camino necesario para afrontar esta coyuntura económica, mediante la diversificación.
Considerando de igual manera, que se debe construir una política de planificación efectiva, para que estos fenómenos económicos no se repitan, o al menos se tengan mecanismos accesorios para saber conllevarlos, y no se condene nuevamente a los venezolanos, a situaciones tan desagradables, como las que se viven actualmente, y mucho menos, repetir la misma receta de un estallido social como el del 27 de febrero de 1989.
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