¡Alerta! Las perversas curvas del hambre

Queremos referirnos a las afamadas, usadas, aburguesadas y capitalizadas curvas de oferta y demanda, según la gráfica de esta entrega, porque la actual e irregular situación económica lo merece:

En la conocida curva de oferta-demanda descrita literalmente en un sistema de coordenadas cartesianas será fácil leer que para una ordena P = Precios fijados por el mercado; O = Origen de las transacciones; para una abscisa Q = Mercancías concretas demandas y ofrecidas; la abscisa Q1 = Cant. de equilibrio entre demanda y oferta, y PQ = Precio y cantidad del mercado en momento y lugares dados.

Todo estudiante de Economía, hora como especialidad universitaria, hora como materia complementaria o bien como cursos preparatorios para "ejecutivos" de otras profesiones-caso de algunos de los Pedagogos venezolanos e Ing. Varios, y Abogados, todos ellos, reciben en las sociedades burguesas, como la nuestra, estrictamente formación económica procapitalista[1], y eso debería parecernos correcto, habida cuenta de que nos hallamos en el modo capitalista desde antes del vientre mismo que nos haya parido.

Sobre esa base, tenemos una sociedad con una amplia gama de consumidores potenciales y con diferentes grados de solvencia[2]. Efectivamente, según lectura gráfica de un par de curvas de oferta-demanda, la cantidad ofrecida por el vendedor (Q1) es estrictamente la que el/los consumidores están dispuestos a comprar a ese precio marcado con PQ.

Así el mercado, los vendedores infieren que a mayores precios la demanda de contraería, y de perogrullo, a menores se ampliaría. Pero, ese es un esquema y una puja de mercado que suele ser teorizada. El vendedor puede perfectamente valerse del mecanismo de la diferenciación de precios sobre la que ya hemos tratado.

Eso explica cómo actualmente la sostenida y permanente suba de precios busca de manera desalmada[3] agotar hasta el último cliente con elevado poder de compra (Con mi arroz caro, no te metas...), pero no con precios diferentes, sino a un solo precio cada vez más elevado de tal manera que la demanda vaya reduciéndose hasta su mínima cantidad. Por supuesto, en la medida que los precios suban y suban, más consumidores caerían en la zona de insolventes o incapacitados para comprar la mercancía que días ante podían adquirir, mientras menos consumidores seguirían comprando a elevados precios, cuestión a que a muchos les llena de orgullo aunque por dentro se desalegran.

Este comerciante metido a terrorista como hemos señalado, busca, pues, el hambreamiento geométrico del pueblo en su esperanza inútil-esperamos que lo sea-de provocarlo a saqueos u otras formas de violencia que pintaría el país con tinta sangre y como un mercado fallido, valga la feísima expresión.

[1] Digresión: he notado que las correcciones sugeridas por el Office están sujetas al contexto acumulativo del escribiente, de tal manera que ese software va descubriendo las intenciones del articulista, su ideología de fondo, y, en consecuencia elabora un menú mutante de posibles sinónimos a conveniencia de la procapitalidad.

[2] Zona punteada de la gráfica única-

[3] recordar a Gogol, Las Alamas Muertas.



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Manuel C. Martínez


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