Lo nuevo sobre este tema no es tanto la asociación del fenómeno natural "sismo" con la ciudad de Cumaná, sino las últimas proyecciones de afectación que el mismo pudiese tener sobre la "primogénita del Continente americano".
En la publicación "Cumaná: Turismo Sostenible en el Caribe" realizado por el BID-ICES y la Alcaldía del Municipio Sucre, plantean dos posibles escenarios a ocurrir, a saber:
"A partir de un modelo probabilista que tiene en cuenta el comportamiento sismorresistente de las edificaciones y los diferentes comportamientos de los suelos que se dan en la ciudad, se ha llegado a la conclusión de que un terremoto de 975 años de periodo de retorno podría provocar daños en torno a US$ 2.378 millones y más de 2.000 fallecidos o heridos graves.
En el caso de un terremoto menos violento, de 475 años de periodo de recurrencia, estas cifras se reducen en torno a la mitad, pero aun así resultan alarmantes. El daño económico medio para el terremoto más potente se sitúa, en términos relativos, entre el 10% y el 20% del valor total de las edificaciones de la ciudad, mientras que el daño humano relativo —altamente dependiente del momento del día y de la semana en que se produzca el temblor—, puede llegar a afectar, con diversos niveles de gravedad, a más del 1% de la población"
Ya lo anterior es grave. Sin embargo, el hacer nada y permitir que la tendencia continúe su camino podría traer consecuencias peores. Veamos que se dice:
"En el escenario tendencial y horizonte 2050, los resultados son superiores a los del escenario actual, debido tanto al aumento de la población como al incremento previsto del nivel de vida.
Para el terremoto de 975 años de periodo de retorno, los daños económicos medios estimados aumentarían a MUS$ 3.737 con respecto al escenario actual; en el caso del terremoto más suave, el aumento es sólo del 8%".
Si se tomasen algunas previsiones –desde ya- las cosas varían algo, pero no dejan de ser trágicas, tal cuál como se señala en el escenario denominado "inteligente":
"En el escenario inteligente y horizonte 2050, los daños económicos y humanos se reducen notablemente con respecto al escenario tendencial e incluso con respecto a la situación actual, debido a las actuaciones de mejora de la vulnerabilidad. Los daños del terremoto más desfavorable se sitúan en MUS$ 2.029, y los fallecidos o heridos graves en 2.560 personas. Para el terremoto de 475 años de recurrencia, se aprecian mejor los efectos de las mejoras estructurales en los edificios, reduciéndose los daños a un tercio de los obtenidos para la evolución tendencial".
En fin, la cosa no está fácil y todo ello se debe a que:
" Cumaná se encuentra sobre la zona de contacto entre las placas Caribe y Sudamericana, que recorre todo el norte del país. El movimiento relativo entre las placas es de unos 20 mm/año y se realiza a lo largo de la traza de la falla. La principal estructura tectónica que representa este límite es la zona de falla del Pilar.
La sismotectónica de la zona también está afectada —en el sector más oriental— por la subducción de la Placa Sudamericana bajo la Placa del Caribe, dando lugar a la formación de las Antillas Menores.
Este contexto sismotectónico hace del Estado Sucre y el noreste venezolano la zona de mayor sismicidad del país, donde ocurren terremotos a profundidades someras, intermedias y profundas en la zona afectada por el proceso de subducción".
Todo lo anterior confirma lo señalado en innumerable oportunidades por los cuerpos de seguridad asociados a Defensa Civil (ante desastres naturales) y a los investigadores y profesores de la Universidad de Oriente.
Tomar medidas, pensando en el futuro, es un buen comienzo. El hecho de realizar el citado trabajo es un primer paso, sin embargo la emergencia del futuro le hace gritos desesperados al presente relajado.