Hasta Jefes de Estado extranjeros han sido y son amigos de Venezuela

Hoy nos vamos a referir a uno solo de los numerosos amigos extranjeros, Jefe de Estado y Presidente de  República,  que tiene Venezuela en el mundo entero. En este caso se trata del que fue excelente amigo y que jugó un importantísimo papel en nuestra historia patria; su nombre Alexandre Petión que nace en Puerto Príncipe, Haití el 2 de abril de 1770 y muere en el mismo Puerto Príncipe el 29 de marzo de 1818. Alexandre Petión fue un político y militar revolucionario haitiano, hijo de un colono francés de nombre Alexandre Sabes y de una negra criolla haitiana de quien recibe el apellido Petión, y pertenecía a la clase de los libertos.  Petión durante la adolescencia alternó sus estudios con el oficio de herrero y orfebre. Cuando estalla la Revolución Francesa, Petión de 19 años respalda los principios de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y reclama su aplicación en Haití, así como la igualdad civil y política con los blancos. Petión toma parte en el primer combate en Pernier, Haití,  contra los franceses. En las filas de los patriotas Toussaint Louverture y luego de André Rigaud se gana la fama de ser, además de su valor natural y de su talento de buen artillero; el más bondadoso de los jefes.

Petión es desterrado de la isla y enviado a Francia en 1800. En 1801 regresa a Haití y después de enterarse bien de la situación política imperante, va conformando un contingente de descontentos con el gobierno francés y en 1802 emprende la guerra contra las tropas enviadas por Napoleón Bonaparte. En 1803 crea, junto con Dessalines, otro líder haitiano, en Arcahaie, una ciudad del país, la bandera nacional de Haití y es también signatario del Acta de Independencia, proclamada el 1 de enero de 1804. En 1806, se funda la República y da al país su primera Constitución. Elegido Presidente el 9 de marzo de 1807 y reelecto en 1811 y 1816. Y  ocupa la primera magistratura de su país hasta su muerte en 1818. Petión el 2 de enero de 1816 recibe por primera vez en Haití a Simón Bolívar y le promete su más amplia colaboración en la expedición que preparaba y que iría a salir de Los Cayos de San Luis, Haití.  Petión pone a la disposición del Libertador 6.000 fusiles con sus bayonetas, municiones, víveres, una imprenta completa, algunas goletas, una importante suma de dinero y además permite que ciudadanos haitianos se alistasen en la expedición. Petión solo le solicita al Libertador que proclamara la abolición de la esclavitud en las tierras que sus armas libertaran y es así, apenas llega Bolívar a Margarita, Carúpano y Ocumare de la Costa, cumple su promesa a Petión; va proclamando la abolición de la esclavitud en Venezuela.

Derrotado Bolívar en esta incursión vuelve a Haití y es nuevamente recibido por Petión quien le vuelve a prestar la más desinteresada ayuda para una segunda expedición a Venezuela y en compañía del amigo comerciante inglés Robert Sutherland, emprende la segunda expedición,  que sale del puerto de Jacmel, Haití,  el 18 de diciembre de 1816. Todos los otros patriotas hispanoamericanos, desterrados en Haití, encontraron el apoyo y la ayuda más decidida del espléndido Presidente  General  Petión. El 29 de enero de 1817 el Libertador dirige una carta al General Pétion y, en partes de ella, dice: “Mi reconocimiento no tiene límites por el honor que usted acaba de hacerme… ¡Del fondo de mi corazón, digo que usted es el primero de los bienhechores de esta tierra! ¡Un día la América proclamará a usted su Libertador!… Acepte por anticipado, señor Presidente, el voto de mi patria. El 14 de agosto de 1818 se dirige al nuevo Presidente de Haití, Juan Pedro Boyer. “Señor Presidente: He sabido con el mayor sentimiento la muerte del Presidente Petión: su patriotismo, su generosidad y las demás virtudes que lo caracterizaban han excitado mi veneración  y la de todos mis compatriotas; esa veneración será tan inmortal como el nombre de Petión. La amistad y desinterés con que el pueblo y autoridades de la Republica de Haití dieron a los emigrados, nos llenaron del más vivo reconocimiento. La actual catástrofe arrebata a Haití uno de sus más bravos defensores y le priva de uno de sus más dignos  ciudadanos.



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José M. Ameliach N.


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