Ganar cuando vendemos y también cuando compramos, o cuando vendamos y compremos. Así parecen decirse los capitalistas cuando respetan la "regla de oro" de la Economía Capitalista Burguesa.
Dicha regla brilla en sus aplicaciones financieras y en las prácticas de los mercados auríferos locales, regionales, nacionales e internacionales. Las cotizaciones del oro, dinero per se, reserva principal mercantil, y patrón monetario por excelencia, siempre subyacente como respaldo de ahorros y a prueba de los ínsitos vaivenes de la economía capitalista[1] presentan hoy por hoy unas discrepancias cuantitativas-curiosísimas-en estos momentos cuando Venezuela confronta una de sus crisis económicas más amenazantes de su merecida estabilidad social, una situación a todas luces inducida, guionada y titereteada por quienes se arrogan la propiedad privada del mundo comercial sin tenerla, que cuentan con utilísimos agentes en cada rincón mercantil del mundo burgués[2].
Veamos estas perlas sobre el cotizante precio del oro al día, según las páginas webs[3] que representa los frentes comerciales financieros más mundiales, más internacionales, en materia de indicadores mercantiles:
Para la Unión Europea, por ejemplo, el gr de oro con 75% de pureza tiene el precio de unos 27 Euros; para EE UU, unos 30 dólares, y para Venezuela apenas unos 300 Bs.F (VEF, en la terminología o código financiero diseñado por esos mismos titeristas o entes financieros internacionales.
O sea, groso modo: el VEF (para Venezuela), está basado en el dólar subsidiado traducido así en Bs.F = unos 10/g, aprox., aunque los dólares exigidos por el oro en EE UU sean, como esos mismos entes calculan inducidamente y como lo saben hasta las piedras, a razón del DólarToday = unos 1.098,00 Bs.F (para estos momentos de ahorita mismo.
Digamos que importaríamos a razón de ese precio del oro en EE UU, pero venderíamos el nuestro según el dólar preferencial que el mismísimo Banco Central nuestro así lo autodecida (?). Si esto es soberanía monetaria, vayamos a saberlo…
[1] Los zigzagueos que se observan periódicamente en los precios del oro, mismo que se va fijando durante interminables "subastas"-la competencia suya no cesa entre sus intermediarios-es una inducida variación derivada de sobreofertas o subdemandas que coyunturalmente es practicada por los corredores de la alta burguesía especializada en esta preciosa y dorada mercancía. Por supuesto, una trillada explicación de tales vaivenes recogidas o usadas por esos medios es divulgar en textos y revistas especializadas que el oro sube cuando las economías se tambalean y sus monedas sufren bajas sostenidas, por ejemplo, pero, sustancialmente suele ocurrir todo lo contrario: son las cotizaciones del oro las que perfectamente provocarían dichas devaluaciones monetarias, o, en todo caso, la interinfluencia concomitante de ambas variables derivarían en sus propios vaivenes.
[2] Está claro que el ser determina la conciencia, pero esta suele autonomizarse a punta de experiencias alcanzadas con la rutina que caracteriza el modo de vida productor de esa manera de ser.
[3] Estas páginas, paradójicamente, no compiten en sus informaciones-eufemismo de indicaciones expresas debidamente codificadas que sirven de guías diarios a los correspondientes intermediarios del oro o a los corredores bursátiles del caso. Todos responden con la más envidiable precisión de relojes con afamados prestigios al respecto.