Ya hemos señalado en varias oportunidades la inconfiabilidad que de partida debemos asignarle a todo tipo de estadísticas de opinión, porque de ella no escapan ni siquiera las de los investigadores en la Física Intratómica. Es un hecho que los Físicos pertenecen hora a una clase social, ora a otra según sus espíritus o ideologías, y de allí que muchos hallazgos científicos y tecnológicos dentro del Capitalismo se hayan visto frenados y otros sobremagnificados.
Recientes informes estadísticos, que oímos por TV, a juicio de sus correspondientes estadísticos y empresarios cuya mercancía es este método de sondeos de opinión llevados a valores, gráficos y datos en general nos mercen nuevas observaciones.
Así, decimos que mal pueden ser científicos o neutrales unos resultados extraídos de universos multipolarizados o dicotómicos en el menor de los casos: unos de derecha y otros de izquierda; unos amantes de esta revolución y bolivarianos, y otros sus acérrimos enemigos.
En ese universo tan desuniformado es de esperarse que esa composición heterogénea provoque la impresión de que los formularios pudieran recoger opiniones comunes con independencia de dichas ideologías, pero eso no es así cuando se trata de valores y juicios de opinión. Tales estadísticas funcionarían bien, en todo caso, si se tratara de gustos del consumidor en cuanto a mercancías de su dieta alimentaria, de mercancías en general cuyas fábricas busquen posicionarse en sus respectivos mercados a punta de calidad o precios.
Sin embargo, en materia de opiniones políticas, las estadísticas salen sobrando porque ya los de la derecha saben cual es y será su respuesta cuando se les pregunte por cualesquiera actividad, instituciones, políticas o medidas tomadas por al izquierda en función de gobierno, mientras que, desarmoniosamente, las opiniones de la gente socialista o de izquierda suelen ser más sinceras, con una honestidad que por excelencia es ajena a la gente de derecha ya que tiene pensamientos burgueses, apreciaciones burguesas, y es hasta víctima de las idiotizaciones que el sistema capitalista practica con sus trabajadores de cierta confianza.
Efectivamente, si parte de la muestra trabajada con el método estadístico es marcadamente de derecha, de inclinación contraria al gobierno serán la mayoría de las opiniones consultadas, y viceversa.
Ocurre que los estadísticos y sus empresarios parecen desconocer esta realidad en cuanto a que estamos divididos en proletarios y burgueses, pero, además, en gente proletaria domesticada por la derecha, al punto de que, por ejemplo, los estratos mejor remunerados suelen lograr un status socioeconómico que empieza a ser afectado con la nueva distribución del Presupuesto Nacional, en el sentido de que desgraciadamente, les parece que las mejoras de los más necesitados y otrora marginados ahora están siendo financiadas con cargo al bienestar logrado por muchos miembros de la clase media.
Esta clase media parece ignorar que ha sido la propia alta burguesía dueña de grandes supermercados la que empezó a rebajarles la calidad de los servicios en los grandes supermercados[1], y estos mercados como tienen que vender mercancías de consumo común, de la cesta básica, y estos han sido siempre más baratos por regulaciones oficiales y subsidios indirectos al consumidor de ingresos bajos, digamos, el precio del azúcar, del café, del arroz, de la leche, mercancías que siempre han sido del mismo valor para ricos y pobres, esos mercados, decimos, se vieron compelidos a vender por lotes, y hasta por paletas a los buhoneros de marras.
Aquí ha habido un falla, como también cuando falsos sicólogos han aconsejado mal a ciertos gobiernos con consejas, por ejemplo, que ignoran la división clasista y la mala distribución de rentas reinante entre los proletarios al punto de desaparecer la clasificación de las carnes de tercera calidad o con menor poder nutricional , y reemplazada por dizque "carne buena". Disparates más, disparates menos.
En las opiniones de aquellas estadísticas de opinión salieron a relucir desaguisados como este:
Según el empresario entrevistado, en apenas 17 años el venezolano cambió su discurso, sus iconos, su manera de ver el mundo, sus criterios, mientras silencia la inmutabilidad de la sociedad mantuana que se jacta de tener muchas y centenarias generaciones con los mismos privilegios, de pretender seguir viviendo con su misma manera de pensar y dominar a los más pendejos.
Para esta clase nada cambia, pero este tipo de empresarios de la Estadística sugiere que Maduro cambie su discurso porque ahora las cosas ya cambiaron luego de la muerte física de Chávez. Perlas como esas se sobreponen a dichas estadísticas de opinión ponderadas como representativas de una inexistente sociedad de clases donde los pendejos deben seguir siendo pendejos, y los explotadores.
23/05/2016 06:09:04 p.m.
[1] Todo lo comenzaron con la suspensión de cajeros y la venta de mercancías subsidiadas por grandes cantidades a los buhoneros-luego identificados con el remoquete de bachaqueros-de marras con tal de salir de ellos y reducir sus clientes a los mejor vestidos y con mayor poder económico.