¡Alerta! Los CLAPS siguen invisibilizados en esta Valencia del Rey

Con la OEA, al parecer, los potes de humos sirven como tales entre sí.

El empleo de potes de humo que se suceden entre sí es lo que observamos a lo largo de estos terribles 17 años, más largos en intensidad beligerante que los que señala el cronológico intervalo de 2 años antes del SXXI y 16 a. d. del mismo.

La guerra de resistencia presentada por los amos de los valles de las provincias de Venezuela, por lo menos los de esta Valencia que ha sabido perpetuarse en mantuanidad manifiesta, sigue caracterizándose por en manejo de estrategias y tácticas distractoras, mismas que les han permitido seguir agotando la resistencia de su clase media con el inocultable y perverso propósito largoplacista de que estalle ese, para aquellos, acariciado sueño de ver ensangrentada de nuevo la patria de Bolívar, del mismo Bolívar que a sus sucesores sigue inspirando el logro de una verdadera independencia económica más allá de los, por ahora, insuficientes triunfos y victorias superestructurales alcanzados a la fecha.

La más reciente y fallida estrategia asumida por la OEA así lo demuestra, ya que esta sigue ocultando la más poderosa lucha que sigue en pleno proceso de beligerancia, o sea, la presente, continuada e intensificada Guerra Económica que sigue matando de hambre lenta a la clase media con inclusión de sus miembros no comprometidos con la derecha nacional y provinciana.

Preocupa que en la mayoría de las parroquias de Valencia no se oye, no se ve ni se ni se observa movimiento alguno relativo a la formación de los CLAPS, más allá de la preparación de algunos potenciales centros de acopio que, por el contrario, ahora ni siquiera ofrecen los pocos bienes de la cesta básica que estuvieron ofreciendo hasta hace más de 2 meses atrás.

Recientemente, los responsables de las supuestas juntas comunales volvieron a engañar a sus parroquianos con la falsa oferta de operativos de limonadas con papelón promocionados como "Productos Lácteos Los Andes". A media mañana: Cero leche, cero quesos, cero jugos de calidad.

Pero lo más preocupante es que siguen estacionarios y no pasan de ser reacciones verbales un tanto viscerales por parte de quienes han asumido la responsabilidad de ponerle freno eficaz a esta guerra económica que sigue su marcha sin parar un día: En esta Valencia siguen vendiendo leche de 2 litros al precio de más de Bs.F 2.000; pan de harina de trigo mezclada con arroz a Bs.F 300 y hasta más; maíz en concha a Bs. F = 800, y así por el estilo correspondiente.

Recordemos que lo más terrible de cualquier guerra son sus muertos, niños, ancianos y mujeres incluidos, y fatalmente tendenciua hacia eso es lo que venimos observando como resultado de esta actitud inflacionaria continuada de manera inducida con el protagonismo directo de esos soldados que ahora, en vez de financiar sus batallas con peculio propio, lo están haciendo con el de sus propias víctimas.

Nos preguntamos de nuevo: ¿acaso pensarán que podrán seguir ejerciendo sus labores intermediarias, luego de participar en estas muertes económicas aplicadas a sus tradicionales clientes? Las Alcaldías, sus munícipes y parroquianos tendrán la palabra, aunque cuando hablamos de gente servil, cual perro fiel, mientras el amo peor los trata más suelen adorarlo. La clase media confronta dos frentes de guerra: 1.- el comereciante especualdor , y 2.- la pasividad y excesiva tolerancia de los impotentes defensores del consumidor, por causa y con aquello del "debido proceso".



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Manuel C. Martínez


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