Todo responde a límites de tolerancia, ningún fenómeno es absoluto, salvo en las versiones religiosoprimitivas, hoy llamadas rezagadas u obsoletas, a manera de supervivencias de un pasado cuya duración en su época insumió muchos milenos y hasta más tiempos, tanto así es que nos hace pensar en su imposible perennidad. Las ofensas, agravíos, daños y afines sufridos hasta por amor y pacifismo a ultraza también imponen reacciones antiamorosas y no pacíficas pero necesarias. Si no reaccionamos en tal sentido, dialéctico por lo demás, entonces dejamos de ser independientes por mucho que nos jactemos de serlo o de perseguirlo.
El título de esta entrega es una apretada síntesis de las mutaciones sociales que ha adoptado ""el mismo "musió"[1], aunque con diferentes cachimbas"".
La mancomunión abierta y sostenida de, por ejemplo, denominar a la ciudad de Valencia, estado Carabobo, como "Valencia del Rey", los tratamientos de don, doña , nomenclatura de calles, plazas y afines, nos recuerdan y siguen reafirmando la domesticación mental que conserva sobre estos pueblos, ciudades y países excolonizados el ex imperio español ya defenestrado políticamente hace casi 2 centurias, a través de las mismas voces con las que vulgarmente-en prosa popular y analfabeta-fue adquiriendo esas bárbaras lenguas en remplazo de las nativas a cuya fallida extinción contribuyó con su ensayo gramatical el mal llamado prócer caraqueño "Don" Andrés Bello.
De manera, pues, que no debe seguir extrañándonos el desprecio que mantienen y avivan esos descendientes afines, consanguíneos y consocios de las explotaciones sociales, antes como esclavistas avasalladores, como hacendados de peones, y desde el siglo pasado petrolero como disfraces de capitalistas sin pasar de ser descardados rentistas y parásitos de la renta petrolera y sus correspondientes derivaciones.
De allí sus actuales contubernios con los presidentes derechistas españoles y colombianos, con los peruanos y chilenos; de allí su desprecio-mal etiquetado como racismo-por los afrodescendientes y por los pobres modernos, particularmente cuando Chávez los asimiló a pueblo con igualdad de derechos de hecho y de Derecho.
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* También ha habido realistas "pobres".
[1] Musiú es una suerte de vulgarismo o traducción popular de monsieur = señor, en francés.