A usted, a mí, a quien sea, puede que no le guste el gobierno que lidera Nicolás Maduro. También puede que usted tenga sobradas razones para arrecharse y mentarle la madre al presidente, cosa con la cual nunca he estado de acuerdo, ni en mi estado de locura aprobaré tan semejante atrevimiento, a través de las redes sociales, por mentes totalmente desquiciadas. Es una falta de respeto, por las razones que sean. Hacer eso es llegar al más elevado grado de degeneración. Pero eso no es todo. Al presidente le han hecho la vida imposible desde el mismo momento en que el CNE informó sobre los resultados de la elección presidencial donde Nicolás Maduro salió airoso, revolcando, de paso, al señorito Henrique Capriles, hoy día envalentonado, tratando de desplazar no sólo a Ramos Allup de la palestra pública oposicionista, sino al mismísimo Leopoldo López, quien seguirá pagando su condena en su "suite" de Ramo Verde.
Ningún presidente en ejercicio ha sido sometido a tanta prueba como a Nicolás Maduro. Yo lo he criticado y lo haré siempre que "meta la pata", pero también lo defenderé ante tanto fariseísmo que despliega la derecha y el resto de la oposición venezolana no sólo dentro del país, sino afuera, donde asume posiciones netamente de traición a la patria de Simón Bolívar. En efecto, a Nicolás Maduro le han hecho de todo para sacarlo del poder, y, así darle un palo mortal a la revolución bolivariana, el objetivo supremo de los lacayos del imperialismo yanqui. Pero, tales ataques han sido repelidos, uno por uno, por Maduro y su equipo de gobierno. En especial por el pueblo chavista, al cual creían enterrado, una vez que murió Hugo Chávez.
Para mí, el desespero de la dirigencia recalcitrante liderada por Henry Ramos Allup, quien tiene cifradas esperanzas de llegar a ser presidente, y por el perdedor Henrique Capriles, han fortalecido la posición de defensa de Nicolás Maduro, al punto de que veo, desde mi trinchera de retaguardia, a una derecha desesperada, mientras observamos a un gobierno arrecho, que se apoya en el chavismo puro, para enfrentar con el éxito que estamos viendo a la derecha nacional e internacional. No tengo ninguna duda acerca de la derrota de los traidores, y la victoria del chavismo. El desespero y la impotencia están llevándolos al "matadero", y a saber que todavía Rondón no ha peleado… ¡Volveré!