Desde enero de este año, el gobierno ha llamado al diálogo y al encuentro para reactivar el aparato productivo. Ha venido impulsando los 15 motores de la Agenda Bolivariana Económica, instaló el Consejo Nacional de Economía, aprobó un Decreto de Estado de Excepción y de Emergencia Económica para fortalecer los sectores productivos y la distribución de alimentos; y ha impulsado los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

En esa dinámica, se han incorporado más del 90% de los productores nacionales. Sin embargo, el 5% del restante, que se caracteriza por ser cárteles y monopolios agremiados en Fedecámaras, Consecomercio, Fedenaga y Venamcham, aún se resisten al cambio, y no aceptan mediación ni negociaciones de ningún tipo. De manera intransigente, siguen en la onda antagónica, conspirativa, y están direccionando la agenda política contrarrevolucionaria.

Cuando el gobierno anuncia algo positivo, ellos inmediatamente salen diciendo todo lo contrario. Con mensajes terroristas intentan generar un clima negativo, de zozobra e incertidumbre. Y abiertamente, ordenan a sus agremiados que sigan en la resistencia, aupando la escasez, la inflación y el bachaqueo.

Por ejemplo, el presidente de Fedecámaras, saliendo de la oscuridad mediática, ahora declara abiertamente de manera hostil, y lanza metamensajes como los siguientes: "que los precios van a seguir aumentando", "que el problema es el suministro de materia prima" "que en el corto plazo la política del gobierno no va a funcionar"; que "ahora tenemos precios con rentabilidad pero no tenemos dólares", "el gobierno es un aparato mitómano"; "la gerencia publica no conoce la dinámica economía", "hay una trampa en la economía", "la escasez va a seguir empeorándose", "este país no aguanta", "el gobierno es mal intencionado". En fin, insisto, son metamensajes para generar terror y angustia en la población.

¡De verdad que son gente mala! Que realmente no aman al país. Lo prioritario para ellos son sus intereses particulares. Y ¡Pareciera que por ahora, no hay punto de encuentro!

Es por ello, que hay un ambiente pesado, de conspiración, parecido al vivido en el año 2002. Lo cual ha obligado al gobierno a decretar el Estado de Excepción y de Emergencia Económica, para contrarrestar y anticiparse a cualquier locura que estos sectores se les ocurra hacer contra de la sociedad venezolana.

En ese contexto, ya el gobierno tiene información de que empresarios privados han intensificado su ataque en el campo de la distribución de los alimentos de primera necesidad, que incluso ellos siguen controlando en más del 70% a nivel nacional y han promovido abiertamente el bachaqueo en Venezuela.

Hay estudios serios que demuestran que ese problema no es debido a la escasez ocasionada por la poca producción de bienes en el país, ni por la falta de divisas para producir…. o las distorsiones generadas por los controles.

Se trata de un problema ocasionado por el boicot al sistema de suministro y la alteración de los mecanismos de distribución, generadores de escases artificial e inflación inducida; que se une al contrabando de extracción y bachaqueo corporativo.

De hecho, vemos diariamente como se detienen camiones y se descubren almacenes repletos de comidas para mantener el bachaqueo. Porque realmente están produciendo e importando con la finalidad de robar a la familia venezolana. Si no, ¿de dónde salen los productos que negocian y renegocian los bachaqueros?

El bachaqueo no es una cultura, ni una moda

Como vemos, es un mal inducido por sectores de la oposición que incluso, sus propios analistas económicos justifican y aúpan su proliferación como algo natural en la sociedad.

Por ejemplo, Luís Vicente León, de manera irresponsable se ha atrevido a decir que "el "bachaqueo" se ha convertido en la nueva moda para redondearse unos churupos, convirtiéndose en el trabajo más popular del país en este momento".

Otros argumentan, que: "comprar víveres, artículos de limpieza y artículo de primera necesidad perecederos se ha convertido en una forma de negocio popular". Como vemos, prácticamente justifican el caos y la inflación que genera este tipo de actividad "delictiva".

No obstante, el mismo presidente de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), William Contreras, lo caracteriza como un fenómeno cultural producto de la guerra económica.

Para mí ni es un patrón cultural ni es un trabajo popular. Es un delito con consecuencias penales que debería ser abordado por toda la sociedad como tal. Porque contradice el lema revolucionario: "Sólo el pueblo salva el pueblo" y puntualiza el lema "sólo una parte del pueblo está robando al pueblo".

Porque eso hay que decirlo a voz populis: ¡es un robo el que hacen los llamados bachaqueros al pueblo venezolano! Y, que como una plaga, se ha venido expandiendo abiertamente.

De hecho, a la luz del día, y a la luz de todos, actúan en los mercados municipales, populares, salidas del metro y calles principales, que realmente actúan como redes de distribución ilegal, tipo gánster. La mafia en pleno apogeo. Que incluso, la indigencia la ha asumido como fuente para cometer fechorías. Cuentos corren por las redes sociales sobre niños y personas muertas por haber comprado productos bachaqueados. Lo cual atentan contra los derechos humanos de la población.

Metamorfosis del bachaqueo en Venezuela

Este fenómeno económico existe desde inicios de la revolución. Primero se inició en los estados fronterizos y comunidades remotas de la nación. En ese tiempo la mayoría de la producción nacional de bienes de primera necesidad, principalmente los subsidiados por el gobierno, eran sacados del país para Colombia por los mismos distribuidores "aliados estratégicos" de las empresas productoras nacionales.

Luego que se aplicó el cierre fronterizo en el año 2014, los distribuidores comenzaron a aplicar el mismo sistema de desvío de la producción con fines de usura y acaparamiento a lo interno del país

Hoy es triste ver como libremente en los mercados de Coche, de Quinta Crespo, la redoma de Petare, Plaza Sucre, Guaicaipuro entre otros mercados importante de Caracas, se agrupan desde niños hasta ancianos, con un bolso en la mano, lleno de productos de primera necesidad subsidiados o no subsidiados, que ofrecen libremente y a voz abierta a precios exorbitantes: por ejemplo: un kilo de leche para bebé a 4.500 bolívares, un kilo de arroz en 1.900, un aceite comestible en 2000, un crema dental mediana en 1.000, 4 rollos de papel higiénico en 1.000, y un kilo de azúcar en 2000. Situación que denota la impunidad con que estos grupos de personas actúan y roban a las familias venezolanas.

Allí se exige que las autoridades gubernamentales ponga mano dura al asunto del bachaqueo y se cumpla con Artículo 3 de la carta magna que estable que: "el Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo." Y, el Artículo 117: "Todas las personas tendrán derecho a disponer de bienes y servicios de calidad, (…) a la libertad de elección y a un trato equitativo y digno. La ley establecerá los mecanismos necesarios para garantizar esos derechos, (…) los procedimientos de defensa del público consumidor, el resarcimiento de los daños ocasionados y las sanciones correspondientes por la violación de estos derechos."

Es un tema que hay que debatirlo por todos lados, y generar conciencia nacional de que es un delito comprar alimentos bachaqueados. Y allí juegan un papel fundamental las autoridades gubernamentales junto al pueblo.