Dirigía mis inquietudes a Rangel por aquello de la amistad que infiero guardaba con el cantor del pueblo, suposición que yo hacía a partir del estribillo "apréndete la guaracha y lucha por la unidad".
Mi fantasía la redondeaba así: José Vicente preocupado, alterado pensando en que los chamos de la presente y venideras generaciones no sabrían nada de Alí Primera, a pesar de la actualidad y pertinencia de sus planteamientos.
Sudoroso en su preocupación, me imaginaba a Rangel llamando a Aristóbulo para preguntarle si él estaría de acuerdo en que cada escuela realizara una selección entre los escolares que mejor se aplicaran con las canciones de Alí, que luego cada estado escogiera a su candidato y que en algún pueblo de Venezuela, anualmente, cada febrero, se realizara el "Festival Nacional de la Canción Infantil Alí Primera", cuyo jurado estuviera también integrado por el presidente Chávez. ¿No es esta una colosal manera de garantizar la vigencia del pensamiento del paraguanero?
Me preocupa la posibilidad de que las canciones de Alí quedan se conviertan en un reducto entre las generaciones por venir, las que han de continuar con el país en sus manos.
Siempre pensé que le tocaba dar este impulso a José Vicente Rangel, en complicidad con Aristóbulo. Hasta que este domingo me percato de que Farruco le contesta a Ninoska Lazo (e instantáneamente reparo en que lo ha hecho siempre). Había tardado mucho yo en teorizar que ciertamente el "Festival Nacional de la Canción Infantil Alí Primera" es algo que le concierne al Ministerio de Cultura. Estrictamente, casi. ¿Acaso no es verdad que Farruco tiene el récord 2005 de haber montado un festival cada 15 días? Así las cosas, ¿no es operativamente hasta más fácil que viabilice otro en el que simplemente hará un poco de logística, tomando en cuenta que el talento está en las escuelas y que solamente bastaría una simple coordinación con Aristóbulo?
Por otra causa más innoble, en anterior oportunidad escribí yo un correo bagatela a Farruco (a la dirección que pone en el semanario Todos Adentro), cuya consecuencia ni siquiera llegó a acuse de recibo.
Pero si este domingo se ha tomado la molestia de contestarle a alguien en Aporrea, ¿no tengo el mismo derecho?, me digo, casi utilitariamente. ¿No está Farruco en la obligación de dormir menos este domingo y contestarme? ¿De decirme que me deje de vainas y piense en cosas más fructíferas para el país? ¿No está Farruco obligado a que la cultura se me haga presente?