Recientemente el Ministro Pérez Abad anunció que vienen aumentos salariales a los trabajadores. Esto dicho fuera de contexto puede parecer una noticia positiva y una razón de alegría para la mayoría, veamos porque la cosa, vista en el contexto, no es lo que parece.
El incremento anunciado de salarios a lo sumo llegará al 50% del ingreso de los trabajadores, considerando las dos tandas, mientras que por otro lado el incremento de precios de mercancías y de servicio duplicará varias veces este incremento salarial.
El mismo Ministro que ha venido abogando por la liberalización de precios de las mercancías, hasta el punto de hacer incomprables muchos de estos productos, un buen ejemplo es el del atún enlatado, ofrece como "mágica solución" a los precios desbocados de las mercancías el incremento de salarios, como si no supiéramos todos que detrás de estos, o quizás delante, ya está decretado un incremento de los precios de mercancías y la continuidad de la inflación desbocada que golpea el bolsillo de los trabajadores.
Fíjese que no cuestionamos, en abstracto, el aumento salarial anunciado, sino que mientras éste se propagandiza como una política del gobierno para "proteger" al pueblo, el pueblo es dejado sin protección al momento de darle la libertad a los que producen y comercializan las mercancías para el incremento desmesurado de los precios, y no estamos hablando de los bachaqueros, que no son los únicos que destrozan los sueldos de los trabajadores.
Así se cumple ese dicho que han popularizado economistas de la derecha de que "los precios de las mercancías suben en ascensor mientras los salarios van por las escaleras".
Hasta que el gobierno no se ocupe de contener el incremento desmesurado de los precios de las mercancías de poco servirá que apruebe aumentos salariales que terminan engrosando el bolsillo de los comerciantes especuladores.
Esas políticas neoliberales que se han venido imponiendo, desde un tiempo para acá, son las que además de empobrecer a los trabajadores, están alentando la exportación de los privados de mercancías, como mecanismos para captar dólares, siempre con el apoyo del gobierno, pero a costa de que el pueblo pierda cada día el poder adquisitivo y el derecho al vivir bien que pregonaba el Presidente Chávez y que muchos desde el gobierno desecharon hace tiempo.
