Derrotados, el gobierno y la institucionalidad estadounidense a través de su política interna y externa avanzan, desatan su ira, ordenan torcer el brazo, la ineptitud e improcedencia manifiesta en la oposición venezolana contra el gobierno de Nicolás Maduro, los desequilibra emocional y psicológicamente, dan un paso al frente y muestran el verdadero rostro, su maldad…
Las frecuentes y ya muy numerosas y continuas derrotas de la oposición y activistas, al servicio de los EE.UU. en su obsesión por derrocar al Estado y al Sistema democrático venezolana, los coloca en una abierta, declarada y decidida acción contra la nación venezolana y su institucionalidad. Empresas trasnacionales como Kimberly & Clark e instituciones bancarias como el CITIBANK, nos muestras la claridad del asunto, el desnudo de la política intervencionista de los Estados Unidos contra Venezuela, sí, contra toda Venezuela. ¡El que no lo vea! peor. La conjura y los conjurados hoy más que nunca ya tienen nombres y apellidos, ¿por qué seguirse chupando el dedo? Hoy en pleno siglo XXI, las acciones emprendidas desde el gobierno de los Estados Unidos y sus aliados contra Venezuela son visibles, ya no hay nada oculto, velado…, y bien triste y miserable quien aún lo niegue.
Bien triste, humillante…, debe ser para un ejército, gobierno extranjero o grupos opositores hacerse del poder político, económico…, en un país al que han sometido por hambre. ¿Cuánto durará? ¿Quién gobernará? ¿Cómo será?..., triste, humillante, denigrante papel el de aquel opositor que bajo el manto protector del ejército invasor pretenda gobernar a un pueblo, a toda una nación sin su consentimiento político, protagónico…, al que se ha dominado, sometido, vejado, humillado, derrotado, más que por las armas, por hambre.
¿Dónde está la virtud política de quien pretende gobernar una nación sometida por hambre?
