Hoy el chavismo no sólo está en el gobierno o su entorno, también está en la oposición, una oposición de izquierda que no está de acuerdo con el gobierno de Maduro pero que no forma parte ni pretende ser de la MUD.
El chavismo oficialista, es el madurismo, que a su vez se divide entre aquellos que dicen creer en Maduro y los que no creen en él, y aunque lo reconocen privadamente, en público conservan las formas por intereses netamente pragmáticos. La verdad es que estoy casi seguro que ninguno cree sinceramente en Maduro, pero entre lo afectivo, doctrinario o prágmático se mantienen ahí.
El otro chavismo, el crítico y en transición, no está en el gobierno, o son funcionarios medios o bajos que muestran sus descontentos y son segredados o discriminados, pero persisten por necesidad en los cargos.
Los que son críticos y no están en el gobierno se debaten entre la lealtad racional y la desesperanza, pero han decidido no ser parte de la MUD. Hay un último sector muy pequeño, que han decidido pasarse a la MUD transitoria o definitamente en cuanto a su voto, pero la oposición de la MUD no ha sabido como captarlos de manera definitiva.
Al final, la verdad es que hoy existe una diáspora importante, por culpa de un desgobierno que va en contravía de la expectativa de un gobierno chavista postchávez.
El futuro del chavismo hoy se debate entre dejar llevarse por la inercia del desgobierno de Maduro, tratar de hacer los últimos esfuerzos por rescatarlo o crear una alternativa que reconstruya al chavismo en un mediano plazo, a pesar del desastre.
Son innumerables los esfuerzos de este último sector por iniciar un referente que definitivamente no se decreta, pero también son inumerables los ataques de aquellos que se han entregado, negando que otros asuman el protagonismo de una renovación real del chavismo. Mientras tanto, el país sufre la peor crisis de su historia republicana ya que las expectativas creadas han sido frustradas totalmente por aquellas realmente satisfechas.
No tengo dudas en afirmar que el futuro del chavismo está en manos de una rearticulación de fuerzas que pensando en un mediano plazo, asuma reconfigurar las fuerzas chavistas de manera más incluyente, sin marginar al resto de los sectores que no son objeto de las políticas centrales de inclusión.
Los que niegan la realidad o desprecian la posibilidad de la renovación del chavismo, tendrán en el corto plazo el terrible papel de jugar banca de manera forzada o desaparecer del escenario político venezolano de manera definitiva, porque el pueblo terminará despreciándolos, ya que pasarán a la historia como aquellos que hundieron el legado de Chávez, pero más importante aún, hundieron al país con su ineptitud.