El hambre y el 4 de agosto

En mi adolescencia, producto de la enfermedad de mi madre, tuve en algunos episodios de mi vida el infortunio de conocer el hambre, y hasta graduarme en la universidad, había casi naturalizado que era normal que hubiese gente pidiendo comida en la calle, pero en el gobierno de Chávez (y vaya que debe reconocerlo hasta el más antichavista de los antichavistas, indiferentemente de las razones), tuve el privilegio de ver como ya era casi inexistente ver a niños pidiendo comida en la calle.

Los más radicales opositores dirán que no se veía gente pidiendo comida en la calle porque se regalaba: a costa del "despilfarro" de la renta petrolera, pero lo que yo vi en esa acción concreta fue humanismo. Los errores economicistas simplemente no caben cuando hablamos de evitar que alguien sienta hambre porque no tiene posibilidades de acceder al alimento, cualquiera sea la razón.

El problema hoy en el gobierno de Maduro, más allá de la caída del precio del barril de petróleo, es que se ha hecho insensible ante la desgracia de ver (como en la llamada IV República), la pobreza extrema del capitalismo expresarse en la vuelta de nuestros niños a la mendicidad, y el problema de la oposición, es que, para su cúpula, este no es el principal problema.

La impotencia me embarga cuando no sólo siento que mi esfuerzo individual no podrá resolver el problema estructural, sino que llego a la conclusión que el gobierno que ha generado tal circunstancia se muestra totalmente incapaz de poder solucionarla. Ya el problema no son las colas, ya que el gobierno de Maduro ha logrado incluso excluir al sector más vulnerable de la población del acceso a los alimentos, porque si se consigue, entonces igual no hay con que comprar a veces ni siquiera la bolsa de los Clap, que empiezan a quedarse frías en el momento de su venta a las comunidades, y terminan siendo un buen negocio para los bachaqueros.

Tareck El Aissami recientemente en un programa de televisión declaró que: "Nosotros sufrimos lo que sufre la gente en la cola. Nos duele ver a un venezolano en una cola. No nos alegra en nada, nos genera preocupación y angustia que un venezolano no encuentre un medicamento o tenga una necesidad y no pueda acceder a un producto o servicio".

Y aunque no quiero juzgar su posible sensibilidad, lo que si estoy seguro es que es muy cómodo afirmar esto desde una camioneta blindada, un palacio, un helicóptero, con mucho poder, y lo más seguro es que aunque vea las colas y se entere que es por medicamentos o comida que no se encuentra, difícilmente si no está en la calle, como los mortales, podrá saber que detrás de esas colas hay gente que ni siquiera puede hacerlas, porque no tiene con qué comprar, porque el salario no alcanza o porque ya ni trabajo digno hay.

Es por todo lo anterior que el jueves 4 de agosto estaré acompañando a "La Plataforma del Pueblo en Lucha y del Chavismo Crítico" conformada por distintas organizaciones, entre ellas, SINATRA-UCV, SIRTRASALUD – Distrito Capital, Marea Socialista, Partido Socialismo y Libertad (PSL), Batallón 17, Colectivo Cultural Toromayma, Frente Nacional Comunal Simón Bolívar (FNCSB) y el Programa "Tripalium, Memorias de la Clase", en una Concentración ante la Defensoría del Pueblo a las 10:00 a.m. con la finalidad de exigir el respeto y cumplimiento al derecho a la alimentación, la salud y a salarios dignos, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1.999) sancionada por la mayoría del pueblo venezolano constituido en Poder Originario.



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Nícmer Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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