Uno de los grandes logros de la Revolución Bolivariana en materia de educación fue la expansión de la matrícula universitaria. Digo "fue", porque si bien todos reconocen ese importante logro, en especial después del lanzamiento de la Misión Sucre y la creación de nuevas universidades, la falta de estadísticas no nos permite evaluar la situación actual y su evolución en los últimos diez años. Los problemas que se presentaron con la repartición gratuita de tabletas a estudiantes de la universidades públicas puso en evidencia la situación que nuestras universidades no tienen estadísticas actualizadas de sus estudiantes. Esta situación es sumamente preocupante porque se toman decisiones importantes sobre la base de la matrícula estudiantil en las instituciones de educación universitaria. Por ejemplo, decisiones sobre la asignación del presupuesto y el establecimiento de las cuotas de ingreso de nuevos estudiantes se toman todas sobre la base de la matrícula estudiantil que reportan las universidades.
En cuanto a la materia presupuestaria, las instituciones de educación universitaria suelen reportar estadísticas manipuladas para justificar sus cuotas presupuestarias, las solicitadas así como las ejecutadas una vez recibidas las asignaciones, las cuales siempre son catalogadas de insuficientes. Una manipulación generalizada es la de sumar el número de estudiantes del primer semestre de un año lectivo con el número de estudiantes en el segundo semestre del mismo año. De esta manera las autoridades de las instituciones de educación universitaria logran inflar la matrícula, lo cual lleva a asignaciones irreales de presupuestos en áreas tan sensibles como la de los comedores. También en el caso de las becas, por ejemplo un estudiante que se gradúa en el primer lapso de un años lectivo dado, sigue apareciendo en la estadística como becario para el resto del año.
También se reporta una matrícula universitaria inflada porque no se cruzan los registros de estudiantes de unas universidades con otras. Conozco muchos estudiantes en la UNA en Guárico que son estudiantes además en otras universidades como la UNERG, el núcleo de la UCV en Cagua o la UNESR. Esos estudiantes son contados más de una vez como parte de la matrícula universitaria. Además que significan un enorme gasto para el subsistema de educación universitaria. En este caso tenemos un uso irracional de la gratuidad de la enseñanza que termina perjudicando a aquellos estudiantes de menos recursos. Afectando también las posibilidades de nuevos ingresos a esas instituciones al aparecer contados más de una vez como estudiantes regulares.
El otro aspecto en que resulta sumamente problemático la falta de estadísticas reales es el del ingreso de nuevos estudiantes. Las universidades no son obligadas por el MPEUCT a reportar estadísticas vitales en sus memorias y cuentas. Las cuotas para el ingreso de nuevos estudiantes se basan en información reportada por las universidades y que no es verificada por el ministerio. Si bien contamos con manuales de indicadores estadísticos para la educación universitaria, no los aplicamos en la práctica. No sabemos si las universidades cuentan con los profesores suficientes o si sobran profesores en determinadas áreas, o si están siendo sub-utilizados por la falta de estadísticas reales. Así que no sabemos a ciencia cierta si las cuotas que establecen las universidades para los nuevos ingreso son reales.
Las autoridades de las instituciones de educación universitaria se benefician del despelote estadístico, como ya dijimos, presupuestos de los comedores, asignaciones de becas, contratación de profesores y servicios, etc., etc. se hacen sobre la base de caprichos sin basamentos estadísticos reales. Las universidades no tiene maneras, ni les interesa tenerlas, de detectar el fenómeno del "eterno estudiante". Más bien se benefician de esa figura. Sin embargo, el "eterno estudiante" es un verdadero problema para la Nación. Se planifica y se asigna presupuesto a las universidades sobre la base de estadísticas manipuladas, se entregan beneficios a personas que no deberían recibirlas y pare usted de contar. Se de casos de personas que después de casi diez años de graduadas recibieron tablets en la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos porque todavía aparecen en sus estadísticas como estudiantes regulares. Peor aún, algunos de esos beneficiarios son profesores universitarios en otra universidad pública. En el caso de la Universidad Nacional Abierta (UNA) el fenómeno del "eterno estudiante" es aún más grave. Dado el carácter especial del sistema de la UNA, las y los estudiantes permanecen en las estadísticas de la universidad aún cuando tengan años sin registrarse. Un estudiante de la UNA permanece registrado en la matrícula estudiantil desde el día que se inscribió por primera vez, y solo es retirado de ella si se gradúa. Es decir, que si el estudiante abandona sus estudios o deja de inscribirse por períodos muy largos permanece como dato estadístico inflando al matrícula de la universidad. Y la UNA solicita presupuesto sobre la base de la matrícula completa, incluyendo estudiantes regulares y al "eterno estudiante". No es de extrañar que eso sea también una práctica en todas las demás universidades.
Si queremos que la política de la gratuidad de la educación universitaria, hasta el pre-grado y en un futuro hasta el post-grado, siga siendo una realidad, necesitamos racionalizar la inversión presupuestaria. Un uso racional de los recursos financieros y físicos, la planificación de la educación universitaria para le futuro solo será posible mediante un sistema de información estadística confiable, y en el que sea posible eliminar las trampas, en particular descontar al "eterno estudiante".