No terminamos de entender a los griegos de la Antigüedad.
Este es el caso: La mayoría de los críticos actuales, cuando emiten sus comentarios, observaciones o críticas en general no lo hacen de buena voluntad ni con buenas intenciones.
Se muestras irrespetuosos hasta con sus mismísimos compañeros de partido, a pesar de jactarse de moverse con una ideología común a la del funcionario criticado. Más que criticar, despotrican.
Cuando uno lee semejantes "críticas" no puede menos que inferir que semejantes "observadores" se hallan bien lejos de las enseñanzas griegas. La Historia no nos cuenta de reyertas ni despotricaciones entre amigos ni entre súbditos y mandatarios. La Historia nos habla de diálogos en una suerte de cruce de opiniones contrarias con una prosa elevada sin ofensas por firmes que sean los argumentos y contrargumentos que vayan surgiendo en una discusión.
El maestro o profesor emite críticas diarias a sus estudiantes, pero sin pretensión alguna de creerse mejores que dichos alumnos, y, es más, con la sana intención de que ellos superen a sus maestros.
Las críticas que muchos "izquierdistas" vienen emitiéndole al Presidente Maduro, a sus honorables Ministros, parecen todas ellas dirigidas a demostrar que ellos son superiores a él y ellos, y así hacerle ver a sus lectores lo equivocado que estuvo Chávez, que ellos sí lo harían bien y mejor.
Más que unión, necesitamos respeto mutuo entre quienes compartimos un mismo programa. Recuerdo mucho un gobernador que terminó saltando la talanquera. Esta persona, en plena reunión convocada por el Presidente, a este lo llamaba despectivamente por su nombre de pila, con lo que demostró su falta de cultura, su irrespeto e incapacidad para el desempeño de elevadas funciones gubernamentales.
