Estoy, convencido, tengo que decirlo, como la gran mayoría de los venezolanos, igual que lo están todas las instituciones de Estado, con la sola excepción de la que se ha declarado en desacato contra la constitución Nacional, como seguramente dentro de las mismísimas filas de la oposición de este país también hay muchos convencidos de que una vez más los anuncios de acciones que pudiesen repetir los dolorosos hechos del abril del 2002, este jueves 3N, iban a pasar sin pena ni gloria, como en efecto sucedió, sencillamente porque después de 14 años, este pueblo ha madurado, lo suficiente como para no dejarse naricear hacia aventuras cruentas, por supuestos líderes que han demostrado, desde la misma llegada de la Revolución a dirigir los destinos de la Patria, una manifiesta incompetencia, un desconocimiento supino de la realidad social y la puesta en escena de unas estrategias tan erradas, que le han llevado a perder toda credibilidad, hasta el punto de que no es para nada incierta la afirmación, que expresa que dentro de la llamada MUD, no hay quien pueda, con autoridad, erigirse en líder de un segmento de la sociedad, que por haber votado de la manera que lo hicieron el 06 de diciembre, no por ello, pueden ser tomados como patente de corso y dar como hecho que ya la Revolución Bolivariana es cuestión del pasado y está destinada a ser borrada de la mente de los venezolanos.
Sin embargo el fascismo más irracional representado por Voluntad Popular y el grupito Vente de María violencia, insisten en seguir con su agenda de violencia, sin medir las consecuencias y sin reflexionar sobre la imagen de una realidad que ellos representan como generadores de caos, que se va a llevar, ahora con pruebas irrefutables, el equipo de testigos de "buena voluntad" que conforman los ex presidentes y el enviado de la Santa Sede, lo cual entre otras cosas va a servir para demostrar que el gobierno tiene razón cuando afirma que existe en la llamada MUD una profunda división que conlleva a hechos como los anunciados por su ala violenta, que pueden, de materializarse, ser lamentables para la paz a la que tantas veces ha llamado el Presidente Maduro.
Olvida la derecha que la FANB, de hoy en día, no es para nada aquella que permitió a un generalato, salir por los medios nacionales e internacionales, a desconocer la Constitución y la autoridad del Jefe de Estado, olvida que el Poder Judicial de hoy no es aquel que en el 2002, se atrevió a decidir que los golpistas no eran tales, sino que lo que hicieron lo llevaron a cabo por estar "preñados de buenas intenciones" y olvidan que la mayoría de las instituciones internacionales están claras que lo que aquí sucede es la puja de un capitalismo salvajemente voraz, que como ve sus intereses peligrar y sabe que con el socialismo, el mundo tiene la oportunidad de tener una alternativa que dentro del humanismo, la equidad, la solidaridad y la inclinación hacia el rescate de los más humildes de la pobreza, a que los ha llevado la burguesía, les dará la oportunidad de inclinarse, sin dudarlo, por esa nueva alternativa, que aun con las dificultades que una oposición lacaya y el apoyo del más poderoso imperio, le colocan, está en capacidad de lograr conquistas, que como aquí, están a la vista de todos y pueden ser palpables con las misiones, que en poco tiempo han logrado una inclusión sin parangón en el mundo actual.
El fracaso del llamado a paro, el viernes 28, fue un adelanto de lo que pasaría el jueves 3 de noviembre, fecha en la cual un nuevo ridículo se suma al rosario que ya es bastante largo, y que ha convertido en una verdadera vergüenza a la oposición venezolana.
La división inocultable entre los partidos que conforman la MUD, y que hacen evidente, pareciera, sin percatarse que el enviado por el Papa Francisco, el Nuncio Apostólico de Argentina y los tres ex presidentes que actúan como acompañantes de un diálogo, que dentro de la oposición unos niegan, otros se oponen y algunos apoyan, obliga hasta a los más acérrimos enemigos de la Revolución, a tener que aceptar que los personajes que hoy fungen como líderes sin liderazgo, por sus ejecutorias, se están deslegitimando, de tal manera y en forma tan acelerada, que lo que han logrado es convertirse en el hazmerreir de quienes les observan y en ejemplo para el mundo de lo que no puede ser presentado como alternativa democrática en una país que se respete.