Ya los venezolanos y mucha dente del resto del mundo se ha enterado del inicio del diálogo entre los representantes de la oposición de derecha agrupados en la MUD y los representantes del Gobierno Bolivariano Venezolano, en la noche del pasado Domingo 30 de Octubre y hasta casi el amanecer del día Lunes 31. Del tal reunión no se conocen los detalles, pues de acuerdo a las experiencias pasadas se aconseja mucha cautela y que los actores participantes mantengan, por los momentos, en reserva las particularidades de los asuntos controvertidos en la tertulia trasnochadora.
Lo que si es cierto y muy aceptado por la gran mayoría de los venenzolanos, es que con el inicio del conversatorio la tirantez o tensión bajó un poquito la "temperatura febril" en los seguidores en los Dos polos contrapuestos; aunque los más radicales insisten en seguir hachando sobre los troncos de la inquina para sacar astillas de leña con las cuales atizar el fogón del conflicto. Sin embargo, el segundo resultado, además de la baja de fiebre, es que por los momentos se suspendieron las amenzasas de irle a entregar la carta de despido al Presidente de la República, cosa que por cierto fue casi una declaración de guerra, pues de sólo recordar los episodios en Abril de 2002, no imaginamos la respuesta de la multitud apostada alrededor de Miraflores ante otro intento de golpe de estado, esta vez personificado en la mayoría que ocupa el parlamento nacional.
Pero resulta que ahora en las 72 horas posteriores al término de la primera reunión, comienzan otra vez las expresiones beligerantes, las amenazas, el intento de chantaje y hasta el ultimátum por parte del gobernador de Miranda en dar plazo hasta el 11 del presente mes; y, del presidente del parlamento estableciendo 10 o 12 días máximo para que se resuelvan las totales exigencias de la oposición, por cierto éste último personaje tiene la desfachatez de acusar al Presidente Maduro de utilizar un destemplado e impropio lenguaje, lo cual nos pone a pensar sobre si el Diputado Ramos le han comenzado manifestaciones de Alzheimer, particularmente por aquellas expresiones suyas sobre los militantes lechuguinos, petimetres, mariposones, mariposones y ultramontanos de Primero Justicia.
Ahora bien, es necesario estar conscientes que todas estas cosas que suceden y seguramente van a seguir ocurriendo, forman parte de la diatriba política común en cualquier parte del mundo, sólo que en el caso de venezolano, la diatriba política tiene un interesado origen y financiamiento foráneo, donde una entente de empresas multinacionales ha estlablecido la meta de reapropiarse del inmenso potencial de hidrocarburos y otros recursos venezolanos, por lo que ha tarifado entre sus costos de inversión, los dólares que le entregan a la ultraderecha en este país. En consecuencia, el diálogo es un obstáculo para el logro de sus metas establecidas y por tanto, como son los que pagan, ordenan la actitud beligerante hasta para con el propio Jorge Bergoglio, en funciones de líder de la religión católica.
Si la actitud de los dirigentes de oposición, ante una posibilidad de diálogo, fuese realmente representativa de la inmensa mayoría de sus militantes de base, quienes al igual que los militantes del gobierno sufren los rigores de las dificultades y carencias por la situación nacional, entonces deberían actuar en correspondencia a las expectativas de su gente por lo siguiente:
1ero. Un diálogo es también una discusión, debate, intercambio o contacto que surge, se realiza o hace con la finalidad, objetivo o propósito de lograr un acuerdo. En consecuencia es un error garrafal asumir el diálogo como el espacio donde se confronta el adversario para hacerlo claudicar. Eso en política no es posible porque la claudicación es la derrota con su pesada carga de vergüenza y es obvio que quienes tienen el poder político no lo van entregar sin dar la pelea, entendida está en los naturales espacios democráticos, y si llegase el adversario a salirse de ello, logicamente tendrá respuestas recíprocas y quizás más contundentes.
2do. Dentro de lo que se denomina MUD existen muchos desencuentros porque allí no se logran consensuar las aspiraciones o intereses de los diversos grupos que la conforman, esto ha profundizado sus divergencias y solamente Cuatro Organizaciones imponen sus criterios, pero a la vez entre ellas recelan enormemente y tal situación ha derivado en acciones erróneas y ejecutorias anarquistas, cuyo fracaso produjo efectos frustrantes en sus militantes y enervó conductas en los más radicales o violentos.
3ero. Las grandes mayorías que sufren los rigores exigen que ante el conflicto actual los dirigentes no asuman una conducta controversial, sino más bien que acepten el diálogo con una actitud colaborativa, es decir, que el diálogo implique negociación política y cooperación mutua donde los adversarios políticos coloquen en primer término el interés nacional, lo cual implica el imperativo de que ambos tienen que cederen sus posiciones para que ambos también ganen y en consecuencia gana el país.
En conclusión, pues el espacio no permite profundizaciones teóricas, nuestra modesta opinión a recoger las inquietudes colectivas provenientes de distintas tendencias que se expresan en la calle, es que la mayor parte de la gente común y sensata (pues trato de eludir los extremistas) desea que prime la tolerancia mediante el respeto al otro y la avloración de las diferencias de pensamiento; que construyamos mejores relaciones de coexistencia política pacífica; que la inteligencia se eleve sobre la testarudez y dearrollemos más idóneas capacidades para encontrar resoluciones para problemas comunes; y que sigamos los caminos de la reflexión y la creatividad para encontrar vías de intercambio interpersonales en medio de la adversidad de ideas y opiniones políticas. Porque en definitiva aunque soy un escéptico religioso comparto la frase de Juan XXIII, al decir: "La justicia se defiende con la razón y no con las armas. No se pierde nada con la Paz pero puede perderse todo con la guerra." (Santa Rosa, Biruaca, 02/11/2016).