Tengo la esperanza que estos 9 escritos sobre los mandatos de Dios a la especie humana, sean releídos para que se reflexione sobre los beneficios de vivir una vida sana mental y espiritualmente.
10. NO CODICIAR LOS BIENES AJENOS
Dios en este edicto prohíbe tener un disfrute de vida exagerado y gastar el dinero sin mayor miramiento porque se es rico; así como el tener envidia de alguien que posee muchos bienes. La codicia es la envidia propiamente dicha y esta nos lleva a querer todo aquello que no poseemos y que algún conocido o vecino lo tiene. Por ejemplo, muchas veces decimos: "dichoso de aquel que puede comprarse un auto nuevo, o, aquel otro que está arreglando la casa y está gastando un montón de plata en esa construcción, porque será que él se puede dar el lujo de salir a cenar con su esposa, como hará ese para darse todos los lujos que tiene; yo quisiera saber cómo hace para tener tanto; etc. etc.
Es contra la ley de Dios manifestar tristeza ante el bien del prójimo y el deseo desordenado de poseerlo aunque sea en forma indebida. Cuando se desea al prójimo un mal grave se convierte en un pecado mortal. De la envidia nacen el odio, la maldad, la calumnia, la alegría por el mal del prójimo y la tristeza causada por su prosperidad"
POSITIVO:
Cumpliendo este mandato no existiera tanta corrupción y no habría tanta pobreza, ni violencia.
Dios con este decreto quiere que se busque la felicidad donde si se puede encontrar, Él no quiere que perdamos lo más valioso que tenemos, la fe y la esperanza, por querer tener bienes materiales; ellos siempre son perecederos.
Con esta orden Dios nos invita al desprendimiento para que nuestro corazón sea feliz y no sea un esclavo de los bienes materiales y económicos. Gracias a este precepto nuestro corazón será libre y puro para poder amar a Dios con plenitud
NEGATIVO:
Las personas que son codiciosas y egoístas, son por casi seguro corruptas, pudiendo dejar a otras personas en la ruina y llegando hasta el punto de matar a sus propios familiares por las herencias.
Cuando alguien se deja llevar por la avaricia, que es el acaparamiento de bienes materiales, inevitablemente sufre de codicia; que es el amor desordenado a los bienes terrenales.
La avaricia es grave porque es una señal de falta de confianza en la providencia de Dios y ello causa tristeza y la envidia carcome el alma.