El sector de la oposición representada por la Mud está obsesionada con la salida de Maduro, siempre ha sido su fetiche, pero parecieran no comprender que uno de los vértices fundamentales de lo que hoy sucede radica en el sistema electoral venezolano que profundiza la sobrerepresentación de las mayorías y extermina la posibilidad de que las minorías tengan representación proporcional.
Este fenómeno antidemocrático fue alimentado por un Psuv mayoritario, hegemónico y aplastante, e irónicamente hoy es continuado por una Mud mayoritaria, que pretende ser hegemónica y aplastante, pero no lo es.
Cuando la Mud en poder de la Asamblea Nacional ratifica la asignación de los miembros del Parlamento Latinoamericano de la forma en que Diosdado Cabello decidió arbitrariamente como presidente de la antigua Asamblea Nacional con mayoría del Psuv, eliminando de un plumazo la posibilidad de que el pueblo elija a sus representantes de manera directa en esta instancia, se devela la complicidad de lo que hemos llamado el "Pacto del polvo cósmico y la arena de playa", tal como llamó Ramos Allup a la exclusión con premeditación y alevosía de todo lo que estuviese fuera de una polarización impuesta por acuerdos de cúpulas y anclada en un sistema electoral que apeló hasta con la "paridad de género" para interferir con la posibilidad del surgimiento de fórmulas electorales alternas a las dos cúpulas.
Hoy en el país, a partir de un sistema electoral conducido por un Poder Electoral escasamente técnico y sensato en sus criterios reglamentarios, excluye cualquier posibilidad de que quienes no tengan recursos empresariales o malversen recursos del Estado puedan participar electoralmente o protagonicen procesos de consulta popular en términos refrendarios. El Asunto de la privatización de la participación electoral es tan salvaje que hoy hasta una tarjeta electoral en proceso de actualización de "nómina" tiene tarifa, y poder actualizar un partido que no alcanzó el 1% necesario en el último proceso electoral parlamentario para poder seguir con la "concesión" de la tarjeta electoral, necesita no menos de 200 mil dólares, ya que el nuevo reglamento de actualización de "nóminas" obliga a movilizar a los exclusivos firmantes "militantes" a los centros del CNE a nivel municipal o regional, en lugar de facilitar los proceso de participación electoral y permitir que los promotores de los partidos lleguen hasta la casa de la gente para ganar la voluntad de apoyar a su organización política.
Sin duda hoy el sistema electoral es cada vez más perverso, ya que gira en torno a evitar que la gente común pueda organizarse política y electoralmente, y que sólo quede en manos de los corruptos o empresarios la posibilidad de optar a cargos de representación o de colocar a sus representantes en tales cargos.
Denunciar esto es urgente, pero aún más importante es movilizarse en torno a este claro cercenamiento de la democracia representativa y aún más de la participativa y protagónica.