Con la llegada de Diciembre, el último mes del año, la bondad, la generosidad y solidaridad cobran especial relevancia en nuestros corazones ante la pronta celebración de la Navidad. Época mágica para compartir, reflexionar y reunirnos con nuestros seres amados, muy en especial, nuestros niños y niñas. La Navidad, es quizás, el momento de mayor dedicación familiar a los pequeños y pequeñas de la casa, quienes ávidos de nuestros amores, claman por sus esperados regalos del Niño Dios. El nacimiento y el árbol de navidad, se constituyen en los espacios preferidos de los niños y niñas de la patria; a través de los cuales, se comunican fervorosamente con el niño Jesús, solicitándole sus mejores regalos, expresados en juguetes que les hará llegar el día de navidad. Es un día para celebrar la llegada de Jesús, su nacimiento, según la tradición cristiana. Es un tiempo mágico, en que el amor y la solidaridad prenden las almas de los hombres y mujeres de bien. Pero, así como existe un tiempo de nuestro año, lleno de alegrías y dedicado en lo fundamental a nuestros niños y niñas, al dibujante estadounidense Dr. Seuss, se le ocurrió reflejar aquellas personas y personajes que, dada su naturaleza de amargado, odian esta mágica fecha de nuestro año. Seuss le dio vida, en 1957, en una serie de dibujos animados llamados: "Cómo el Grinch robó la Navidad" a un personaje cuya dedicación fundamental, no era otra sino robarnos, sabotearnos diríamos en criollo, la Navidad.
El Grinch, es un personaje aparentemente humano, piel verde, ojos amarillos con pupilas anaranjadas, dientes amarillos y una cara que podría ser la de un gato. Es un hermitaño, que vive en la soledad de una cueva cerca de la ciudad de Chivillo. Detesta la Navidad y llegado diciembre, se disfraza de San Nicolás para robarles los adornos navideños y regalos de Navidad a los niños y niñas de la ciudad. Bien pudiéramos compararlo con los dueños de la empresa importadora Kreisel que, una vez solicitados dólares subsidiados a la nación para importar juguetes, desde 2008 hasta el presente, los fue acaparando en galpones hasta reunir un monto superior a los tres millones de juguetes. Pocos juguetes sacaba para la venta a sus distribuidores, que adquiridos a precios de dólar preferencial pretendía venderlos a precios especulativos, según les marcara la mafia paramilitar de "dólar MUDtoday", desde Miami. 28 millones de dólares, desde 2004 hasta 2012, recibieron los propietarios de Kreisel de la extinta Cadivi, a una tasa que nunca superó los 4,30 bolívares por dólar. Tan Grinch como Avi Kreisel, vienen a ser sus defensores, como es el caso de Capriles Radonski, sí, el gobernador ausente de Miranda, quien ha salido en la defensa de las fechorías del delincuente comerciante, tuiteando: "Gobierno que no produce nada, entonces roba a los que si lo hacen". Obviando, en su ignorancia, que Kreisel no produce nada de juguetes pues es un importador neto desde China, dedicándose, simple y llanamente, a sustraer renta petrolera (dólares); valga decir, dedicándose a lo mismo que hace su señor padre, aparte de extorsionar en épocas de campañas electorales. En la misma línea que el Grinch de Miranda, otro nefasto personaje sustraído de las telenovelas, Leonardo Padrón, acusa al Presidente Maduro: "El régimen le quita casi 4 millones de juguetes a Kreisell y los suma a los CLAP. Juega a ser Robin Hood. Los niños tendrán juguetes robados". ¿Quién roba a quién? Habría que responderle a ese escritor de bodrios televisivos, que bien le cabría el mote del Grinch de las telenovelas, quien también sale en defensa de lo indefendible, colocándose del mismo lado que la delincuencia comercial representada en Kreisel.
Esta actitud de Kreisel, no es nada diferente que la asumida por la Coordinadora Democrática en diciembre de 2002. Fecha en la cual, un Grinch llamado Carlos Ortega, decretó que en la Venezuela Bolivariana de aquellos turbulentos años, no se celebraría la Navidad hasta que Chávez se fuera, dejara el Gobierno: ¡Hasta que se vaya! Como entonces, acostumbraban titular los medios de comunicación propiedad de esa derecha fascista, enemiga de la Navidad. Con ello, daban inicio al llamado paro-sabotaje petrolero, actividad conspirativa en la que jugaron el rol de Grinch, Carlos Ortega cabecilla de la CTV y Carlos Fernández, cabecilla de Fedecámaras, quienes a través de sus partes de guerra, anunciados en cadena de radio y tv privados, en relación al denominado "paro" declaraban que "por razones de estrategia decimos cuando comienza, pero no cuando termina". Al saboteo de las navidades 2002, se unirían los medios privados de comunicación suspendiendo su programación de telenovelas, programas de variedades y publicidad. En las pantallas, solo se leía un letrero: ¡Vete ya! La banca privada también se sumó al saboteo de las navidades 2002, prestando sus servicios restringidamente hasta el mediodía, propiciando el descontento popular que se agolpaba a sus puertas en exigencias de su dinero. Por primera vez en toda su historia, la Liga Venezolana de Béisbol Profesional suspende indefinidamente la temporada 2002-2003, por intermedio de otro Grinch llamado Ramón Guillermo Aveledo quien, tiempos después, sería Secretario General de la MUD. Omar Vizquel, nuestro magistral Grandes Ligas, definió esa acción criminal en forma más que acertada: "El beisbol es como la hallaca en nuestro país, y unas navidades sin hallacas es lo más desabrido que hay. Eso fue lo que tuvimos ese año". Y, ya que hablamos de hallacas, no podía faltar el Grinch de la harina de maíz, Lorenzo Mendoza, quien tal cual lo hace por estos días decembrinos de 2016, en aquel 2002, se encargó de dejar al pueblo y la familia venezolana sin su harina de maíz, principalísimo componente para elaborar nuestra tradicional hallaca. Por fortuna, el niño Dios se apiadó del pueblo venezolano y hecho humano, en la figura de nuestro Comandante Hugo Chávez, pudo derrotar las ambiciones de los Grinch de la Coordinadora Democrática, hoy MUD, por sabotear nuestras navidades. Ambición que, pasados 14 años, pretenden reeditar mediante su saboteo a la economía nacional y al Diálogo Nacional propuesto e impulsado por San Nicolás. Pero, tan igual que en 2002, no podrán robarnos la Navidad!!!
Postcriptum: Aquiles Nazoa, nuestro bien recordado escritor, ensayista, poeta, periodista, humorista y comunista, en su breve ensayo: "Así eran nuestras navidades", publicado en la revista Elite, un diciembre de 1951, refleja una parte de su vida de niño que bien merece recordemos: "…En la navidad de 1931, cuando llevaba una torta de encargo, por el camino me enteré de que en Miraflores estaban repartiendo regalos. Con torta y todo me incorporé a la larga cola que se había formado junto al palacio. Fue la primera vez que vi de cerca a Gómez. Rodeado de sus hijos y allegados, estaba allí repartiendo personalmente los obsequios. A mí me dio dos bolívares. Cuando uno de mis tíos panaderos, Gabriel, se enteró de la que yo creía una hazaña admirable, sufrió tan crisis de cólera que además de pegarme me sacó con su propia mano la peseta del bolsillo y cómo sería la violencia con la que la batió contra el suelo que la moneda rebotó y de retruque le pegó a él mismo en un colmillo. Ese día descubrimos cosas importantes: que Gómez era un tirano y que mi tío tenía dentadura postiza." Y, así como Aquiles descubrió de niño al tirano de Gómez, hoy nuestro pueblo, nuestros niños y niñas, están descubriendo la tiranía de esa burguesía apátrida y sus agentes políticos de la oposiMUD, cuales Grinch, enemigos acérrimos de la Navidad y de todo aquello que exprese la felicidad de nuestro pueblo. Es la tiranía del Capital, que convierte la Navidad en una mercancía más, de la que solo aspira obtener beneficios máximos. Convirtiendo nuestras navidades, como dijera Saramago, "en una burbuja consumista que nos aísla del Apocalipsis".
Caracas, 11-12-2016