La capacidad de asombro del humano no tiene límites. Días atrás, asombrado, hablé del chiste del año, por que un señor apellidado Cristo, ministro de Relaciones Interiores de Colombia, cucuteño y aspirante a ser electo al congreso de su país, por su estado natal, datos que me pasó un paisano suyo, aseguró como con cinismo que en Cúcuta no existen mafias.
Hoy es 28 de diciembre, aún faltan tres días para que finalice el año y los medios informativos no se cansan de provocarnos risa con la "seriedad" de sus notas. Pero también es el día de los inocentes y uno teme que la noticia tenga un piquete que pueda hacernos caer como tal.
Según he leído, a Luisa Ortega Díaz, tan blanca como la leche, el Defensor del Pueblo y el Contralor General de la República, dos hombres, despojaron de su derecho a presidir el Consejo Moral Republicano. El cargo es rotativo y el Defensor del Pueblo, Tareck William Saab lo había ejercido antes y estaba al frente del mismo el Contralor General de la República, cuyo nombre no me acuerdo, lo que pareciera oscuro o lo que es lo mismo, nada claro o por lo menos nada reluciente. Pero ellos dos, a Luisa Ortega, relegaron o negaron su derecho por no percibirla clara, lo que es un subjetivismo por los cuatro costados. Es decir, tomaron una decisión como en lo oscuro, que nada claro tiene y la sacaron del juego, según dijeron, por falta de claridad. No sé a ciencia cierta si en ellos o en la Fiscal General.
La palabra clara o claro, según el diccionario tiene que ver con lo cristalino, sin manchas. El agua es clara. Pero también con lo blanco impoluto. Un café con leche claro o clarito, es aquel compuesto con más leche que café. Más de blanco que de negro. Luisa Ortega es blanca y hasta donde una la observa, ni siquiera tiene lunares. Es blanca como la leche o como la rosa blanca que me da su mano franca. No es pues ni siquiera café con leche claro; no, ella es blanca. Pero el café tinto tiene su clase, como el petróleo de ligera refinación y hasta el pesado lleno de valores y pureza. Ser blanco o negro no quita la clase. Como ser humano se es puro, coherente, honesto, vertical y sin dobleces, siendo negro, blanco o "entreverao". De Luisa Ortega se podría decir, sin duda alguna que es blanca; quizás haya hasta quien por razones de gusto la perciba como demasiado blanca. Pero decir que no es clara, parece un contrasentido.
Pero con ella, Luisa Ortega Díaz, el Contralor General de la República, cuyo nombre se me difunde en las nebulosas y el Defensor del Pueblo, quien fue Gobernador de Anzoátegui y Chávez hubo de intervenir para que viniese Aristóbulo porque, según el opinar colectivo, corríamos el riesgo de perder aquellas elecciones regionales, tanto que dentro del Psuv y el chavismo todo era oscuro y confuso, se pusieron de acuerdo y, cosa por demás curiosa, le hicieron a Luisa Ortega, blanca como la rosa blanca, exactamente lo mismo que a Venezuela en Mercosur. Un proceder confuso y por demás oscuro.
¡No te toca a tí, aunque sea tu turno, sino a este que no está en la cola, porque te falta claridad! Mientras la piel y los dientes de la dama lucían por demás blancos.
Lo blanco también está asociado a la verdad, la coherencia. El actuar de ese fulano es de una blancura intachable. Su conducta es como una blanca línea recta trazada sobre una pista limpia; no hay dobleces ni dudas. El panorama es limpio, el espacio es blanco, no hay nubarrones. Aunque esto en verdad siempre haya tenido un sentido racial, donde lo blanco, como la oveja blanca, refleja la limpidez; lo negro, la oveja negra, lo contrario. Por eso, a una amiga comediógrafa, le he sugerido que en Cascanueces invierta los papeles de vez en cuando; que la traviesa y desobediente sea la ovejita blanca y la buena y juiciosa la negra. De esa manera emparejaría las cargas y rompería el cruel y racista lugar común. Sobre todo en una obra dedicada y dirigida a los niños.
Entonces si Luisa Ortega Díaz, que es blanca y por demás, pero además, sin duda alguna, una mujer y bella, sin fingimientos ni dudas, la sacan porque no es clara, a uno le entran muchas dudas. Ella no solo a mi parecer es bella y elegante sino de una sexualidad inconfundible. En este aspecto es pues también muy clara. La primera de esas dudas es que dos hombres, de quienes ya hemos hablado, se confabulan contra una mujer y la sacan o le cierran el paso que conduce al cargo que por el poder del derecho le toca. Entonces, si la razón dada, es decir que ella no es clara; siendo esta una opinión o razón nada cristalina y menos sin fundamento, a uno lo dejan en la luna y hasta en "blanqueo".
No es que esté hablando de machismo, lo que es una cosa muy oscura, sino que si ella, Luisa Ortega es blanca, no ha dado muestras contundentes, categóricas de tener ganas de "saltar la talanquera", quienes la juzgan, como hemos visto, no han dado pruebas convincentes en su contra o de su desteñir o cambio de color, no veo entonces razón para proceder contra ella de manera tan oscura.
En verdad, la cosa, pese todo lo malo, está por demás chistosa, como que ya casi llegó enero y Maduro es presidente; lo que convirtió a Ramos Allup en el hazmerreir del año.