Apaguen la luz, que es enero

Apaguen la luz… que es enero. Levántense. Lávense las caras. Aclárense las ideas. Mejor dicho, ordénenlas que aún están bajo el manto de las cosas locas que sucedieron el año pasado… Muy bien, ahora procedan a percibir la "nueva" realidad. ¿Ustedes creen que hay alguna diferencia con el 2016? ¿Creen ustedes, en verdad, que el Niño Jesús, antes de emprender viaje de regreso, transformó a este país en uno nuevo, con gente nueva, plenas de ideas nuevas? ¿Creen que la gente, chavista y de oposición, asimilaron el mensaje de paz, de solidaridad y compartir que dejó la Navidad? No se sorprenda, querido lector, de un bando y otro, en 2017 seguiremos en lo mismo... Todo seguirá igual, aunque según la física de la lógica, o la lógica de la física, no debería ser así.

Tendremos a los mismos políticos habladores de pendejadas, cansados y fastidiosos. Mentirosos y vendedores de pacotilla de sueños acatarrados. Los mismos corruptos, a quienes se sumaran los suplentes. Los mismos pantalleros, vestidos de ropa nueva, inclusive de camisas de encendido rojo, como la sangre. Los mismos comerciantes y empresarios especuladores y hambriadores del pueblo. El mismo afán por el dinero fácil, y de la avaricia insaciable. La misma conchupancia entre la delincuencia organizada y algunos grupos políticos que no quiero nombrar, pero que usted se imagina quienes son. Los mismos ministros, los mismos presidentes de empresas, los mismos directores, con las mismas mañas para meterse en los bolsillos los dineros del pueblo venezolano. Los mismos buenos hijos con ansias de construir la patria desea, y los malos hijos tratando de destruir lo que tenemos de patria. En fin, descubrirán, sin esfuerzo alguno, que estamos viviendo la misma realidad preñada de lo mismo.

¿Usted cree que encontrará el medicamento que usted necesita para curar sus males? ¿Cree de verdad que no habrá cola para perseguir una lata de atún, o un frasco de aceite? ¿Piensa que el gobierno cumplirá con su compromiso de llenar los anaqueles? ¿Está creído de que se acabaron las peleas entre el gobierno y la oposición? ¿Cree que la derecha dejará atrás su pretensión de tumbar a Nicolás Maduro? ¿Se olvidará la derecha de la guerra económica en plena sintonía con el imperio? ¿Se observará alguna diferencia entre la actitud de Ramos Allup y la de Julio Borges, este último en su rol de nuevo presidente de la Asamblea Nacional? ¿Trabajarán los diputados de la mayoría circunstancial por el pueblo? ¿Usted está creído de que Nicolás Maduro, como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, va a reflexionar antes de tomar una medida que implique algún sacrificio para la población? ¿Una parte de la población seguirá viviendo a costa de los CLAPs, y la otra parte se joderá? ¿Piensa que el Presidente será más preciso con ciertos anuncios? ¿Usted cree que se acabaran los anuncios medias verdades, medias mentiras por parte del gobierno, en materia económica? ¿No volveremos a ver anuncios como "A partir del 15 de diciembre tendremos nuevo cono monetario en todos la banca nacional, pública y privada"? ¡Carajo!, estoy lloviendo sobre lo mojado. Esas preguntas no tienen respuestas. Tal vez, yo estoy influenciado con mis buenos deseos del fin del año.

Pero una cosa sí es cierta: una buena parte de los revolucionarios, chavistas o no, estarán esperando la tan deseada y cacareada revolución, con los brazos abiertos y los ojos pelados, como un dos de oro. Aunque usted no lo crea, estamos al borde de cumplir 20 años de "revolución", y mucha gente, entre ella mi persona, no la ve por ninguna parte. Son casi dos décadas de más de lo mismo: la misma corrupción, la misma impunidad, la misma ineficiencia, el mismo burocratismo, la misma verborrea vacía de los funcionarios, el mismo cansancio que nos recuerda a la IV… Mucha gente de izquierda, consecuente y luchadora, aspira ver una revolución verdadera. No este disfraz, donde no se sabe dónde estamos parados y hacia dónde vamos. Al apagar la luz que se prendió en diciembre, nos encontraremos con el mismo país, clamando por acciones eficaces para que le solucionen sus problemas. Problemas que no son de la culpa del país, sino de quienes lo dirigen. En fin, apague la luz… que es enero. Enciendan la vela del corazón. La que nunca se apaga. Luz por el diálogo, por la paz, por la solidaridad, por el cese de la impunidad, y porque la esperanza se mantenga a pesar de la oscuridad… que algunos desean mantener. FELIZ AÑO PARA MIS LECTORES, INCLUYENDO A QUIENES ME INSULTAN, DE VEZ EN CUANDO. FELIZ AÑO PARA TODO EL PUEBLO VENEZOLANO… ¡Venceremos!

Para la reflexión:

¿Se preguntó si lo hizo bien en 2016? ¿Pudo hacer más por su país? ¿Se puso al servicio de quien lo necesitó? ¿Ofendió tan sólo por ofender a alguna persona? ¿Fue lo suficientemente tolerante con sus semejantes, independientemente de lo que le gustó o disgustó? ¿Le dedicó el tiempo suficiente a su comunicación con Dios? ¿Se dedicó el tiempo requerido para cumplir su misión? ¿Transitó siempre por el carril de la honestidad? ¿Si usted es funcionario del gobierno, piensa que pudo hacer mejor su trabajo? ¿Se mantuvo alejado de actos de corrupción? ¿Cuál es su plan de vida para 2017? ¿Piensa que debe cambiar? ¿Le tiene miedo al cambio? Respóndanse esas y otras interrogantes, y prepárese para cambiar de actitud, tal como lo requiere un 2017 pleno de incertidumbre.

Comparto con ustedes un cuento que leí en un libro de Jorge Bucay:

Dicen que había un pequeño pueblo en el que vivía un rabino. Todos los habitantes estaban muy conformes con el modo en que el rabino llevaba la vida espiritual del pueblo. Siempre tenía una palabra de aliento o un sabio consejo para darles a los que se acercaban para consultarlo.

Sin embargo, el rabino era viejo y estaba claro que pronto moriría. Los habitantes del pueblo se reunieron para decidir quién sería el sucesor y todos coincidieron en que debía ser el hijo del rabino… Pronto el rabino murió y su hijo ocupó su lugar. Sin embargo, al poco tiempo el nuevo rabino comenzó a proponer cambios y dar consejos misteriosos o totalmente opuestos a los que proponía su padre. Por lo tanto, los habitantes del pueblo volvieron a reunirse para decidir qué hacer… Fue así como decidieron hablar con el rabino.

—Mire, rabino, somos francos con usted al decirle que estamos muy preocupaos de la manera que está conduciendo y defendiendo el legado que le dejó su padre. ¿Sabe qué rabino, nosotros pensamos que usted iba a profundizar el proceso? Lo elegimos por recomendación propia de su padre. Y que actuaría como él. Pero las cosas que ha venido haciendo nos tienen confundidos.

—Se equivocan—respondió el nuevo rabino—. Yo soy igual que mi padre. Él hacía las cosas como él creía que era mejor hacerlas. Yo procedo de igual forma. Hago lo que tengo que hacer preñado de los buenos deseos. Tal vez ustedes no han podido asimilar mi modo de gobernar… Esperen y verán.

 



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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