Renunciar al diálogo es condenarse a ser un país sin solución(I)

"La desesperación es la conciencia de una esperanza frustrada"

Manuel Reyes Mate

"Si la descalificación y el desconocimiento del otro han

conducido al odio y a la violencia,

¿no será el conocimiento y el reconocimiento del otro un camino

para la paz y el buen entendimiento?"

Martin Gelabert Ballester

"No hay reconciliación posible sin un diálogo paciente, esperanzado, abnegado, flexible en lo negociable y firme en lo innegociable"

Juan María Uriarte

La profunda crisis que en esta etapa de la historia estamos padeciendo los venezolanos, no es solo espiritual,política, económica, sino de valores, de racionalidad,de relaciones, de cercanía y entendimiento entre nosotros. ¿Cuáles son las causas que nos han hecho llegar hasta esta seria y radical crisis?¿Qué ha ocurrido en nuestro país?¿Cómo y en que dirección debemos responder a la situación presente?¿Hay esperanza de que las cosas vayan a cambiar?

Sólo la honradez con la realidad nos permitirá a los venezolanos situarnos de forma honesta ante la seriedad de la crisis que estamos padeciendo. La crisis no tiene necesariamente que desembocar en catástrofe. Al contrario,puede y debe actuar como revulsivo.

De ahí la necesidad del diálogo nacional: humilde, fraterno, honesto, crítico, abierto, creativo,libre de preocupaciones narcisistas y egocéntricas. El diálogo es calificado como mucha frecuencia como signo de debilidad o de ingenuidad. Otras veces es contemplado como un ejercicio extenuante e improductivo. Es verdad que un diálogo responsable requiere que se clarifique quiénes son los interlocutores y cuáles los contenidos, los objetivos y las condiciones.

El diálogo entre los venezolanos es necesario y urgente; casi nadie pondría en cuestión que en este proceso indispensable de diálogo son muchos los obstáculos que hay que superar y los "impasses" que deben evitarse. Hay que tener confianza en el diálogo,es un camino muy fatigoso,pero también el más constructivo. El diálogo requiere una actitud realista, libre (exenta) de maximalismo. Requiere sin duda,esfuerzo y unas gotas de sabiduría. Hemos de ser capaces de renunciar, cuando es necesario, a la pureza de nuestras afirmaciones utópicas o dogmáticas,por valiosas y bien fundamentadas que nos parezcan.

Un instrumento fundamental para la paz y la reconciliación es el diálogo. La reconciliación social y política requiere, por parte de todos, una decidida voluntad de diálogo, animado de un esfuerzo por comprender el punto de vista de las demás partes implicadas. Sin ese talante, el diálogo degenera en una yuxtaposición de monólogos, desalienta a los interlocutores y aviva enfrentamientos. Es conveniente recordar que la experiencia individual y colectiva contemporánea nos dice que el diálogo sostenido incansablemente ha prevenido, resuelto o suavizado muchos conflictos. Y es igualmente cierto que la cerrazón al diálogo ha arruinado en el ancho mundo a millones de ciudadanos, a un número ingente de familias, a pueblos enteros.



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

 medida713@gmail.com

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