Estoy en total desacuerdo con la afirmación de mi apreciado profesor Eléazar Díaz Rangel, respecto al traslado de los restos morales de Fabricio Ojeda, quien fue presidente de la Junta Patriótica que aceleró la caída de Marcos Pérez Jiménez. En su columna dominical, dice Díaz Rangel: "Me pareció un error centrar los actos en el Panteón en la actividad del jefe guerrillero que tuvo Fabricio Ojeda, pues además el haber sido muy breve, no resultó nada exitosa, como si lo fue su acción en el periodismo, su lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez y a favor del socialismo".
En efecto, fue Antonio Guzmán Blanco quien decreto que la vieja iglesia de la Santísima Trinidad, ubicada en la parroquia Altagracia, quien ordeno transformarla en lo que es hoy día el Panteón Nacional. Según él tenían prioridad los hijos ilustres del país, y aquellos que hubieran prestado un servicio especial a la Patria. Esto quiere decir que desde aquella época hasta ahora no existen por escritos requisito alguno para morar en el Panteón. Por cierto los primeros que tuvieron ese privilegio de que sus restos mortales fuera enterrados allí fueron, entre otros: Francisco Rodríguez del Toro e Ibarra; Ezequiel Zamora, José Gregorio Monagas y Juan Crisótomo Falcón. Y el último en entrar el guerrillero, periodista y político, Fabrico Ojeda.
En estos momentos hay aproximadamente 146 personajes en el Panteón Nacional. Rómulo Gallegos desecho la ida, pues quería ser enterrado junto a su amada esposa. Pregunto: ¿Cuántos de estos 146 personajes merecían estar allí? ¿Y cuántos no lo merecían? No lo sé. Lo que sí sé es que requisitos escritos, como tal no los ha habido. ¿Cómo se hace entonces? Para eso está el Parlamento, en este caso la Asamblea Nacional. En su artículo 187, numeral 15, reza que entre las atribuciones de la Asamblea, está el de "Acordar los honores del Panteón Nacional a venezolanos y venezolanas ilustres, que hayan prestados servicios eminentes a la República, después de trascurridos veinticinco años de su fallecimiento. Esta decisión podrá tomarse por recomendación del Presidente o Presidenta de la República, de las dos terceras partes de los Gobernadores o Gobernadoras de Estado o de los rectores o rectoras de las Universidades Nacionales en pleno".
Desde el punto de vista legal, todo conduce a que la medida del Presidente Maduro, mediante un Decreto, sembrar en el Panteón a Fabricio Ojeda, es correcta. Por otro lado, Fabricio Ojeda, no destacó como feje guerrillero. Eso lo sabemos en demasía quienes estábamos metidos en el conflicto. Unos presos, otros en el monte, y otros en las calles. Pero destacó como Presidente de la Junta Patriótica, cuya acción dio al traste con la dictadura perezjimenista. Veamos quienes eran los cuartos bates de la referida Junta: Guillermo García Ponce, por el PCV; Silvestre Ortiz Bucarán, por Acción Democrática; Enrique Aristeguieta Gramcko, por Copei; y Fabricio Ojeda, por URD. Entre este maravillo equipo, surgió el nombre de Fabricio, para presidir la Junta Patriótica. ¡Carajo!, por algo lo nombraron y le pusieron sobe sus hombres tamaña responsabilidad. Además, hay que agregar que este venezolano tenía como fuente periodística a Miraflores, nada más y nada menos. Se movía en la cueva del lobo. Lo demás es historia. Fabricio Ojeda tiene todos los méritos para estar donde está, gracias a rápida acción de Nicolás Maduro Moros. El error podría estar en no informar debidamente al pueblo el por qué se hacía lo que se hizo con los restos mortales de Fabricio Ojeda… Por cierto con él estamos representados los presos de la época, y cada hombre y cada mujer que, desde cualquiera trinchera se enfrentaban a los torturadores de los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni. Este último con su cara de un santón, dio inicio al método de los desaparecidos… ¡Viva la unidad! ¡Viva la Vida!
Puerto Ordaz, 29 de enero de 2017.
