El Comercio Salvaje y los CLAP

Es urgente que la entrega de esas bolsas no se convierta en los cupos de dólares. Serán muchas las personas que las compararán para su reventa, y debe ser una por familia.

Ante la gran aceptación que han tenido los Claps como alternativa contundente para acabar con el bachaquerismo o el comercio salvaje, el Estado y su gobierno ejecutivo, con inclusión de Las Fuerzas Amadas civicomilitar, deben tomar todas las medidas necesarias para que lleguen a feliz término.

Por ejemplo, debería cerrarle todas las puertas y fisuras que indudablemente han estado buscando los pillos del comercio salvaje sumados a una derecha obtusa que sigue creyendo que la culpa es de Maduro; divulgar más la realidad de más de 1MM 400M viviendas dignas otorgadas a gente que antes vivían en ranchos, a la intemperie o bajo alquileres leoninos; la realidad de más de 3MM de pensionados que religiosamente cobran su salario mínimo; 10MM de estudiantes, con gran cantidad de becados y de manera gratuita; servicios medicohospitalarios de primera, logros así en favor de todos los excluidos de ayer, y que personas no chavistas, egoístas de partida, todavía se niegan a dar su conformidad porque ellos hayan perdido uno que otro privilegio que si antes lo tenían era con cargo a las necesidades insatisfechas de quienes hoy ven una mejora en sus forma de vida.

Son numerosos y están multiplicándose las personas dedicadas al manejo arbitrario de las máquinas registradoras de las los Carnets de la Patria; asimismo, están negociando con supervisores e intermediarios entre el Ministro Bernal y las familias de las diferentes parroquias. A ciertos beneficiarios les compran las bolsas para su reventa; se trata de personas con baja carga familiar.

Les compran a los supervisores o encargados de la distribución en algún eslabón, para luego revender bien caro. Lo vienen haciendo no tanto por el lucro implícito sino en obediencia a recomendaciones de la derecha para que caiga el gobierno al que definitivamente la derecha nunca ha aceptado ni nunca lo hará por buenas intenciones y llamaditas al diálogo imposible con gente que cuando le habla a usted lo hace sólo en términos comerciales.

Hoy, ese comerciante salvaje cuando le pregunta cómo le va a usted, se refiere a cómo le ha ido con las compraventas que harían fracasar al programa de los Clap, la verdadera fórmula de detener las aspiraciones de la burguesía para volver al poder porque sencillamente decir Clap es decir un mercado que se les está yendo de las manos para nunca poder retomarlo. Son muchos los vecinos escuálidos prestados a convertirse en bachacos sin importarles que semejante mercadeo pudiera revertírsele.

De allí que las Fuerzas Armadas deban sobrecargar todo tipo de vigilancia y severidad en las sanciones porque se trata de la alternativa a la presente crisis, más allá de la cual ya el pueblo quedaría desarmado si sigue a la espera de una Fiscalía abiertamente incompetente con sus convencional procedimiento jurídico. En guerra, la leyes deben adecuarse a las circunstancias, lo dijo Maquiavelo.



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Manuel C. Martínez


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