En la entrega anterior establecimos el criterio que si bien en la oposición no hay unidad, tampoco lo hay en el seno del gobierno por mucho que desde allí digan lo contrario. Lo que sí es cierto, es que un poderoso bloque que se identifica como heredero del comandante Chávez, compuesto por partes esencial y originalmente diferentes, que se identifican a través de Maduro y Cabello, ha podido mantener unidad y aparente coherencia crítica, y por supuesto frágil, sobre la base de distribuirse las cuotas del poder. El último reacomodo del gobierno y los poderes dados al nuevo vicepresidente son muestras de ello. Pero en este bloque hay un debate pospuesto que tendrá que darse a corto plazo.
Por supuesto, no es poco importante señalar que en el chavismo, pese desde el gobierno no guste tal percepción, en cierta medida ha habido distanciamientos. No solo se han ido quienes ahora forman Marea Socialista y la gente del grupo que ahora parecen encabezar Héctor Navarro y Ana Luisa Osorio, sin restarle importancia a Rodríguez Torres y otros personajes, quienes por ahora parecieran tener poco peso cuantitativamente hablando, sino que la ampliación sustancial del espectro de los NI-NI, entre quienes pudieran estar muy buena parte de quienes se abstuvieron de votar en las pasadas elecciones legislativas, sirve para pensar cuánto pudiera pesar ese distanciamiento. Si la gente de Marea Socialista y la que compone el grupo de Navarro, pudieran no preocupar a los del gobierno desde el punto de vista cuantitativo, lo que suele ser del mayor interés en el electoralismo, si debieran por la calidad que hay en ellos. Además, no es extraño al movimiento dialéctico que la calidad atraiga masas, adherencias y votantes. Y al contrario, la pérdida de calidad, pudiera hacer también perder fuerza cuantitativa aunque esta tome una dirección distinta como irse al bando de los NI-NI.
Sin olvidar que las divisiones, separaciones o distanciamientos de gente o grupos que mueven opinión, no dejan de producir efectos cuantitativos.
En lo inmediato, como decir casi ahora mismo, el chavismo gobernante tendrá que enfrentar los escollos de las elecciones municipales y regionales. Sin negar la posibilidad que esos eventos se retarden en virtud que los partidos opositores se han negado hasta ahora a legalizarse ante el CNE, trámite indispensable de acuerdo a la Ley Electoral vigente para poder presentar y apoyar candidaturas. El debate interno en la MUD, relacionado con el tema antes tratado, lo relativo a la forma de lucha a privilegiar para hacerse del poder y el liderazgo mismo, les ha llevado a posponer aquella tarea que deberán cumplir, lo que obligaría a mover el cronograma electoral que ya estaba establecido. Por eso, el nuevo llamado de la MUD, de "elecciones ya", no es de obligatoriedad del Estado atenderlo y en particular del CNE, sin ellos legalizados, a menos que este proceda a cumplir el calendario establecido dejando a la MUD y todos los partidos que la integran y no están legalizados por fuera; obviamente, desde la perspectiva electoral, a la oposición no le conviene. Por eso, ese llamado a desatender la legalización o rechazar pudiera ser inscrito dentro del proyecto de generar condiciones para abrirle paso a los violentos.
No obstante, desde los partidos REDES, de Juan Barreto y el PCV, también ha habido pronunciamientos contra ese trámite al cual está llamando el CNE. El PCV fundamenta su negativa en una muy internalizada conducta de ese partido, desde su nacimiento mismo, a mantener ocultos los nombres de sus militantes, como si estuviesen en plena clandestinidad. Por eso, la protesta de Oscar Figuera, Secretario General del partido, en unas declaraciones que comentaremos más adelante, porque envuelve otras cosas, además de calificar el procedimiento como una "aberración", dijo que eso "significaría poner a sus integrantes en manos enemigas".
Por supuesto, este nuevo dilema de la dirigencia de la MUD, como tantos, derivados de sus profundas contradicciones y hasta difíciles de resolver, favorece al gobierno, pues le da un nuevo plazo para hacer lo necesario, sobre todo en el campo económico y político que lo lleve a recomponer sus fuerzas.
Pero volviendo al interior del sector gubernamental o del chavismo gobernante, es cierto que para escoger sus candidatos municipales y regionales pudiera apelar a dos procedimientos pertinentes para obviar enfrentamientos y discordias. El primero, a lo que llaman cooptar o cooptación, que no sería más que "repartirse la cochina", como dice el lenguaje coloquial, dándole a cada quien su cuota para que quede satisfecho. Pero dicho método tiene el defecto que, por regla general, a muchos no alcanza su propósito ni siquiera a mediana magnitud. Una cosa es la visión que se tiene desde arriba o Caracas, a la de los de abajo o lo que los caraqueños llaman la provincia. Darle a un grupo una gobernación, visto el asunto desde Caracas, no es lo mismo como lo ven los provincianos. Tal procedimiento generalmente deja mucho descontento y sobre todo entre las bases y quienes se creen, en veces, hasta con suficientes razones, los candidatos lógicos y se ven relegados por acuerdos cupulares. Igualmente le pasa a quienes a estos siguen o respaldan.
Una de las primeras divisiones que recuerde que se dio en el MVR tuvo su razón de ser en un procedimiento como ese. Recuerdo que en Anzoátegui, un importante grupo proveniente de la "Liga Socialista", hasta vinculado a Maduro, había logrado controlar al partido por encima de las fuerzas que eran partidarias de Luis Miquilena y afectos a cierto sector militar. En las elecciones de gobernadores, ese grupo aspiraba para sí la candidatura por el MVR. El Profesor Rigoberto Cardivillo, integrante del primer grupo, era el Secretario General del MVR en la entidad y el candidato lógico de su tendencia. Pese a que entonces no se hacía alusión al término cooptación, pues no estaba impreso en estatuto alguno, las cúpulas caraqueñas se repartieron las candidaturas y, entonces se dijo, que Luis Miquilena había acordado en el reparto darle la candidatura por este Estado a David de Lima, para el momento militante del MAS. El Prof. Cardivillo, casi todo el grupo dirigente y buena parte de la vanguardia militante que le acompañaba se fueron del MVR.
El otro método, el electoral, según la experiencia, adolece de una grave falla. En todo evento de esa naturaleza, la capacidad para "invertir o gastar" tiene mucho peso. Como lo tiene el dedo de quién o quiénes ejercen el poder. Los desasistidos de poder y apoyo "logístico", aunque en un momento dado tengan respaldo suficiente entre la gente y en su propia trayectoria, se ven privados del triunfo. Hasta sucede que de repente aparecen los consabidos paracaidistas, enviados desde Caracas, con todo el soporte necesario y hasta la orden para derrotar a cualquier contrincante aunque éste haya estado sembrado en la conciencia de su gente. Pero la cosa luce más grave, es cuando en el partido que gobierna, se valen de los recursos del Estado, en el gobierno que creen de todos, para favorecer a alguien en particular. Sucede como cuando un padre comete el desliz de parcializarse abiertamente por alguno de sus hijos en contra de los intereses de otro o los otros.
Tengo entendido que los candidatos a Gobernadores, Alcaldes y hasta Concejales se han venido escogiendo mediante el proceso que llamamos de cooptación. Como también que los precandidatos ya mueven sus piezas y adherencias.
Es imprescindible no dejar por fuera a los partidos aliados, esos como el PCV y Redes de Barreto, que vienen manifestando serias inconformidades por el poco espacio u oportunidad que se les brinda para opinar sobre las políticas a implementar. Estos también van a solicitar, tal vez más que antes, precisamente por esas inconformidades, se les brinde oportunidad de participar en la conducción del aparato del Estado. Las cosas han cambiado para seguir como venían y la unidad hacia abajo y el volver a reinsertarse con aquel electorado que ahora se ha distanciado, pasa por la unidad tal como la vienen concibiendo antes, amparados en la amplitud de Chávez.
Pero el enredo oposicionista también ayuda al sector oficialista a manejar de la mejor manera sus asuntos internos sin mayores traumas así como ya dijimos arriba, también brinda un nuevo aire para intentar mejorar la economía, sobre todo cuando los precios del petróleo vienen en ascenso.
Pero no es este el escollo mayor que tiene por delante el chavismo que gobierna y pone en juego su capacidad para unirse. Uno no duda, porque el mundo es complejo y los hechos generalmente están formados por una madeja que pese eso pudiera descifrarse, que la figura de Chávez y el persistente canto a la lealtad a su memoria, en un momento dado pueda satisfacer o contener las ambiciones o aspiraciones en juego y evitar desbordamientos. Pero, por enfatizar y repetir, el mayor escollo será la escogencia de la candidatura presidencial para el año que viene. Los resultados electorales previos van a impactar sobre aquellos y lo harán hasta para la escogencia de los candidatos a la presidencia y muy particularmente dentro del chavismo. Sin obviar algo que no ha sido el centro de este trabajo, lo que el gobierno pueda hacer en materia económica, que por lo que uno ve pareciera no será mucha cosa.
No obstante, no es ajeno a esto, resaltar cómo parte del chavismo, o lo que es mejor, de las fuerzas revolucionarias partidarias del cambio, en el sentido que a este entienden los revolucionarios de siempre o tienen una visión idealizada, se han ido distanciando de quienes ahora gobiernan.
Desde el momento mismo que Chávez comenzó a gobernar, impuso su estilo e hizo uso de todo el liderazgo que en buena lid se ganó, sectores antes de la izquierda se distanciaron. Muchos fueron a engrosar las filas de la MUD y una buena cantidad se pusieron al margen y pudieran formar parte de eso que ahora llamamos los NI-NI. Quienes están en la MUD forman parte de esos sectores que en ella dificultan los acuerdos. Porque sus opiniones o aspiraciones en la vida social, visto el asunto en sentido de clase, chocan con quienes forman parte de PJ y Voluntad Popular y la AD de Henry Ramos. Aunque debo advertir de antemano, que según opinión de algunos observadores y académicos, como señalaremos más adelante, incluso, entre esos dos primeros partidos, tenidos como expresiones de la derecha y neoliberalismo, hay diferencias sustanciales.