Canciller Delcy Rodríguez, perdóneme el titular. Usted es una dama. Pero representa a un pueblo. A un pueblo digno. Y usted es digna defensora del mismo. Usted viaja aquí. Viaja a allí. Se reúne allá. Se reúne acá. Anda de polo a polo. Habla y habla. Gesticula y gesticula. Defendiendo a su Patria. Defendiéndolo de los traidores. De los apátridas. De los lacayos. Pero, sobre todo, defendiéndolo del imperio y sus títeres. Mientras usted hace eso. ¿Qué hacen los lacayos? Mientras usted se bate con dignidad. ¿Qué hace la señora Tintori, por ejemplo. Nada más un ejemplo. Se arrodilla ante Trump. Posa con él para la foto del "orgullo" y de la vanidad, a la vez. Pero le cuchichea al oído: "Son malosos, presidente. Bárralos. Invádalos. Bájele el copete a Maduro, el más malo. Ese país, mi país, también es el suyo. Su riqueza, también es suya. Cuente con ella después que las botas de los gloriosos marines maten y violen a la plaga chavista".
No estoy exagerando. No estoy inventando. Las pruebas están a la vista de todos. Macri habla con Trump, y le habla mal de Venezuela. El presidente de Perú, habla con Trump, y le habla en contra de Maduro. Vargas Llosa, habla con Trump, y le habla de la barbarie en de nuestro país. Tamer, el brasileño, habla con Trump, y mal pone a Venezuela. Todos, toditos, los lacayitos están babeándose de hablar con Donald Trump para acuchillear a la Patria de Bolívar y de Chávez.
¿Y los de aquí? Lo más lacayos del planeta tierra. Rogándole a Dios, al Dios de ellos, para que pronto, antes de que el "tirano" se atornille más, vengan los marines de Trump y acaben con esto. Eso hacen los niños de pecho. Unos dicen lo públicamente. Otros, solapadamente. Pero Venezuela no está sola. Lo dice Delcy Rodríguez, la Canciller de la dignidad, y lo confirma Nicolás Maduro. Y lo reconcontra firma Tareck El Aissami. Y Diosdado, lo refrenda en su programa "Con el mazo dando". ¡Carajo! No podrán con la Patria de: Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta, Ezequiel Zamora, Hugo Chávez, entre otros ilustres venezolanos. ¡Adelante, Canciller! Siga que va bien. Yo, por mi parte, a mis casi 80 años, he pulido un viejo revolver brasileño que guardo en el baúl, y mis dos bastones. Con eso cuento para salir, si es necesario, a defender a mi Patria. No tengo otra. Nací aquí, y aquí moriré, siendo fiel a mis principios, y siéndole fiel a mi Patria. La orden es ¡NO RENDIRSE, JAMAS RENDIRSE!