El Estado burgués, casi que por definición es un Estado policial. La policía es una de sus instituciones más importantes. Vigila la disciplina social, la cual asiste a la actividad capitalista de explotación, conserva el orden de la sociedad para la producción capitalista pero también cuida los privilegios. Esa es La policía. Es el órgano de represión del estado burgués
"En el capitalismo, gobiernos pasan, decía Lenin, y la policía queda". De ahí lo importante que es para la revolución la organización de una policía revolucionaria socialista, para pensar en todos los cambios estructurales que se deben hacer asociados a la permanencia de una institución tan emblemática del autoritarismo, la represión, el control capitalista burgués.
Una policía revolucionaria nace en la organización del poder popular. Así surgió en la "Comuna de París". El modelo revolucionario de la Comuna de Paris sirvió para la organización militar y policial de la revolución rusa en sus primeros años, y en la Cuba revolucionaria, hasta hoy. Se trata del pueblo armado, pero organizado, y cooperando para la construcción de las nuevas instituciones revolucionarias, con objetivos revolucionarios, ideas, soluciones, políticas revolucionarias.
Sin embargo, detrás de nuestro "discurso sobre la revolución" la policía tiene la marca de la represión, tiene el monopolio de la violencia sobre una sociedad desarmada ideológicamente. El fracaso social de la policía en nuestra revolución se debe a que la estructura del poder político burgués no ha cambiado, la moral dominante es capitalista, la ideología hegemónica del Estado es burguesa o pequeñoburguesa. El problema de la policía es que nuestra revolución no ha salido del discurso. Que el "pueblo" no está armado ni de fusiles ni ideológicamente. No puede nada, todo lo que necesita se lo da y se lo quita el Estado patriarcal burgués guillado de revolución socialista.
En nuestro país todavía el poder cae desde los órganos ejecutivos hasta la sociedad, la política no se produce en las bases. Y tampoco la policía. Sus miembros y sus funciones no están ahí para las necesidades de la sociedad. En nuestra "revolución" la gente no puede organizar su propia seguridad porque no gobierna, no puede tomar decisiones, solo le está permitido votar en el viejo sistema de elecciones burguesas.
Luego, todo lo que se derive de esta "estructura" política real, de la ideología "funcional" del "tener para ser" (todavía encarnada en la población) y de nuestra moral de pícaros, estará marcado por esta "falla" de origen.
Todo, los cuadrantes de paz, las policías (que los hacen posible), los Consejos comunales y las comunas, los CLAPs; y por supuesto, el Carnet de la Patria, nacerá contaminado del espíritu burgués; el egoísmo y la indiferencia mandan…
…El empleado aburguesado estará detrás de la burocracia y disimulado en el "discurso de la revolución", y del espíritu pequeñoburgués gobernará en los apetitos del pueblo.
Como la policía y los cuadrantes de Paz, el Carnet de la Patria (campeón de las publicidades y propagandas del gobierno) es un nacimiento infecto, del espíritu burgués.
El Carnet de la Patria es el socialismo al revés. Mientras el socialismo organiza el poder político y a la sociedad desde las bases sociales hacia arriba, la socialdemocracia distribuye desde arriba las migajas de la renta petrolera, a un pueblo pasivo, organizado solo para recibir asistencia y votar, no para decidir y menos gobernar su destino.
La democracia socialista es conciencia del deber social, hecha poder popular, y es dar a cada quien según sus necesidades y exigir de cada quién según sus capacidades.
Hoy, este "discurso sobre la revolución" descansa sobre un Estado prepotente, pagado de sí, y como muestra de su prepotencia está este mecanismo de control de guerra, de "gente" y "recursos", como se hace en las guerras capitalistas, para controlar mejor lo que ellos calculan son las necesidades de una población "pasiva". El sistema es sencillo, solo piensas en la sociedad deseada, preguntas, repartes y ya. Casi que metiendo el círculo en el cuadrado, a imposición y discreción de nuestros dirigentes, con la estúpida creencia de que están ganando pueblo con eso. Y algunos más tontos, creyendo que de eso se trata la revolución. Esa es la revolución mezquina que solo existe en esas mentes incultas; el maquillaje de la miseria espiritual con pragmatismos, y de los antagonismos con la paz de los cagones.
Cuando más amable se muestra el Carnet de la Patria, representa a una sociedad "soñada" (soñada por el gobierno), contenida en un chip de memoria. Es decir, una revolución perfecta, ¡sin revolucionarios!. Un sistema "revolucionario" con "propiedad intelectual" y "marca registrada" (o registrable)… …¡Así Quién no! ¡Así es más fácil y seguro exportar la "revolución bolivariana"! ... Simplemente vendemos "la tecnología" del Carnet de la Patria, y listo, hacemos "la revolución internacional" en Mercosur. Lenin es un güevón, frente a esta revolución (tecnológica) sin revolucionarios.
Dice Diosdado "piensa mal y tendrás razón; o sea, acertarás". Bien, nosotros pensamos que el Carnet de la Patria es un acto de demagogia parecido a la Tarjeta Mi Negra, de aquel señor ex gobernador del Zulia. Y una técnica policiaca para defender el estatus de hecho, los privilegios, y al capitalismo, que siempre está detrás de todo esto.