Chávez: rebelde y lector empedernido

Siempre. Muy de siempre. Desde que era niño. Desde pata en el suelo. Desde que usaba alpargatas negras, he admirado al rebelde. Me he solidarizado con el rebelde. Quien es rebelde, lo es todo, para mí. La "Niña María" me hizo rebelde. Ella era pudiente. Ella lo tenía todo. Pero era seca, como una vara de jurungar avisperos. Sabía gritar. Sabía perseguirme por los rastrojos hasta llegar al potrero. Pero era seca. Como una tapara vieja, sin nada por dentro. Así era ella. No tenía nada por dentro. No sabía lo que era el amor. Por lo que su vivencia era amarga, como la caña amarga. O como la leche del palo de la lechosa. Un día me persiguió tanto, con un palo en la mano, que me asusté a pesar de la distancia que nos separaba. Sus zancadas superaban mis pasos, por lo que tenía que correr, si es que quería mantenerme fuera de su furia. Pero ese día me llenó de coraje. Fue entonces cuando me paré, a una distancia prudencial, y le grite: "Niña María, vieja y seca, como la quebrada en verano". Y corrí con todas mis fuerzas. Mi rebeldía estaba satisfecha.

Con el correr de los años, cuando mi pasión por los libros crecía y crecía. Me topé con auténtico rebelde. Se trató de Osho. Y entonces comprendí que yo nunca quise ser adversario de la "Niña María" y lo que ella representaba. Sólo quise ser yo mismo. Sin ansias de molestar a los demás, pero sin dejarme molestar a mí. Dicho de otra manera: nunca quise controlar a nadie, pero nunca me dejé controlar por nadie. Por eso fui, en breves oportunidades, un mal integrante de un partido político. Nunca quise ser trampolín de ninguna persona, y tampoco utilicé a nadie, con fines interesados. Quise ser libre como el viento de mi sabana querida.

Osho, afirmó que a un rebelde no le interesa lo más mínimo el poder sobre otras personas. "Eso son signos de neurosis, cuando quieres ejercer el poder sobre otras personas. Eso simplemente demuestra que eres impotente y que tienes miedo de que si no adquieres poder serás dominado por otros".

Ser rebelde no quiere decir, necesariamente, que se es un buen revolucionario. Pues, puedes ser revolucionario, e igualmente ser rebelde. Puedes pertenecer a un partido, pero a lo mejor te excluyen, por tu rebeldía. El rebelde asume la vida de una manera distinta a los demás. Por eso algunos hijos, son incomprendidos por sus padres, y son arrojados fuera del hogar. El rebelde tiene comportamiento es diferente. Por eso algunos maestros aplazan a muchos alumnos, porque ven al mundo diferente, porque hacen muchas preguntas, y no aceptan Y ve la vida, desde otra perspectiva. El rebelde depende, algunas veces de otros, pero no está sometido por ninguno. Depende de alguien, en algo concreto y momentáneo, pero no es un prisionero. Es internamente y por siempre independiente, aunque sea dependiente en momentos de mala brisa, cuando quiera volar y le falle un ala.

Al rebelde se le dice que es un irreverente. O sea, está en contra de la reverencia. Un rebelde respeta y se hace respetar. El irreverente no respeta absolutamente nada. Su tendencia es la de ser contestatario y cuestionador. Cuestiona las convenciones y moldes sociales. Piensa que no debe guardar respeto alguno hacia las autoridades, legalmente, constituidas. Es, además, un criticón de oficio, es grosero, irónico y burlón. Sólo cree en sus creencias. Irrespeta las creencias de los demás, tanto en lo religioso, como en lo político, en lo social y en lo filosófico. Como vemos, hay una gran diferencia entre ser irreverente y ser rebelde. Esa es mi creencia.

Los rebeldes dejan huellas. Por lo general son personas de extracción social baja, como dicen por allí. Por ejemplo, Espartaco fue un esclavo líder en la Tercera Guerra Servil. Me fascino que sobre él escribió Howard Fast. Pero, igualmente, podemos decir de uno de los más grandes rebeldes de la historia: Jesús. Su impacto nunca pasará al olvido. Hubo otros rebeldes como William Wallace, Zhu Yuanzhang, Doroteo Arango, conocido como Pancho Villa: Giuseppe Garibaldi, Osho, y Ernesto (Che) Guevara, entre otros. En verdad, no sé qué fuese de la historia de la humanidad sin el aporte de los rebeldes.

Además de Bolívar, Venezuela cuanta con otro rebelde que ha hecho historia en este país. Duélale a quien le duela, Hugo Chávez Frías, fue un rebelde desde niño. Venía de ser un pata en el suelo, a pesar de ser hijo de un maestro. Vendió "arañas" (un modelo de dulce que preparaba su madre) por las polvorientas calles de su pueblo natal, Sabaneta de Barinas. Se bañaba desnudo en el río, y cantaba canciones llaneras, y canciones revolucionarias que aprendía del cine de oro del México de Pancho Villa. Y alcanzó el poder para hacer historia. Fue Hugo Chávez quien trajo de regreso a Bolívar. Y se lo metió a los venezolanos por los tuétanos. Fue Chávez, quien rescató a Simón Rodríguez, y a Zamora. El líder uso su poder comunicacional para impactar dentro de las filas revolucionarias y no revolucionarias del país. Pero además, con su ejemplo de devorador de libros, influencio a los venezolanos y venezolanas para que leyeran, o leyéramos más. Fue grande entre los grandes rebeldes de este siglo.

Pero además de rebelde, Hugo Chávez, era un lector empedernido. Era un devorador de libros. Los libros eran la gran compañía del guerrero de Sabaneta de Barinas. A través de ellos, iba conociendo a su tierra y a la tierra del mundo. Una vez le oí decir, en la inauguración de la 5ta. Feria Internacional del Libro: "Leamos, leamos para ponernos en capacidad, en disposición de lograr una lectura política, una interpretación política y hasta filosófica de la realidad". Puedo decir, sin que me quede nada por dentro que Chávez vivió para leer y para hacer política. Y gracias a él "no sólo somos un pueblo politizado y guarecido con diversas leyes y formas de organización popular cada vez más fuertes…, sino que somos lectores activos de la realidad, ávidos de aprender y de decirnos…, cada día me convenzo más de que el Comandante no aro en el mar, su palabra generosa caló en lo más hondo de la sensibilidad del pueblo creador y como la buena literatura perdurará por mucho tiempo. Tarea nuestra es saber leerlo".

Adenda

La historia se encargará de abrirles los ojos a los venezolanos y venezolanas que aún desconfían y no han sabido interpretar el valor y el coraje que sacó de sus entrañas para ponerlos al servicio de su pueblo; serán las nuevas generaciones, con mentes nuevas y lúcidas, que aborden a Hugo Chávez, tal y como fue, y cómo será por los tiempos de todos los tiempos. Para mí, en lo particular, fue un hombre nacido para ser lo que fue: un servidor amoroso y empedernido a su pueblo.

"Ustedes, los de El Carupanazo y El Porteñazo, rompieron moldes. Rompieron paradigmas. Acabaron con aquellas seguidillas de golpes, o movimientos militares alineados con la derecha. Ustedes, cambiaron ese modelo. Y de allí vinimos nosotros. Ustedes sembraron las semillas que germinaron el 4 de febrero de 1992. Tienen el valor de haber enfrentado a un gobierno opresor y sanguinario, y a una maquinaria bélica, como ninguna. Fueron derrotados, pero quedó sembrado en el pueblo, una semilla que el 4 de febrero parió el fruto deseados por ustedes, y deseados por nosotros. No fue un fracaso, fue un torbellino que explotó y se abrió más tarde, hacia los cuatro costados de la patria. Ustedes forman parte de esa historia".

"Nosotros, aquí en Caracas no logramos el poder… Lamentablemente, POR AHORA, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados y asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano".

"Estoy dispuesto para sacrificarme por el país, porque creo que la corrupción se ha apoderado de la República y la única forma de darle respuesta es acabar con esos hechos. Esto, por supuesto, me puede costar la prisión o la vida".

"Consolidé valores que fueron la ampliación de las enseñanzas inculcadas en mi formación familiar y que a lo largo de mi existencia ha sido el norte que me guía, como aquel Código de Honor que me comprometió a aguardar culto al valor, a la honestidad y a la verdad, que practicaré y mantendré aún con riesgo de mi propia seguridad y bienestar".

"Ante esta situación: ¿Me adaptaré y me sumaré sin conciencia al desangramiento de mi patria? ¿Continuaré indiferente, miedoso y recordándome constantemente: No es mi problema, ¿porque no hago nada? Haré cualquier cosa que o sea quedarme con los brazos cruzados".

"Juro delante de Dios, juro delante de la patria, juro delante de mi pueblo, que sobre esta moribunda Constitución (de 1961) impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro".

"Dame tu corona Cristo, dámela que yo sangro. Dame tu cruz, 100 cruces que yo las llevo. Pero dame vida porque todavía me quedan cosas por hacer por este pueblo, por esta patria. No me lleves todavía". (Abril 2012)

"…En este escenario que obligaría convocar, como manda la Constitución, de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente… Yo se los pido desde mi corazón".

El amor de Hugo Chávez Frías a la sabana de Apure, pero también a todas las sabanas de Venezuela, y las montañas, y los ríos y quebradas, y su pueblo, en general, quedó fielmente retratado en estas palabras, cuando asistió a una concentración política, en San Fernando de Apure:

"Si fuera por mí, me bajaría de esta tarima y me iría a caminar por las calles de San Fernando, las esquinas de San Fernando. Si fuera por mí, por mí mismo, les juro que después de caminar unas calles, después de acercarme a la orilla del río y sentir el rugir del Apure inmortal, lo más seguro es que buscaría un carrito, y me iría a Biruaca y después pasaría por Apurito, Achaguas y el Samán. Después pasaría por Mantecal, y allí llegaría a la Y, si uno coge a la derecha sabemos que va rumbo a Bruzual, pero no, yo me iría para más allá, yo seguiría a la izquierda, y me iría para Elorza, me iría para el Arauca, de nuevo a recorrer esa sabana que llevo en mi alma… Y llegaría hasta allá, hasta el caño Caribe, hasta las sabanas de Alcornocal y más allá, llegaría hasta el río Capanaparo, llegaría hasta el Caribali, hasta Barranco Yapal, y más allá. Si me tocara, mejor dicho, ya sé que no me tocará, pero si me hubiera tocado a mí la suerte de Lorenzo Barquero, que se lo tragó la sabana, yo hubiese estado de acuerdo. Sí alguien me hubiese preguntado ¿quieres tú el destino de Lorenzo Barquero, quedarte allá lejos en el Cajón del Arauca apureño, hasta que te saque el tiempo y te vuelvas terrón, y te vuelvas tierra, y te vuelvas agua de esta sabana? Yo diría ¡SÍ, SÍ Y MIEL VECES SÍ! Porque yo amo a esta tierra… ¡VIVA EL APURE!



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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