El martes de carnaval vi el programa de Mario Silva: "La Hojilla". Allí pasaron un video con varias declaraciones contra la revoluciona bolivariana y contra Nicolás Maduro. Los declarantes se dividieron entre los que están dentro del país y los que están afuera, como es el caso del periodista Rafael Poleo. Una de esas que me impresionó fue precisamente la de Poleo. Este señor que se declara adeco bentancurista, se atrevió a lanzarle loas a Augusto Pinochet. El piensa que más temprano que tarde, los pueblos terminaran por revindicar a Pinochet, gracias a que fue su oportuna su intervención en Chile la que evitó el debacle general; es decir, evitó que se implantara en ese país, las ideas socialistas de Salvador Allende.
Pero lo que más me llamó la atención es el llamado que él hace a nuestros militares para que intervengamos para evitar que la camarilla de Nicolás Maduro siga destruyendo a Venezuela. Palabras más, palabras menos, dijo el señor Rafael Poleo, desde el seno del imperio. Y añadió que no se podía esperar más una intervención. O sea, este "patriota" venezolano, desde su cómoda posición en la cual vive en Estados Unidos, lanza un SOS a los militares bolivarianos para que tomen el poder, y hagan lo que tengan que hacer.
Venezolanos, venezolanas: hagan tan solo un ejercicio mental, facilito, no van a gastar mucha energía. Sólo imagínense lo que va a pasar en este país si los designios del señor Rafael Poleo se cumplen. Por cierto, lo que piensa Poleo es lo que piensan casi todos los anidados en la nueva MUD. Amigo y amiga, lectores, Dios nos cuide de un golpe o una intervención tal y como la tienen concebida la derecha venezolana. Aquí, señores, la cacería de chavistas va a ser mayor que la cacería de los verdugos de los judíos en la era hitleriana, una vez que las fuerzas aliadas acabaron con el régimen de Hitler. En mi país, en tu país, en nuestro país, no alcanzaran los estadios ni las cárceles para meter a tanta gente revolucionaria. Acuérdense de lo que les estoy diciendo. Esto no es paja. No amigos y amigas, es la purita verdad. Y mientras los marines, con sus botas ensangrentadas, torturan a nuestros camaradas, y violan a nuestras mujeres, estos despatriados verán los toros desde la barrera, pues, no serán capaces de acercarse por estos lados, ni mover un dedo por defender la Patria. Estarán bien resguardados, con sus familias, en Miami, o cualquiera otra ciudad estadounidense.
